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¡Uno de nuestros símbolos nacionales es catamarqueño!

Se trata de la rodocrosita o también llamada "rosa del Inca", que nos remite a una leyenda sobre un amor prohibido. Te contamos más sobre esta piedra semipreciosa en esta nota.

La rodocrosita o rosa del inca es la piedra nacional de la Argentina. En Catamarca tenemos a montones. Se trata de un carbonato de manganeso, que en su forma más pura es de color rosa intenso. Esta piedra semipreciosa es tan hermosa que no hay joyería argentina que no la exhiba.[{adj:36911 size-medium}]

Cuenta la leyenda que...

Según el escritor, museólogo y docente, Claudio Bertonatti, en su libro El Folklore de Catamarca, el color casi sanguíneo de esta piedra remite a una leyenda sobre un amor prohibido. Tupac Canqui, un invencible guerrero inca se enamoró –contra las normas- de la virgen sacerdotisa del Sol llamada Ñusta Ajlla, que vivía en un templo a orillas del lago Titicaca. Descubiertos y condenados, los amantes huyeron siguiendo la Cruz del Sur para no ser alcanzados por los castigos. Llegaron hasta Catamarca y se instalaron cerca del Salar de Pipanaco. De ese amor nacieron muchos hijos bravos y sufridos, que fundaron el pueblo de los diaguitas o calchaquíes. Aunque la mano dura del Inca no los alcanzó, sí, lo hizo el maleficio de los hechiceros. En la cumbre de una montaña, la muerte cerró los ojos de la bella Ñusta y Tupac Canqui le siguió en su rumbo al más allá víctima de la tristeza. Tiempo después, un chasqui de la región que arreaba vicuñas halló en esa cima la sepultura de Ñusta. Con asombro descubrió que entre las rocas que cubrían el cuerpo florecían pétalosde sangre que formaban flores parecidas a las rosas. Tomó una de esas piedras y partió rápidamente con la intención de darla en ofrenda al Inca. Al tomarla el monarca sintió compasión. Perdonó a los amantes y promovió la reconciliación con aquella historia, en reconocimiento a su amor intenso y auténtico. Desde entonces, fragmentos de esta piedra, bautizada como “rosa del Inca”, pendieron del cuello de las princesas de Tiahuanaco, en señal de perdón, de reconciliación, fidelidad, sacrificio y amor verdadero. Se cuenta que aquel lugar donde se hallaba se consideró sagrado durante siglos. Tanto que los misioneros que hasta allí llegaron levantaron pequeñas capillas de piedra, bautizando esa cima como Capillitas.

 

 

Claudio Bertonatti El folklore de Catamarca Piedra rodocrosita Rodocrosita Rodocrosita en Catamarca

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