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Opinión

Señora, disculpe…  a usted  “no le entran las balas”

Catamarca está en vilo. Los ciudadanos estamos absortos y perplejos de los acontecimientos que están ocurriendo. Oficiales de alto rango, presos. Abogados que se ofrecen de testigo para dar a conocer “más detalles” del entramado narco. El cambio de abogado, la circunstancias de cómo ocurrió, la connivencia cuasi fraudulenta entre el Juez Federal y el ex segundo jefe de la Policía detenido, que lo recibió en su despacho a solas y antes de la indagatoria, algo que la ley prohíbe expresamente. La designación de nuevo defensor, íntimo amigo del Juez Federal y que a su vez es el abogado de todo el entorno  y de la señora misma, del padre, del hijo y del actual vicegobernador. No es una serie policial, es la provincia más pobre del país. ¡Es gravísimo! Ahora el Crio. General Carlos Alfredo Kunz está "protegido".

Tener en la cárcel a dos altos funcionarios policiales, jefes hasta hace pocos meses, de dependencias claves que hacen a la seguridad de los ciudadanos no es algo habitual, es en realidad un desorden institucional importante, del que hay que hacerse cargo.

Es “vox populi” que el problema del narcotráfico en Catamarca es muy grave, es parte de legado de impunidad y corrupción dejado por la ex gobernadora, ahora diputada nacional y con licencia “in eternun” del PAMI, postergando quizás a otro profesional de la medicina que podría estar brindando sus servicios a la tercera edad. La cuestión roza a altos funcionarios del Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, al Ministerio Público, a las Fuerzas de Seguridad, nacionales y provinciales, y la Justicia Federal. Ningún poder del estado queda a salvo de semejante desquicio.

Se sabe que muchos funcionarios y dirigentes políticos tienen una forma de gobernar muy particular, permanecen encorsetados en sus “realidades”. El principal método que utilizan es la negación. Niegan todo y cuando ya no saben que negar, comienzan a esgrimir que no hay pruebas y si aun ese argumento no resulta suficiente, dicen que no hay condena, no hay sentencia, no hay justicia.

Y es precisamente el punto. Niegan todo porque saben que organizaron la impunidad. Practican la dadiva y el clientelismo; dominan “la tropa” para las elecciones, controlan ambas cámaras, cubren los lugares estratégicos con parientes y amigos. Luego arman el relato, justifican la dialéctica con fuegos de artificio, compran a los medios, adormecen a la opinión pública con sueños que no existen. Se dice que la esquizofrenia es un trastorno de la personalidad que divide la mente en dos conductas bien definidas y que una y otra en apariencia no tienen puntos de contacto.

La esquizofrenia política, que también existe con la diferencia que es intencionada y consciente, consiste en elaborar un doble discurso, que obviamente se conectan, uno con otro... uno que se hace visible y es falaz y otro que se oculta y que se niega y que es el real e indisimulable. Durante los ocho años que estuvo al frente del Poder Ejecutivo, la señora tuvo un discurso, una dialéctica, un eslogan y una forma de comunicar sus acciones con publicidad “amiga”, que todavía algunos intrépidos llaman “prensa”, ¡por favor!, y hoy los hechos y la realidad comienzan a exhibir que el mundo de los sueños sólo está en Disney y es para niños.

Para participar del reparto, el sistema de la señora exigía una serie de requisitos ineludibles: anotarse en una especie de sociedad de fomento (dádiva y clientelismo), caso contrario seguirían siendo “pobres”. Los que se anotaron no sólo son pobres aun, sino que además ahora le agregaron un aditamento a su situación, pobres e infelices, que se creyeron el cuento de los sueños. Entre ambos sectores se ubican ese 43 % de la población que surge del INDEC, algo así como 160.000 mil catamarqueños que verdaderamente la están pasando mal. ¡Muchos comprovincianos señora! y no es cuestión de echar culpas a otros, sino de asumir su propia responsabilidad, teniendo en cuenta que tuvo mucho viento a favor y nada en contra. Terminó el mandato con saldo favorable en la cuentas públicas, comprando maquinarias y colocando remesas en plazo fijo.

