Conforme se acercan las fechas de las elecciones, éste año tendremos dos, en Catamarca comienzan a proliferar distintos tipos de fraudes electorales. Los primeros en aparecer se vinculan con la sustitución de identidad o la multiplicidad de existencia de personas desconocidas en un mismo domicilio, en el que no residen habitualmente, sea en los departamentos, localidades y también de la provincia. Es decir, que no solamente “migran” electores entre ciudades de nuestra provincia, sino que son capaces de traer electores de otras provincias.

Es sabido que la actual crisis económica fue autogenerada por lo que muchos califican el peor gobierno de la historia argentina, donde entre otras cuestiones la alta inflación está haciendo estragos en el poder adquisitivo del salario. Ante esa situación, muchos intendentes vislumbran que para ellos puede ser el principio del fin, fenómenos que se presenta con mucha fuerza en el interior, donde temen perder sus bastiones en manos de la oposición, justamente porque la gente, el ciudadano de a pie comienza a hartarse de vivir cada día peor y los gobernantes siempre son los mismos. La posibilidad de perder el poder en ese contexto es real y es ahí donde comienzan a hacer cualquier tipo de trampa con tal de retenerlo.

Hay muchas formas de hacer trampa en las elecciones y esa es la razón por que el peronismo se niega a modernizar los regímenes electorales, sea pasando a la boleta electrónica o eliminando la lista sábana. Simplemente rechazan cualquier atisbo de cambio en ese sentido porque saben que en elecciones libres… de fraudes pierden categóricamente.

Primero fue en el Departamento de Antofagasta de la Sierra, donde se formuló denuncia por la presencia en el padrón de gente que no reside allí y que el día de la elección –paga mediante- aparecen solo a votar y luego desaparecen. Un hecho similar se presentó recientemente en el Departamento de Santa Rosa, en la localidad de Bañado de Ovanta donde ya son más de 600 los casos denunciados de posible fraude.

La utilización de un domicilio con fines fraudulentos es el primer paso entre las graves infracciones electorales. Luego hay otros. Y los intendentes, con tal de retener el poder y los privilegios son capaces de hacer cualquier cosa. En nuestra provincia, las fechorías y las trampas encuentran el aliado ideal en la justicia con competencia electoral, sea local o nacional. Se sabe que Catamarca es el reino de impunilandia, donde se denuncia y las denuncias caen en saco roto porque los funcionarios judiciales han sido cooptados por el poder político, de manera que el fraude la mayoría de las veces queda impune.

Existen otras formas de hacer trampa en las elecciones, y muy importante que los electores estén atentos y defiendan sus derechos civiles.

Otros casos de fraudes electorales

1) Suplantación de la identidad: consiste en votar en lugar de personas fallecidas o de electores que están en el padrón, pero que no tienen la obligación de votar. Por ejemplo, mayores de 70 o menores de 18 años u otros que viven en el exterior y no han cambiado su domicilio.

2) Embarazo de urnas: esta variante se comete antes del inicio de los comicios y consiste en meter sobres con boletas adentro de la urna para inflar el caudal de votos de un determinado partido. Al final, eludiendo a los fiscales, se altera en el padrón la cantidad de votantes, para emparejar la cantidad.

3) Suplantación del presidente de mesa: si bien la acción no constituye fraude, es un paso fundamental para permitir acciones de este tipo. Ocurre cuando se envían citaciones a gente que no vive más en el domicilio o que ha fallecido o directamente se le paga a la autoridad citada para que se ausente el día de la votación. Entonces, su lugar lo toma la primera persona que está en la fila durante la elección, alguien que ya fue “comprado” por un partido político.

4) Traslado de votantes: la práctica en autos particulares, taxis o colectivos en sí no es fraudulenta, salvo que se la utilice para poder armar cadenas de votantes a cambio de un pago cuando retornan al vehículo. (Moneda corriente en los Departamento de Antofagasta de la Sierra, La Paz y Santa Rosa, todos de nuestra provincia de Catamarca)

5) Voto en cadena o calesita: esta modalidad comienza con el robo (o entrega si se logró infiltrar al presidente de mesa) de un sobre vacío firmado previamente. Éste se le pasa cerrado a un votante, ya adentro con la boleta del partido al que se quiere beneficiar. Cuando sale del cuarto oscuro y deposita el sobre que trajo en la urna, antes de recibir la recompensa, el votante tiene que entregar vacío el sobre firmado que él recibió cuando se presentó para votar para que el puntero meta allí nuevamente la papeleta del espacio que comete fraude para que otro elector haga lo mismo y, así, hasta formar una cadena.

6) Adulteración de boletas: sucede cuando se colocan papeletas falsas de partidos a los que se quiere perjudicar con el objetivo de que ese voto termine impugnado. Los pillos de turno suelen utilizar las boletas de la elecciones PASO en la generales y luego en el escrutinio están avisados que muchos votos son anulados o impugnados por ese motivo. Esa situación altera sustancialmente los porcentuales de cada fuerza. Obviamente que las boletas falsas son sembradas por los fiscales de mesa que reponen boletas cuando así lo permite la autoridad de la mesa.

7) Robo de boletas: es una de las metodologías más denunciadas y sucede durante todo el proceso de votación dentro de los cuartos oscuros. Otra de las vergüenzas que presenta el sistema de boletas de papel. Estamos el siglo XXI, votando casi como se hacía a principios del siglo XX. Los picaros que saben que las fuerza minoritarias no cuentan con aparato de fiscalización, debilitan aun más a esos pequeños partidos, sustrayendo las boletas de la mesa. Saben que las mismas no serán repuestas.

8) Adulteración de actas: ocurre una vez terminado el proceso de votación y consiste en modificar los resultados reales de la elección en las planillas donde se vuelcan los números finales de cada mesa, haciéndolos coincidir con el telegrama y suponiendo que esa urna no se abrirá más. Esta infracción prácticamente está desapareciendo por la presencia de los teléfonos celular y sus respectivas cámaras fotográficas.

9) Volcar las urnas: si no hay fiscales, es común que se cambien casi todos los sobres poniendo los del partido que hace el fraude, casi siempre el oficialismo. Otra variante es la sustitución de la urna completa antes de enviarla al Correo o aún sobre el vehículo en el que se realiza el traslado. Este es uno de los graves delitos electorales que se comenten y siguen impunes.

10) Caída del sistema o corte de luz: significar aludir a problemas técnicos o interrumpir el suministro eléctrico para modificar los resultados de los comicios. Esa situación se ido agravando con la presencia de sistemas electorales de carga de datos que ya vienen “pinchados” por los mismos programadores contratados.

11) Clientelismo y dádiva: son las prácticas fraudulentas que no se da necesariamente el día de la elección y que consiste en concederle favores, beneficios o dádivas al elector a cambio de su voto.

12) Coacción o presión: consiste, principalmente, en impedir que la persona elija libremente amenazándola con sacarle algún beneficio o prestación o acompañándola al lugar de votación con el fin de manipular su decisión. algo muy habitual en Catamarca, donde miles de votos se dirimen por factores extorsivos vinculados a planes sociales o empleos públicos de favores.

Mientras se vislumbran todas estas prácticas deleznables, la oposición sigue enredada entre quienes serán los candidatos, descuidando temas cruciales que hacen al ejercicio del sufragio popular, uno de los principales derechos consagrados en la Constitución Nacional, que en la Argentina se encuentran seriamente cuestionados por ser vetustos y prestarse a estas maniobras, que permiten deslegitimar las elecciones libres como método genuino y transparente de elegir a los representantes del pueblo de la nación.