Volnovich es una camporista de primera hora, pero además forma parte del círculo de confianza de la vicepresidenta. Eso la convierte, prácticamente, en una intocable. Por ese motivo, se barajó la posibilidad de que el punto de fuga sobre el que se cargaran todos los castigos fuese Martín Rodríguez.

Pero hasta el momento eso tampoco ha sido posible. Máximo Kirchner tampoco permite que se sancione a Martín Rodríguez, quien también milita en las filas de La Cámpora.

Ante esta situación la estrategia de la Casa Rosada parece ser bajarle el precio al escándalo y esperar que se vaya licuando con el correr de los días. No importa si la orden presidencial quedó desautorizada, indefectiblemente el tiempo hará que baje la espuma mediática y el caso Volnovich será solo una anécdota.

Para el entorno presidencial es un tema menor. Más allá de una conversación incómoda que mantuvieron Volnovich y Rodríguez con Alberto Fernández en las que les habría recriminado su accionar, no habría otras consecuencias. Se especulaba con la posibilidad de una reunión presencial entre Volnovich y el presidente, pero eso finalmente tampoco ocurrió.

En el entorno del presidente prefieren no hablar de más para evitar que la figura de Alberto Fernández se vea aún más debilitada. Sobre todo, si se mencionara una posible sanción sobre Rodríguez que luego no se concreta porque el diputado Máximo Kirchner llama a desobedecer al jefe del Ejecutivo.