Debido a las bajas temperaturas que azotan a la ciudad de Roma, la Santa Sede informó que el Papa Francisco no asistirá al tradicional Vía Crucis del Viernes Santo que se celebra en el Coliseo de la ciudad. En su lugar, el Papa seguirá el evento desde su residencia en el Vaticano y se unirá en oración con los fieles que se reunirán en el Coliseo bajo la Diócesis de Roma.

Sin embargo, el día anterior, el jueves, el Papa visitó una cárcel de menores en la periferia de la ciudad de Roma. Allí, participó en una misa y lavó los pies de doce presos en un gesto que simboliza la humildad y el servicio que Jesús mostró a sus discípulos en la Última Cena. Este acto fue aún más significativo ya que se produjo pocos días después de que el Papa recibiera el alta hospitalaria por una bronquitis y volviera a su residencia en el Vaticano.

El mismo jueves por la mañana, el Papa presidió la Misa Crismal, que se celebra cada Jueves Santo y conmemora la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena. En la homilía que pronunció, Francisco pidió a los sacerdotes que eviten las divisiones en la Iglesia, ya que estas pueden generar facciones y divisiones innecesarias.

El Vía Crucis es un evento anual que se celebra cada Viernes Santo en el Coliseo de Roma y cuenta la historia de la crucifixión de Jesús a través de catorce meditaciones que narran su subida al Calvario, su crucifixión y su colocación en el sepulcro. El año pasado, el Vía Crucis incluyó una estación dedicada a la paz en Ucrania, aunque la presencia de una mujer ucraniana y rusa llevando la cruz en una de las estaciones provocó cierta controversia.

Por otro lado, el Sábado Santo, el Papa Francisco presidirá la Vigilia Pascual, mientras que el domingo oficiará la Misa de Resurrección y dará la bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la basílica vaticana ante una multitud de fieles y turistas que se congregan en la plaza de San Pedro para celebrar el Domingo de Pascua.