Por Flavio Goldvaser

En la última Asamblea General de las Naciones Unidas reunida en septiembre del 2023, el presidente de Guyana Ifraan Ali, efectuó una denuncia que pasó desapercibida para la mayoría de los medios de comunicación: Un inminente conflicto militar con Venezuela por la región denominada del Esequibo más sus aguas territoriales y que comprende más del 74% del país. Territorio que ambos estados reclaman como suyo, en el que abundan riquezas minerales y petróleo.

La escalofriante pregunta que surge es: ¿Estamos al borde de una crisis regional de proporciones catastróficas?

Ya que la Asamblea Nacional de Venezuela ha aprobado por unanimidad el 21 de septiembre pasado, una convocatoria a un referéndum consultivo para que: “el pueblo refuerce la defensa de la Guayana Esequiba y los inalienables derechos de Venezuela sobre ese territorio”

Es menester decir que la antigua colonia británica incluye en sus mapas los territorios del Esequibo como propios y ejerce actualmente derechos soberanos sobre ellos.

Esta decisión de Venezuela, responde a las “insolentes, ignorantes e injerencistas declaraciones del Gobierno de los Estados Unidos que se encuentran en flagrante agresión contra la soberanía de nuestro país y que se pliegan a intereses transnacionales imperialistas en contra de los legítimos derechos de Venezuela” dicen en el país caribeño.

La Vía Diplomática: Recurriendo al Laudo Arbitral de 1899

Una luz de esperanza para resolver pacíficamente el conflicto se encuentra en la vía diplomática: en el año 1966 en el contexto de una reunión promovida por la Comunidad del Caribe (CARICOM) se firmó el Acuerdo de Ginebra, que dejaba sin efecto un antiguo laudo firmado en 1899 en Paris, por el que el territorio Esequibo fue entregado al

imperio británico a través de un Laudo Arbitral. Este segundo asegundo no asignaba el territorio a nadie; sino instaba a las partes a negociar una solución definitiva al conflicto, agregando que de no llegar a una solución se debería acudir a la O.N.U.

De hecho, para resolver el conflicto ambos países han acordado acudir el 8 de abril de 2024 ante la Corte Internacional de Justicia en Ginebra Suiza (CIJ) en busca de una solución definitiva.

Venezuela ha sostenido que el laudo de 1899 fue injusto y ha buscado anularlo. La CIJ, como principal órgano judicial de las Naciones Unidas, tiene la responsabilidad de evaluar la validez de este reclamo.

Este proceso diplomático tiene el potencial de ofrecer una resolución pacífica y legal al conflicto, lo que podría sentar un precedente importante para la solución de disputas territoriales en el futuro.

Sin embargo, ambas partes deben estar dispuestas a aceptar el veredicto de la CIJ independientemente de cuál sea, algo que la convocatoria a referéndum en la República Bolivariana podría dejar sin efecto, si es que el pueblo venezolano decide la recuperación total del territorio.

Crisis Política en Venezuela y la Búsqueda de Popularidad

A pesar de que esta reclamación territorial trasciende todo tipo de fronteras ideológicas y políticas, siendo una causa nacional pura; la oposición ha acusado desde el año 2003 al actual gobierno Bolivariano de traición a los intereses nacionales al haber abandonado a pedido de Cuba el reclamo territorial.

Uno de los motivos detrás del actual despertar nacionalista por ese territorio y la consecuente posibilidad de un ataque militar venezolano podría ser la situación política interna: El gobierno de Nicolás Maduro, acorralado políticamente y con un nivel aprobación pública en declive, vería en una acción militar una forma de intentar recuperar su popularidad en las urnas. Con solo el 10% de imagen positiva, apelar al sentimiento nacionalista podía ser un intento desesperado por mantenerse en el poder.

Otro motivo podría ser el temor a una derrota inminente en las próximas elecciones. Ante dicho escenario, el gobierno podría considerar una acción militar como excusa para suspender las elecciones y mantenerse en el poder bajo el pretexto de una "emergencia nacional". Estrategia que sería altamente controvertida y podría provocar una fuerte reacción tanto a nivel nacional como internacional.

La Acusación de Guyana y el Control de Recursos Petroleros

El gobierno venezolano podría justificar una acción militar acusando a Guyana de regalar recursos petroleros a la Exxon Mobile en la plataforma submarina en el denominado “Bloque Petrolero Campo Stabroek” de 26.800 Km2 situado a 220 km de la costa caribeña y de la que se podrían llegar a extraer hasta 11 mil millones de barriles de petróleo.

