• Palabras más, palabras menos, esa fue la expresión que utilizó la ex presidente Cristina F. Kirchner para comunicarle a Alberto Fernández que le ofrecía ser candidato a presidente por Unidad Ciudadana. 24 horas después le dio el sí.

La realidad es que se unieron diversos factores para que finalmente la ex presidente declinara ser nuevamente candidata a presidente de la Nación en la elecciones de octubre y se ubicara en segundo término en la fórmula por detrás del gran amigo de Néstor Kirchner, Alberto Fernández.

Fue una semana agitada donde el ahora candidato a presidente fue el encargado de embarrar la cancha presionando a los miembros peronistas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, alegando que el primer juicio por corrupción en el contratación de la obra pública, cuyas pruebas fueron reunidas por las nuevas autoridades de Vialidad Nacional, que constataron un faltante de $ 46.000.000.000.- no podía iniciarse sin antes el alto tribunal se expedía por los nueve incidentes de nulidad, que luego de ser rechazados por la Cámara de Casación Penal, habían llegado al más alto tribunal mediante el último recurso procesal, que es el recurso extraordinario y la queja, en caso de denegatoria. Una chicana procesal en medio de la desesperación.

Nueve nulidades, nueve recursos extraordinarios y las pertinentes quejas, todos sin resolver fueron las excusas del ahora candidato a Presidente de la Nación para frenar el primer juicio oral de la saga por corrupción y el latrocinio más grande de la historia Argentina.

Alberto Fernández culpó al Gobierno Nacional de haber influido para que la Corte Suprema devolviera el expediente después de sacar fotocopia y certificarlas, y de ésta manera confirmara que no habría ninguna suspensión del juicio oral.

Alberto Fernández logró parcialmente su cometido, porque en las primeras horas parecía que el Tribunal Superior pedía la remisión de los cincuenta cuerpos que componen la causa, la suspensión del inicio del juicio oral era una posibilidad muy concreta, si tuviera que tomarse todo el tiempo para resolver cada incidente.

La realidad es que, salvo breves declaraciones de Peña y Garavano, el gobierno nacional se mantuvo al margen de la cuestión procesal entre el TOF 2 y la Corte Suprema de Justicia. La reacción popular, el cacerolazo y el periodismo fueron los grandes artífices de la defensa de las instituciones y el salvataje de la independencia del poder judicial, dañada innecesariamente por el partidismo con el que está contaminada la actual Corte Suprema de Justicia de la Nación, para desgracia de todos los argentinos de buena voluntad.

Sin embargo, el tiro les salió por la culata. El escenario menos pensando y al mismo tiempo, el más temido se produjo. La reacción de la opinión pública que a través de las redes sociales se hizo sentir, fue de tal magnitud que el repudio social hacia la Corte Suprema, obligó a que sus miembros no tuvieran más remedio que recular y mediante un confuso dictamen pusieron paños fríos a la reacción masiva de la gente, que se expresó con mucha fuerza en la ciudad de Buenos Aires, que es donde viven la mayoría de los jueces. Los ciudadanos juntaron 280.000 firmas en 24 horas y prometían una movilización masiva para envolver el Palacio de Tribunales para repudiar y desprestigiar a cuatro miembros que anteponen sus ideologías por sobre los intereses genuinos de la Nación.

Atrás quedaron las mieles de la presentación del libro y el triunfalismo exagerado de Cristina, cuyas huestes agotaron la primera y segunda edición para luego regalarlos en los andenes de los trenes suburbanos de la ciudad al mejor estilo panfletario de los gobiernos peronistas, esta vez con forma de libro.

La visita a la sede del PJ, otrora enemigo de sus intereses, y de sentimientos incisivos y groseros hacia el sitio partidario de Perón y Evita; las causas de los cuadernos, que a pesar de los intentos se mantiene en pie; su paralela e inverosímil causa de los espías truchos, del juez K, Ramos Padilla, que finalmente será resuelta en la Cámara de Casación Penal cuyos miembros no pertenecen a Justicia Legítima, como sí los de la Cámara Federal de Mar del Plata, que rápidamente confirmaron la competencia del impresentable Juez Federal de Dolores. En semejante batifondo y el excesivo viento en contra, fueron llevando a Cristina Kirchner a un callejón sin salida.

Lo cierto es que Florencia Kirchner desde Cuba o Miami, nadie sabe bien donde reside, le pidió a su mamá que no se presentara para ser presidente por tercera vez, sumado al fracaso de suspender el juicio oral por la corrupción de la obra pública y el natural desgaste que debería soportar siendo candidata y en simultánea leer todos los días, el relato de los testigos y la acusación del Fiscal de Juicio, que para colmo de males es probo y digno representante del Ministerio Público Fiscal, que no es poca cosa. Cristina se bajó bastante y posible que se baje del todo.

A ésta altura, ya se vislumbra un tendal de heridos con la sorpresiva e incongruente decisión, tomada en soledad. Ante la noticia, los primeros y más disgustados fueron los propios kirchneristas, que ante una nueva e inconsulta elección a dedo, fiel al estilo del finado, ya comenzaron a denostar al candidato "electo". Por caso, el lenguaraz de Guillermo Moreno, ya dijo que alberto Fernández era de todo, menos bonito y siguen las firmas... Pichetto, quedó desairado, y no sería extraño que para fortalecer la formula de Alternativa Federal, le baje el pulgar en el Senado y deje sin fueros a Cristina. A Duhalde le pareció un chiste. Massa quedó desconcertado.

Todos querían a Cristina Kirchner para el arrastre de la primera vuelta, esperaban que jugase el as de espadas, ganase en primera y sin embargo jugó un ancho falso y hacer primera con el "culo sucio" es muy difícil.