El famoso médico, alquimista y astrólogo suizo de la edad media conocido como Paracelso (1493 - 1541), decía que toda sustancia puede ser veneno dependiendo de la dosis. Y así es. Por ej., prácticamente todos los medicamentos tienen una dosis que es terapéutica, y que en exceso se convierte en tóxica (lo que siempre es advertido en los respectivos prospectos). O, a la inversa, muchos venenos son terapéuticos en dosis adecuadas.

Por ejemplo, el Trióxido de Arsénico que se utiliza para el tratamiento de cierto tipo de cánceres. O el popular y difundido antiespasmódico Atropina, extraído de la Atropa Belladonna (del Italiano "bella donna" (mujer hermosa), planta utilizada en la edad media por las mujeres para dilatar sus pupilas y parecer más bellas ( y actualmente por los Oftalmólogos), y también terrible veneno usado frecuentemente en la misma época de la historia, para deshacerse de rivales políticos o amorosos, o en las líneas sucesorias de algún trono o cargo de poder. O la digital, utilizada empíricamente para tratar ciertas dolencias desde el siglo VI, y como medicamento muy difundido en Cardiología desde el siglo XVIII, y que, aún hoy seguimos utilizando, extraído de las plantas Digitalis lanata y purpúrea , que se cultivaban en los jardines en la antigüedad para ser utilizadas también como poderoso veneno.

En este sentido, es sorprendente saber que las semillas de las exquisitas manzanas contienen una muy pequeña cantidad de cianuro, un veneno mortal.

En realidad contienen amigdalina, que es una sustancia química precursora del cianuro. La amigdalina es un compuesto que existe en las semillas de frutas como las manzanas, pero también en peras, ciruelas, duraznos, almendras, entre otras.

Es característico el olor a almendras amargas que se menciona en las novelas clásicas de detectives con el que descubren el envenenamiento con cianuro.

La amigdalina es tóxica para los seres humanos al convertirse en cianuro, que interfiere con el proceso de transporte del oxígeno por parte de los glóbulos rojos de la sangre, por lo que termina causando asfixia tisular.

El principal efecto nocivo y letal de las diversas variedades de cianuro, es el impedir que el oxígeno transportado por los glóbulos rojos llegue a las demás células del organismo, interfiriendo así el proceso de la respiración celular.

Con la disminución en la utilización de oxígeno por parte de la célula, se produce una hipoxia citotóxica, con alteración de la homeostasis y acumulación de ácido láctico, generalmente letal.

Dónde más daño va a causar el cianuro es en aquellos órganos que consumen más oxígeno y por tanto están más irrigados, como son el corazón y el cerebro.

Los síntomas de una intoxicación por cianuro son, groseramente, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, midriasis, falla cardíaca y respiratoria y muerte.

Para un adulto de unos 70 kg, consumir un 1 gramo de este compuesto puede ser fatal.

Pero, tranquilos, ¿Qué cantidad hay en las semillas de manzana? Una semilla contiene apenas 1 a 2 miligramos de cianuro, por lo que se necesitarían 50 a 100 semillas, o más, para una dosis letal; así que tragarse una o todas las que contiene una manzana ( unas 8 a 10) no es suficiente para causar ningún daño. Además, el cianuro que contienen las semillas está protegido por el pericarpio, o sea las cubiertas duras de las mismas. Por lo tanto tragar las semillas de una fruta sin masticarlas no es un problema, ya que se las elimina enteras, intactas, y si llegaran a masticarlas y romperlas, la cantidad de cianuro presente es tan mínima que el organismo se encarga de la desintoxicación sin sufrir ninguna consecuencia.

Así que, que no cunda el pánico: si se comen las semillas de una manzana o pera ( o de dos, o tres), no se preocupen no pasa nada; pero mejor, eviten hacerlo; descártenlas (Por las dudas, como decía mi mamá).

(*) El autor de la columna es doctor en medicina