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Política

El mundo, al borde de la tempestad, ¿y nosotros?

“El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad”. - Goethe 

​EE.UU, Rusia y China están actuando con los reflejos de una Guerra Fría y Europa trata de calmar las tensiones. Desde la llegada de los Demócratas a la Casa Blanca, los norteamericanos han dejado de lado el aislamiento de la Doctrina Trump y han buscado retomar su rol de potencia dominante.

Si bien continuaron con el retiro de sus tropas de Afganistán, según lo pactado por la administración anterior, ampliaron su presencia en Asia Pacífico, desafiando a Beijing, impulsaron a la OTAN a ampliarse a costa de la furia de Moscú y mantienen una firme presencia en Medio Oriente.

Los acuerdos para instalar submarinos nucleares en Australia (AUKUS) y la decisión de robustecer militarmente a Taiwán tuvieron réplicas sólo declarativas de la diplomacia de Xi Jinping y una serie de vuelos militares que invadieron el espacio aéreo de Taipei. Al mismo tiempo, se acercaron a Rusia y China.

La reciente declaración (viernes 2 de febrero) suscripta por Xi y Putin es terminante: se rechaza “cualquier ampliación futura de la OTAN” y “la influencia negativa de EEUU para la paz de la región Asia Pacifico”. Ambos líderes pidieron a la alianza atlántica “que renuncie a sus puntos de vista ideológicos que datan de la Guerra Fría”.

Putin, que hace ocho años y dos gobiernos norteamericanos, invadió Ucrania y le robó la península de Crimea, cometió un error de cálculo , al suponer que Biden iba a actuar como Obama y apostó 120.000 hombres en la frontera de su pequeño vecino, dispuesto a tragarse el país entero.

En Medio Oriente, Washington mantiene su tradicional alianza con Israel y Arabia Saudita, mientras que Rusia controla Siria e influye sobre Turquía y Armenia y China ha forjado una fuerte relación con Irán.

El próximo 8 de noviembre hay elecciones de medio término en los EE.UU y una muestra de debilidad podría ser fatal para el inestable equilibrio de poder en el Senado norteamericano. Allí se definen 34 de las 100 bancas del cuerpo. Washington no puede retroceder.

En la Unión Europea el conflicto no es bienvenido. Necesitan el gas de Rusia y también un mayor compromiso norteamericano con la OTAN. Toda la Europa Central se alimenta de los gasoductos rusos, los actuales que, a través de Ucrania, ingresan por Polonia y el Nord Stream 2, construido por Gazprom, bajo el Báltico, que le permitirá a Alemania abandonar las peligrosas centrales nucleares, compromiso central del nuevo gobierno socialdemócrata, verde y liberal.

Al mismo tiempo, los europeos desconfían del expansionismo ruso, especialmente los países que sufrieron la dictadura soviética, por lo cual se aferran a una Alianza Atlántica militarmente consistente. Macron (que busca la reelección en las elecciones presidenciales del 10 de abril) y Scholz (quien acaba de asumir el poder en Alemania) están intentando una negociación que preserve la existencia de Ucrania y le dé una salida digna tanto a Biden como a Putin. América Latina no está en el centro de las disputas, pero podría estarlo.

Es un reservorio de minerales estratégicos y alimentos y su posición geográfica con respecto a EE.UU hace que, tanto China como Rusia, la analicen en el tablero del poder mundial. De hecho Moscú, ante la ampliación del armamento OTAN en Polonia, Lituania, Letonia y Estonia y el fuerte aprovisionamiento al gobierno de Kiev, amenazó con emplazar armamento táctico y estratégico en sus ”aliados” Cuba y Venezuela.

En la Guerra Fría del siglo XX, las superpotencias no se enfrentaron nunca en un conflicto militar directo entre ellas. Lo hicieron en otros países, con diversas características y maneras también distintas. Esas guerras, cruentas revoluciones y opresivas dictaduras, fueron muy duras para los pueblos que las sufrieron.

Ante una realidad tan compleja, sería recomendable que Argentina evitara frases altisonantes como “ser la puerta de entrada de Rusia en América Latina” y cuidara que los acuerdos comerciales a los que se llegue sean útiles para crear actividades productivas, con mucha mano de obra argentina, y evitara compromisos en política internacional. Recordando a Séneca, “equivocarse es propio de cualquier hombre, perseverar en el error es privativo de los necios”.

                                                                                 

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Carlos Ruckauf

Ex vicepresidente de la Nación y ex ministro de Relaciones Exteriores

Carlos Ruckauf China Argentina Guerra Fría opinión política exterior Rusia

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