Digamos las cosas por su nombre:  el populismo opera así, empobrece hacia abajo y tolera el delito, cualquiera sea su matriz, elimina la Justicia y organiza la impunidad. Y eso sucedió en Catamarca y los resultados están a la vista. Si pensaban que con la avalancha de cargos en el nuevo gobierno tapaban todos sus actos "non santos" por decirlo de algún modo, la detención de dos altos jefes policiales, las causas penales que tramitan en Tucumán, las escuchas telefónicas, la orden judicial al ahora Fiscal amigo, el que tiene que investigar el patrimonio de los socios políticos de su padre, los cambios en la Aduana,  les comienza a marcar que el poder de otrora comienza a extinguirse, ya no pueden manejar todos los resortes, sencillamente porque el poder hoy, lo tienen otros.

Pero a la señora “no le entran las balas” figuradamente. Es una dirigente política que a lo largo de su carrera ha mostrado una terquedad poca veces vista, tanto que nunca ha hecho una autocrítica, no sabemos si porque su entorno no se lo permite o porque ella no quiere hacerlo. Muchos siguen convencidos que sus dos mandatos fueron los mejores, pero se sabe que “realidad mata relato” y hoy el ambiente que se observa comienza a mostrar la oquedad de su gestión, de la manera más cruda. Y su entorno lo sabe.

De ese modo que no ha hecho otra cosa que negar la realidad y hoy la realidad es insoslayable, se la lleva puesta, está ahí a la vista de todos, justamente en materia de Seguridad y Justicia, dos sectores claves en cualquier administración.  Hoy Catamarca ya se define como un narco-Estado donde altos funcionarios policiales, toda la Justicia Federal y los Fiscales de Estado, el anterior y el actual, están duramente cuestionados, por la mayoría del opinión pública, por estar vinculados directa o indirectamente, activa o pasivamente, con el narcotráfico, con zonas liberadas, con fuerzas de seguridad provinciales y nacionales corrompidas, no todos sino algunos malos funcionarios que ensucian a todos, en especial a lo institucional.

Señora, disculpe que seamos insistentes, pero todo lo que está sucediendo ahora es su responsabilidad, lo mismo que sus “alfiles”, los fiscales de estado, entrante y saliente, y la plana mayor de la Policía de Catamarca, algunos increíblemente premiados con puestos políticos que le garantizaran la protección personal, y también una forma sutil de asegurarse el silencio. El barco del nepotismo y de la impunidad, hace agua por todos lados.

Todos deberían renunciar y ponerse a disposición de la Justicia, el problema es que a usted no sólo no le entran las balas sino que se las ingenió para que en Catamarca no exista el poder judicial, solo la impunidad. Estamos en serios problemas y queda claro que el objetivo es hundir “el barco” si ese fuera el caso, el anterior y el actual.

Si verdaderamente quieren salvar a la provincia, todos los funcionarios del gobierno anterior y casi todos los diputados oficialistas, con honrosas excepciones y la totalidad de los senadores, incluidos los que votaron el pliego del fiscal impugnado, deberían dar un paso al costado y permitir que las nuevas autoridades reconstruyan la provincia, que verdaderamente es tierra arrasada por donde se la mire.

No hay agua suficiente para abastecer a amplios sectores de la población, la energía es carísima y la administración del  recurso fue totalmente oscura y vidriosa; la minería, una insondable caja negra, la Salud Pública y el Hospital San Juan Bautista, en estado lamentable; las rutas provinciales en estado calamitoso; las obras hidráulicas para los productores nogaleros, abandonadas; alto gasto público y despilfarro de recursos (miles de lineas de telefonos celulares), altos índices de pobreza, juego y marginalidad; proliferación de adicciones y embarazos adolescentes. Alta deserción escolar; Inseguridad, narcotráfico y corrupción policial. Y todo sin que funcionen las garantías constitucionales. ¡Así no se puede vivir señora!

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