Y es que el actual gobierno, golpeado por una imparable hiperinflación y en un desesperado intento por resolver cuestiones monetarias y recuperar ingresos cruciales, podría utilizar esta narrativa para movilizar el apoyo interno y justificar una intervención militar.

Todo eso a pesar de que durante una visita a Georgetown, capital de Guyana, el 20 de Febrero del 2004 y a pedido de Fidel Castro, el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez (cuyo Canciller no era otro que el actual Presidente Maduro), habría expresado que “el gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”, agregando además: “El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas, y económicas de los dos países”.

La Vía Militar: Un Escenario Peligroso

Si Venezuela decide emprender una acción militar en Guyana, esto tendría un impacto inmediato en la región y podría llevar a una respuesta internacional.

En primer lugar, Guyana es un país miembro del Commonwealth, por lo que cuenta con el respaldo de esta organización de naciones liderada por el Reino Unido. Una agresión militar por parte de Venezuela podría activar la solidaridad y el apoyo de otros miembros del Commonwealth, lo que aumentaría la presión sobre el régimen Bolivariano.

Estados Unidos podría intervenir debido a sus intereses en la estabilidad y seguridad regional. Esto podría incluir una combinación de medidas diplomáticas, sanciones económicas y en el peor de los casos una respuesta militar ya que en Guyana está estacionada la 1ra Brigada del Security Defence Force Assistance, entrenando a las tropas de aquel país.

Una acción militar estadounidense en Venezuela sería una medida extrema y tendría implicaciones tales que podrían desencadenar un conflicto a gran escala en la región poniendo en peligro la estabilidad de todo América del Sur.

Al mismo tiempo cualquier acción militar unilateral de Venezuela podría generar una respuesta de la comunidad internacional, incluidas también posibles sanciones y aislamiento diplomático con graves consecuencias económicas y políticas para el país.

El costo humano de un conflicto militar sería devastador para ambas naciones y para la región en su conjunto. Las vidas de ciudadanos inocentes estarían en riesgo y la estabilidad de América del Sur, cómo ya dijimos, se vería amenazada.

En resumen, la posibilidad de una acción militar venezolana en Guyana plantea un escenario preocupante que podría tener consecuencias graves. Además de las implicaciones regionales, la intervención de Estados Unidos agregaría otro nivel de complejidad al conflicto.

Es por eso que la resolución de la disputa por el Esequibo es una cuestión crucial para la paz y la estabilidad en América del Sur. La vía diplomática, recurriendo al convenio de 1966 ante la CIJ, ofrece una oportunidad para una solución pacífica y justa.

Posible postura argentina frente al conflicto y una Reflexión sobre las Malvinas

El conflicto entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo y el conflicto argentino por las Islas Malvinas con el Reino Unido son situaciones completamente diferentes en términos de contexto y dinámicas geopolíticas. Sin embargo, Argentina puede considerar varias posturas en función de su propio interés nacional y de los principios que guían su política exterior.

He aquí algunas:

1. Neutralidad y Fomento de la Diplomacia: Argentina podría optar por una posición de neutralidad en el conflicto entre Venezuela y Guyana, enfocándose en promover la diplomacia y el diálogo como la forma más efectiva de resolver disputas territoriales. Esto estaría en línea con la tradición argentina de buscar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales y podría ganar el apoyo de la comunidad internacional como mediador neutral.

2. Apoyo a la Solución Legal y Arbitral: Dado que Argentina ha enfrentado su propio conflicto territorial con el Reino Unido por las Islas Malvinas, podría abogar por una resolución basada en el derecho internacional y el respeto de los procesos legales y arbitrales. Esto respaldaría los esfuerzos de llevar la disputa del Esequibo ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y sería coherente con su propio reclamo del Atlántico Sur ante la misma corte.

3. Fomento de la Solidaridad Regional: Argentina podría trabajar para fortalecer la solidaridad regional en América del Sur alrededor de la resolución pacífica de conflictos territoriales. Esto implicaría apoyar esfuerzos regionales, como la mediación de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC), para evitar conflictos armados y promover el diálogo en la región.

4. Apoyo al reclamo de Venezuela en el conflicto del Esequibo: Esta decisión traería una serie de consecuencias complejas para la política exterior argentina. Si bien puede tener ventajas en términos de solidaridad regional, también podría generar tensiones hacia nuestro país y tener implicaciones para la posición de Argentina en la Organización de Estados Americanos (OEA) o la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde tiene intereses en curso como el de las Islas Malvinas. Además llevar a una confrontación diplomática en la arena internacional y posiblemente afectar las relaciones comerciales y políticas del país.