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Economía

Desempleo o trabajo informal en Argentina: Una mirada al panorama actual

Argentina sorprende con cifras que reflejan una reducción significativa en sus tasas de desempleo, pero al mismo tiempo el aumento en el trabajo informal no cesa.

Según los últimos datos revelados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la desocupación alcanzó niveles mínimos históricos en el tercer trimestre de 2023, situándose en el 5,7% de la población económicamente activa (La PEA la componen unos 14,2 millones de personas que, o trabajan o están buscando hacerlo)

Esto representa una disminución frente al 6,2% del trimestre anterior y el 7,1% del mismo período en 2022. Esta estadística se presenta en medio de reformas laborales y fluctuaciones económicas que han marcado el escenario nacional.

El INDEC destaca que este descenso representa el registro más bajo de desempleo desde que la entidad comenzó a medir estos índices en 2016, situándose incluso por debajo de varias cifras correspondientes a países de Latinoamérica.

Esta baja interanual de 1,4 puntos porcentuales se traduce en aproximadamente 284 mil personas que han logrado salir de la desocupación, evidenciando una mejora sustancial en la inclusión laboral.

La tasa de actividad y empleo ha experimentado cambios notables, con un incremento en la cantidad de personas activas en el mercado laboral, motivadas en parte por la necesidad de generar ingresos adicionales frente a un contexto inflacionario persistente, de acuerdo con cálculos realizados por Labour, Capital, Growth (LCG)

Siempre siguiendo estadísticas del INDEC, podemos decir que:

En el plano demográfico, la tasa de actividad muestra diferencias significativas entre géneros, con una mayor participación masculina (70,7%) que femenina (52,3%) en el mercado laboral.

Geográficamente, regiones como Gran Buenos Aires (49%), Pampeana (48%) y Noroeste (47%) presentan las mayores tasas de actividad, mientras que Noreste (43%) se sitúa en el extremo opuesto. Estas variaciones resaltan la heterogeneidad del mercado laboral argentino y las diversas realidades que enfrentan sus habitantes.

En cuanto a la educación, más de la mitad de los ocupados posee hasta secundario completo (59%), destacando la importancia de la formación académica en la accesibilidad a oportunidades laborales.

A pesar de los avances, un porcentaje considerable de los desocupados presenta niveles educativos inferiores, lo que resalta la necesidad de políticas que fomenten la capacitación y educación como herramientas de inclusión laboral.

El panorama laboral en Argentina, aunque alentador en términos de reducción de desempleo, presenta múltiples capas y desafíos que requieren atención continua. Las políticas públicas y la colaboración de todos los sectores serán fundamentales para mantener la tendencia positiva en materia de desempleo.

La otra cara de la moneda: Salarios críticos – Trabajo informal

No obstante, los desafíos persisten. A pesar de la disminución del desempleo, los salarios reales continúan siendo un punto crítico, con una significativa proporción de trabajadores recibiendo ingresos por debajo de la línea de pobreza.

Además, la informalidad laboral sigue afectando a una gran parte de los trabajadores asalariados, con un 35.8% que no cuenta con descuentos jubilatorios.

A su vez si tenemos en cuenta que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo informal abarca generalmente empleos de mala calidad, salarios bajos, largas jornadas de trabajo, falta de acceso a oportunidades de capacitación, dificultades para acceder al sistema judicial y al sistema de protección para la seguridad y salud en el trabajo, el porcentaje aumenta considerablemente, reflejando una realidad más compleja detrás de las estadísticas de empleo.

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) ha puesto en relieve una realidad alarmante: en Argentina, tener un empleo ya no es sinónimo de escapar de la pobreza. Esta situación, conocida como la del "trabajador pobre", ha sido una tendencia creciente en las últimas dos décadas.

Según el informe, los trabajadores pobres son aquellos individuos que, a pesar de estar empleados, viven en hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir un nivel mínimo de vida y bienestar, tal como lo define la línea de pobreza del INDEC.

Este fenómeno se debe en gran parte a las consecuencias de la crisis económica reciente y un incremento significativo de la inflación, lo que ha deteriorado el poder adquisitivo de los salarios tanto de trabajadores formales como informales.

