La generación de divisas, el crecimiento económico, la creación de nuevos puestos de trabajo, y la redistribución del ingreso para corregir desequilibrios regionales, son algunos de los efectos más importantes de los viajes como actividad económica. Al conjunto de actividades originadas por el desplazamiento de personas fuera de su lugar de residencia habitual, invirtiendo en sus gastos recursos no provenientes del centro receptivo, se lo conoce por Turismo. Y se lo reconoce como sector generador de divisas y como candidato ideal a atenuar la recesión a nivel local y global. Como actores fundamentales de esta economía en riesgo debe considerarse los puestos de trabajo y las pequeñas empresas: mantener un alto índice del empleo vigente permitirá un continúo consumo de bienes y servicios, a la vez de generar menor afectación de gasto público en el mediano plazo para garantizar las necesidades básicas hasta tiempos recientes satisfechas en familias de clase media.
De acuerdo a las mediciones realizadas por la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, previo a la pandemia por Covid - 19 por la que atraviesa la humanidad, el crecimiento a nivel mundial de las llegadas de turistas internacionales y de los ingresos se adelantó durante la década anterior al año 2020 al de la economía mundial, y tanto las economías emergentes como las avanzadas se han beneficiado del aumento de los ingresos provenientes del turismo. Las exportaciones turísticas crecían más deprisa que las exportaciones de mercancías, lo cual redujo en muchos países el déficit comercial. Una décima parte de los empleos del mundo llegó a ser generado por la actividad económica de turismo y viajes. Coincidiendo, los estudios realizados por la Cámara Argentina de Turismo ratifican que esta actividad económica no sólo genera crecimiento, empleo y efectos multiplicadores en las actividades directamente vinculadas, tales como alojamientos, establecimientos gastronómicos y agencias de viajes, sino también en una gran cantidad de otras indirectamente relacionadas. Esto se debe a que la actividad económica de turismo y viajes, satisface la demanda completa de bienes y servicios del viajero mientras éste se encuentra fuera de su lugar usual de residencia. En Argentina, el turismo - con un aporte al PBI del 7,6 por ciento- se presentaba como una de las principales actividades económicas y, en el caso de los ingresos por turismo receptivo, representaba el cuarto sector exportador en importancia, impactando también en la recaudación fiscal.
El turismo es una actividad socioeconómica de interés público y cultural para las provincias y ciudades argentinas y, a través de sus organismos estatales y mixtos, éstos persiguen (a menos en teoría) el fomento y promoción del turismo receptivo tanto de público nacional como internacional, ejecutando para ello políticas públicas, registrando y fiscalizando servicios turísticos. La regulación permite el desarrollo y la promoción de productos y servicios turísticos por parte de los organismos respectivos. Es función de ellos el control sobre los servicios turísticos y sobre el cumplimiento de las obligaciones fijadas para los prestadores turísticos.
El 100% de los destinos mundiales ha restringido en diferentes medidas los viajes a causa de la pandemia. La paulatina apertura al turismo salvará empleos, protegerá medios de vida y permitirá que el sector retome su papel vital en impulsar el desarrollo sostenible. Un problema que ya se anticipaba durante los primeros meses del confinamiento era la estigmatización del Turismo, lo que representa más que una amenaza, la conveniencia de convertir el conflicto en Gobernanza, abordando la problemática desde una gestión de riesgos, para mitigar los efectos negativos y capitalizar las oportunidades de los mismos. Según los análisis de la Organización Mundial del Turismo, se esperaba el recupero del turismo internacional en la Argentina y la región para 2021. Los factores que determinan que ello suceda efectivamente exceden a la apertura de fronteras, y son obstáculos que impactan también en los viajes domésticos. Así, el aislamiento preventivo, las restricciones en viajes, junto con las consecuencias de la recesión económica y las políticas gubernamentales que se lleven a cabo para potenciar el turismo forman una red de variables que afectan en los resultados en esta actividad.
Según los informes realizados por el Estudio Singerman & Makón en junio de 2020, a pesar de la disminución de ingresos del 60% de las familias, un 15% pudo aumentar su capacidad de ahorro, producto del ahorro forzoso que generó el descenso de los consumos habituales. Las decisiones de consumo se vieron afectadas en primer lugar por la pérdida de poder adquisitivo, seguido por el miedo a una crisis económica, producto de la pandemia. Sin embargo, los encuestados manifestaban la elección - ante la apertura de actividades - de destinar parte de sus ahorros en consumo de servicios turísticos. Las medidas de seguridad sanitaria en los destinos pasaron a ser consideradas como incentivos prioritarios, el 72% de los encuestados ponderaba altamente la relevancia de la seguridad sanitaria ante la elección de viaje, aún por sobre variables tradicionales como precios en destino, costos del transporte y calidad del servicio. Dos de cada tres encuestados elegía viajar dentro del país luego de la cuarentena.
El tiempo que la exportación de turistas sea retardada o disminuída, es decir, que los viajes al exterior se vean aplazados, constituye la ocasión de potenciar el turismo interno, diversificando la elección de destinos y potenciando un consumo más responsable. Resulta de la crisis la oportunidad de actuar sobre un reequilibrio territorial del Turismo en Argentina.
La Ley es el mecanismo que tiene un Estado para regir la conducta social en pos del bien común. Es a través de leyes que se ordena la elaboración de planes de acción para el desarrollo, actualización, puesta en valor y modernización de la oferta turística. La Ley, en el sentido amplio de la palabra, abarca - o debería abarcar - el conjunto de normas para garantizar la sanidad en toda la experiencia de los destinos.
Año tras año, los estudios del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo reflejan que el turismo doméstico representa en Argentina alrededor del 80% del flujo total en términos de visitantes y pernoctes, por lo que la reactivación de la movilidad interna es tan inminente como prioritaria. Asimismo, los temores que pudieron suscitarse en torno a los viajes al exterior o hacia grandes aglomeraciones, constituyen una oportunidad de reactivar el turismo interno. Esta incertidumbre hace a la vez pertinente trabajar con un modelo ágil y de pronta aplicación, recibir y evaluar la devolución del "nuevo viajero" y adaptar en consecuencia los métodos o los propósitos aunque signifique ajustar las estrategias hasta ahora planteadas
En el contexto que atraviesa la Argentina y el mundo entero, para asegurar el disfrute de los servicios turísticos, también es necesario combatir las restricciones y temores al acercamiento, a través de herramientas innovadoras, que permitan a la vez reactivar el movimiento de personas, y en consecuencia, la actividad turística. Las ciudades que sepan ofrecer estas garantías serán aquéllas que lograrán traccionar visitantes.
El bienestar de los ciudadanos y la necesidad recaudatoria del Estado son complementarios. El desafío consiste en asegurar la calidad en toda la experiencia turística, logrando una efectiva reactivación del sector, que responde de manera poco indirecta desde la microeconomía hasta la balanza comercial argentina.
(*) La autora es Licenciada en Turismo (USAL)
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