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Estamos en la "fortaleza de la falda"

¿Qué significa la palabra Catamarca? Pero más allá de su etimología, ¿qué tradiciones alcanza y definen a Catamarca...?

La toponimia se ocupa de estudiar el origen y significado de los nombres propios de los lugares. Aunque hay topónimos que resisten el paso del tiempo otros van cambiando. A veces en su pronunciación. En ocasiones se resignifican. Otras, se olvidan o son reemplazados por nuevas designaciones. En la provincia muchos se remontan a las lenguas de sus antiguos pobladores. Tal es el caso de “Catamarca”, que en lengua cacán (la que hablaron los diaguitas o calchaquíes) podría traducirse como “fortaleza de la falda” (“cata”, falda, y “marca”, fortaleza). Aunque esta es la explicación más aceptada hay otras más discutidas. Por ejemplo, en aimara podría significar “pueblo pequeño” (“catán”, pequeño, y “marca”, pueblo). Esto nos refleja la complejidad y toda la información antropológica, social, natural, lingüística, histórica y geográfica que puede encerrar un solo nombre como testimonio relevante y elocuente del pasado.

Los topónimos suelen nombrarse para significar accidentes geográficos.

A veces, asociados con:


  • La abundancia de animales. De origen quichua, por ejemplo:
    “Catahuasi” (casa de las catas), “Ambato” (por “ampatu”, sapo),
    “Tintigasta” (por “tinti”, langosta), “Pumahuasi” (casa del puma).

  • Las plantas que caracterizan el paisaje, como “Jumeal” (por el
    jume), “Churcal” (por el churqui), “Pichanal” (por la pichana),
    “Tolar” (por la tola), “Ichupuca” (por “ichu”, paja y “puca”, colorada
    en quichua), “Quimivil” (quebrada del quimilo, en cacán).

  • La presencia de agua, como “Llampa” (aguas termales) y de origen
    quichua: “Suriyaco” (aguada del suri), “Cachiyaco” (agua salada),
    “Hornumayo” (río del horno), “Loroyaco” (agua de los loros).

  • Las formas del relieve, como estos de origen quichua: “Mollepampa”
    (pampa del molle), “Ñuñorco” (cerro que tiene forma de pecho de
    mujer), “Palca” (de “pallka”, bifurcación del camino).

  • Los colores más destacados, como “Calalaste” (lugar amarillento
    en lengua cunza).

  • El uso dado al área, como “Tambo” (lugar de descanso, derivado
    de “tampu” en quichua), “Papa Chacra” (chacra de las papas).

  • Las personas o personajes históricos, como “Pipanaco” (derivado de
    “Pisapanaco”, el intérprete que tenía Pedro Bohórquez, el falso inca).


 

En línea con estas definiciones, podríamos concluir (a grandes rasgos) que la tradición es el conjunto de dones que una sociedad entrega a la que le sucede, y “en unión y libertad”, como rezan nuestras primeras monedas patrias. Ismael Moya, un gran investigador y docente de todo esto dijo que “es la memoria fecunda de las sociedades humanas...". Podés leer todo esto y más en el estudio Folklore de Catamarca, de Claudio Bertonatti.
La tradición nacional debe ser estudiada en la Argentina por deber, porque debemos crear una fuente emocional común que nos una en el recuerdo. Juan Alfonso Carrizo (1895-1957), folklorólogo catamarqueño.

 

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