La dinámica salarial afectada por la inflación ha reducido los salarios reales en más de 20 puntos, lo que se traduce en una disminución del bienestar general, afectando el tiempo de ocio y educación, entre otros aspectos de la vida cotidiana.

Según Poy, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la Argentina no enfrenta un problema de desempleo per se, sino un problema de calidad del empleo, donde los ingresos bajos fomentan una mayor participación en el mercado laboral pero no garantizan una mejora en las condiciones de vida.

Además, a nivel social, se percibe un desánimo generalizado y un hartazgo frente a las condiciones económicas. Muchos trabajadores, pese a estar empleados, no logran visualizar un progreso significativo a partir de su trabajo, lo que plantea un desafío significativo tanto para el sector público como para el privado en términos de políticas laborales y económicas.

Este informe evidencia la necesidad urgente de abordar la calidad del empleo en Argentina y buscar soluciones integrales que no solo se enfoquen en la creación de puestos de trabajo, sino también en mejorar la calidad de estos y asegurar que el trabajo sea un verdadero camino hacia el progreso y el bienestar.

En Argentina, la demanda de préstamos de dinero crece ante la necesidad de afrontar la inflación y las incertidumbres económicas. Mientras que el desempleo disminuye, la calidad del empleo y los salarios no siempre acompañan, llevando a muchas familias a buscar soluciones financieras alternativas.

A medida que el país continúa luchando con altos niveles de inflación y desigualdad, el caso de los trabajadores pobres en Argentina resalta la importancia de políticas económicas y laborales que apunten a una distribución más equitativa del ingreso y una mejora sustancial en las condiciones de vida de todos los argentinos.

A su vez si tenemos en cuenta que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo informal abarca generalmente empleos de mala calidad, salarios bajos, largas jornadas de trabajo, falta de acceso a oportunidades de capacitación, dificultades para acceder al sistema judicial y al sistema de protección para la seguridad y salud en el trabajo, el porcentaje aumenta considerablemente, reflejando una realidad más compleja detrás de las estadísticas de empleo.

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) ha puesto en relieve una realidad alarmante: en Argentina, tener un empleo ya no es sinónimo de escapar de la pobreza. Esta situación, conocida como la del "trabajador pobre", ha sido una tendencia creciente en las últimas dos décadas.

Según el informe, los trabajadores pobres son aquellos individuos que, a pesar de estar empleados, viven en hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir un nivel mínimo de vida y bienestar, tal como lo define la línea de pobreza del INDEC.

Este fenómeno se debe en gran parte a las consecuencias de la crisis económica reciente y un incremento significativo de la inflación, lo que ha deteriorado el poder adquisitivo de los salarios tanto de trabajadores formales como informales.

La dinámica salarial afectada por la inflación ha reducido los salarios reales en más de 20 puntos, lo que se traduce en una disminución del bienestar general, afectando el tiempo de ocio y educación, entre otros aspectos de la vida cotidiana.

Según Poy, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la Argentina no enfrenta un problema de desempleo per se, sino un problema de calidad del empleo, donde los ingresos bajos fomentan una mayor participación en el mercado laboral pero no garantizan una mejora en las condiciones de vida.

Además, a nivel social, se percibe un desánimo generalizado y un hartazgo frente a las condiciones económicas. Muchos trabajadores, pese a estar empleados, no logran visualizar un progreso significativo a partir de su trabajo, lo que plantea un desafío significativo tanto para el sector público como para el privado en términos de políticas laborales y económicas.

Este informe evidencia la necesidad urgente de abordar la calidad del empleo en Argentina y buscar soluciones integrales que no solo se enfoquen en la creación de puestos de trabajo, sino también en mejorar la calidad de estos y asegurar que el trabajo sea un verdadero camino hacia el progreso y el bienestar.

En Argentina, la demanda de préstamos de dinero crece ante la necesidad de afrontar la inflación y las incertidumbres económicas. Mientras que el desempleo disminuye, la calidad del empleo y los salarios no siempre acompañan, llevando a muchas familias a buscar soluciones financieras alternativas.

A medida que el país continúa luchando con altos niveles de inflación y desigualdad, el caso de los trabajadores pobres en Argentina resalta la importancia de políticas económicas y laborales que apunten a una distribución más equitativa del ingreso y una mejora sustancial en las condiciones de vida de todos los argentinos.

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