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Opinión

¿Pescado podrido o encubrimiento agravado?

Editorial

Circula por distintos ámbitos de la provincia, especialmente por las redes sociales, un sofisticado “paper” impreso digitalmente en Adobe Acrobat por el Ministerio Público Fiscal, indicando que se trata de un “mensaje a la comunidad” que coincide con el primer aniversario del crimen de Rojitas. ¿Desde cuando los fiscales hacen comunicados a la sociedad?

Si se repasan las acciones combinadas del poder ejecutivo provincial y éste “paper”, la primera conclusión a la que arriba un chico de 15 años, es que estamos ante un armado específico básico, porque si bien es cierto que para aceitar los caminos de la corrupción y de la impunidad, son expertos, para encubrir un crimen, son básicos. Veamos por qué:

Ramón Juan Carlos Rojas era sobre todo un sindicalista de ley y un peronista auténtico, de recta acción, honesto y un buen hombre de familia. Y fue designado por el gobernador en un ministerio clave, por complacencias de amistad o devolución de favores. Una pésima decisión porque colocó al mejor dirigente en el peor lugar.

Si se observa el video de la entrevista de Marcelo Bonelli a Raúl Jalil, cuando el periodista va derecho al grano a preguntarle sobre el asesinato de Juan Carlos Rojas, el rostro de Jalil entra en un cono de sombras, porque en vez de hacer algún tipo de consideración, piensa directo en el “paper” de la Fiscalía de Costilla, al que por razones obvias ya había tenido acceso, como si dicho escrito fuera un accionar del ámbito jurisdiccional, haciendo solapada referencia a la la división de poderes, como si la Justicia fuera independiente. Y claramente no lo es, desde que él mismo se encargó de disolver el Consejo de la Magistratura con argumentos formales.

El paper de Costilla no sólo es pescado podrido, sino que acentúa la figura del encubrimiento agravado. El pescado podrido es una metáfora de aquello que cargas en tu conciencia, pero de lo cual no quieres hablar: o sea, que cuanto más lo escondes, peor huele. Es una metáfora de un miedo o una ansiedad; algo que solamente se pondrá peor si no lo reconoces y te ocupas de ello. El gobernador en su infantilismo intentó esquivar el bulto de la pregunta, relacionada directamente con su responsabilidad de ser el superior inmediato de la persona fallecida en forma violenta.

La referencia que hace el representante del ministerio público respecto de las dos operaciones de autopsia sobre el cuerpo de la víctima, ponen de manifiesto la segunda parte del título de éste editorial, ya que el párrafo en cuestión intenta minimizar los groseros errores de la primera operación cuya intencionalidad se vio plasmada en la mala praxis de fiscal Palacios, cuyo padrino político, Ruben Dusso lo salvara de una destitucion segura.

¿Qué pretenden los autores del libelo? ¿Confundir aún más a la opinión pública? Es posible que algunos incautos, desconocedores de la criminología compren estos embustes, nosotros no y por eso opinamos de ésta forma, para llevar claridad contra los intolerables manejos del poder político que en este caso busca denodadamente el encubrimiento como camino hacia la impunidad, esa que ellos suscriben con ahínco.

El papelucho, que se monta o mejor dicho que se pretende montar por encima del informe de la Corte Suprema, insiste en orientar las sospechas hacia el hijo de juan Carlos Rojas, Fernando y mantener el estado de sospecha sobre la encargada de limpieza del hogar del ex ministro. Todo para tapar los verdaderos móviles del crimen que apuntan directamente a la corrupción generalizada que impera desde 2011 a la fecha.

El encubrimiento agravado es un delito que se encuentra regulado en el Código Penal de la Nación Argentina y se configura cuando una persona impide o perturba el accionar de la administración de justicia con encubrimiento. El documento encriptado por Costilla une la seriedad de informe pericial de la Corte Suprema con un folleto de cobertura premeditada que el gobernador conocía perfectamente cuando fue entrevistado por Bonelli, y prefirió callar. El conoce el móvil del crimen mejor que nadie y también sabe que nunca habrá justicia para Rojitas.

Con respecto al hijo, lo envuelve en un manto de sospecha sin presentar ninguna prueba concreta y solo haciendo hincapié que fue quien descubrió el cuerpo de su padre fallecido sin poder advertir que el mismo había sido asesinado. Se habla de un localizador digital de personas o de los rastreadores de Google, pero no se prueba la presencia real en el lugar de los hechos ni del hijo ni de la mucama en el tiempo que se presume se produjo el ataque mortal al ministro.

No debemos olvidar jamás, que atrás del crimen de Rojitas se esconde la mayor caja política de la provincia de Catamarca como es el ministerio de Desarrollo Social, la que administra planes sociales, la que recibe cuantiosas cifras de nación fuera de control y que tuvo entre otros oscuros personajes a Daniel Barros (2013/2017) en parte de los dos mandatos de Corpacci y a los Rivera, padre e hijo durante el gobierno de Jalil. Hasta que llegó un funcionario honesto que se negó a convalidar las inconsistencias manifiestas en las rendiciones anteriores a su gestión, su sentencia de muerte, algo así como andar en patas en un nido de víboras.

Relato oficial Crimen de Rojas planes sociales Desarrollo Social

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