Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
{{dayName}} {{day}} de {{monthName}} de {{year}} - {{hour}}:{{minute}} hs.
Dólar (BNA): $861,50 / $901,50
Dólar Blue: $1.020,00 / $1.040,00
Dólar CCL: $ / $
Dólar MEP: $1.035,03 / $1.035,73
Peso Chileno: $95,18 / $95,45
Opinión

La historia de Alfredo Nobel, inventor de la dinamita  

Alfredo Nobel, nació en Estocolmo el 21 de octubre de 1833, en el seno de una familia dedicada a la industria de torpedos y astilleros.

Se  educó en San Petersburgo  y en Estado Unidos de América, sobresaliendo como químico y filántropo.

En el año 1866, dedicado de lleno a la investigación, inventó la dinamita, explosivo muy potente, cuyo objetivo, según sus manifestaciones, fue con fines industriales.

Pero la ambición, el odio, y las ansias de poder, de los hombres, fijaron otras derivaciones para el uso de la dinamita: el bélico. La guerra fue su fruto y las consecuencias catastróficas.

A este invento se agregó la creación de la industria de la nitroglicerina y de la pirotecnia moderna. En 1884 creó un método para la destilación del petróleo. Su aplicación fue la base del éxito de esta actividad en Rusia.

En 1888 Nobel ideó una pólvora sin humo que la denominó balistita, y una gelatina explosiva. También inventó un gasómetro, el freno automático y una caldera inexplosiva. Perfeccionó el uso del ácido sulfúrico y la industria de la fundición del hierro.

Todas estas patentes de invención le permitieron a Nobel reunir una considerable suma de dinero, algo que haría feliz a cualquier mortal. Pero, sin embargo, era consciente que el fruto de sus investigaciones había desembocado en un instrumento de terror, como era la dinamita.

Ello lo lleva a realizar un testamento en 1895 en el que disponía que las rentas obtenidas de sus bienes se distribuyeran en premios anuales, destinados a aquellas personas que realizaran descubrimientos relevantes en las ciencias de la Física, la Química y la Medicina. Esta distinción se hacía extensiva a otros campos del quehacer humano ya sea en las letras o en su actividad en pos de trabajar con eficacia para lograr la Paz en el mundo.

La organización de la entrega de estas distinciones se determina de la siguiente manera:

1º) El premio de Física y Química lo otorga la Academia de Ciencias Naturales.

2º) La distinción a la Medicina lo hace el Instituto Carolino de Estocolmo.

3º) El correspondiente a Literatura lo concede la Academia Sueca de Estocolmo.

4º) El premio de la lucha por la Paz es otorgado por una comisión de cinco Miembros elegidos por el Parlamento de Noruega.

Alfredo Nobel estipuló largamente en su testamento que la concesión de estas distinciones no tuviese en cuenta la nacionalidad, de manera que sea otorgada al más digno.

Sin embargo, uno de los galardonados con este premio don Teodoro Roosevelt dijo alguna vez que “ningún triunfo pacífico es tan grandioso como el supremo triunfo de la guerra”. En 1906 le dieron el Premio Nobel de la Paz.

La muerte de Nobel, ocurrida en San Remo el 10 de diciembre de 1896, marca que todos los años en ese día se celebre una sesión donde las corporaciones adjudicatarias anuncian los nombres de los candidatos favorecidos.

Dicho galardón consiste en una suma de dinero, un diploma y una medalla de oro. El elegido queda obligado a publicar su trabajo sobre el tema por el que recibió el premio.

A mediados del año 2001, 30 ganadores del premio Nobel de la Paz se reunieron en Oslo  para debatir como hacer que el siglo XXI “…Sea más pacífico que el anterior…”. Bajo el eco de las metrallas que retumbaban en Oriente Medio y Afganistán.

Una luz de esperanza, experimentábamos, cuando por los canales de televisión veíamos, nada más ni nada menos que a los representantes de los países enfrentados: Arafat, Shimon Peres, Yitzak Rabin y otros.

Y todos sentíamos que la paz podía reinar en el mundo.

Sin embargo, los últimos hechos de violencia (acto de terrorismo, como el ataque a la AMIA, a los Torres Gemelas, las amenazas reciente de Irán  de una ataque terrorista, en la que estarían incluidos varios países,  y la presentación de un submarino nuclear, para mostrar su poderío) están haciendo peligrar la paz. Las condiciones están casi dadas. Los países en choque o en pugna son claramente visibles. El árabe-israelí amenaza arrastrar a todos. Unos y otros son poderosísimos en armamentos y detrás de ellos, están las más grandes potencias bélicas.

Aquí vale recordar lo que Henri Barbuse escribía desde el frente de batalla de la primera guerra mundial, a su esposa… preanunciando la segunda guerra. “… Será dentro de un plazo dado, seguida de otra guerra que consumará la ruina entre los hombres del viejo mundo…si de aquí y de allá los pueblos a los que se lleva a la hoguera no toman finalmente la simple y lógica resolución de tenderse la mano unos y otros por encima de los prejuicios de las tradiciones y de las razas, a pesar de los deseos de los gobernantes y por encima de todas las estupideces del orgullo bélico y de la gloria militar…”.

Hoy la Paz en el mundo, nuevamente está amenazada. Siguen prevaleciendo los mismos elementos de entonces: las armas (cada vez más sofisticadas) los mismos prejuicios, los mismos pretextos (el desarme) pero en el fondo las causas son las mismas (económicas).

Los mismos orgullos bélicos que otorga la gloria militar, que pareciera: (como dice Alors Marchez) “que tiene ahí dentro del corazón la nostalgia febril del fusil y el cañón… ¿Es que piensan otra vez inventar Waterloo…?.

Según John Galbraith (uno de los más grandes analistas políticos internacionales de este siglo) “… En los Estados Unidos y en la ex Unión Soviética y en otros países en menor medida, las armas nucleares son perfectamente capaces de acabar con la vida en este planeta. Y esto va a ocurrir cuando algún político ignorante o temerario asuma un puesto de autoridad y el control de este armamento y desate una guerra nuclear… Esta es la mayor amenaza a la que nos enfrentamos…”

Por ello fundamos esperanzas para que brille en las naciones enfrentadas no sólo un resplandor de humanidad sino un resplandor de razón. Para que no tengamos que sufrir una tercera guerra mundial que ahora sí consumará en ruinas a toda la especie humana. Si los pueblos enfrentados entre sí no toman esa simple decisión de tenderse unos a otros las mano de la Paz.

 

 

(*) El autor de la columna es Profesor de Historia (UNCA)

 

 

 

Alfredo Nobel Argentina Catamarca Dinamita humanidad inventos Premio Nobel de la Paz

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso