Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
{{dayName}} {{day}} de {{monthName}} de {{year}} - {{hour}}:{{minute}} hs.
Dólar (BNA): $854,00 / $894,00
Dólar Blue: $1.035,00 / $1.055,00
Dólar CCL: $ / $
Dólar MEP: $1.034,38 / $1.035,61
Peso Chileno: $92,07 / $92,22
Columnistas

Sergio empieza a ser Alberto

Massa acelera su kirchnerización. Igual que hizo el Presidente en sus primeros tiempos. Utiliza la negociación con el FMI como bandera de campaña. 

Pasó el primer impacto de la hechicería política oficialista que encumbró a Sergio Massa como candidato a presidente. El último reflejo fue la foto de unidad en la inauguración del gasoducto que no pudo ocultar la existencia de un ambiente perturbado. El ministro de Economía ofreció gestos de impaciencia mientras Alberto Fernández parafraseaba a Juan Perón: “He cumplido”, apuntó a modo de despedida. La vicepresidenta, agitó frenéticamente un abanico cerca de su rostro para combatir un aparente sofocón. En Salliqueló, Oeste de Buenos Aires, no hacía más de 10 grados.

La cosecha política provechosa de Massa fue el respaldo que le brindó Cristina Fernández para que arranque la campaña. De una manera curiosa. Evitó hacer referencia a cualquier aspecto de una economía muy maltrecha. Prefirió resaltar “la fuerza que le estás poniendo” y que “en un momento difícil le pusiste garra”. Elogios apropiados para un luchador de “Titanes en el Ring” antes que para un funcionario que mantiene la inflación por las nubes (115.6% en un año), consolida los niveles de pobreza, carece de dólares en el Banco Central y prolonga indefinida la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Massa estaría empezando a verificar muy temprano las dificultades que en sus cuatro años exhibió Alberto. Cómo conciliar su propio pensamiento, sus enclaves políticos y la fragilidad estructural de la Argentina con las exigencias que afloran desde el interior kirchnerista. Eso explicaría, tal vez, el cúmulo de versiones tóxicas que se encarga de hacer circular el ministro para retener al núcleo duro oficial que necesita en las elecciones.

Aseguró, por ejemplo, que el FMI había pedido que se suspendiera la construcción del gasoducto para no profundizar el desequilibrio fiscal. Falso. Se habló de una supuesta acción coordinada con Egipto (también en honda crisis) para cesar los pagos al organismo financiero y colocarlo en una situación incómoda, que ya tiene, en el contexto internacional. Además, fue mencionada una gestión de China tendiente a cubrir los desembolsos inmediatos que resiste el FMI hasta que el Gobierno no cumpla con determinadas condiciones. En realidad, lo que hubo fue una venia del organismo para que nuestro país pueda utilizar yuanes para abonar vencimientos. El swap con China representa ahora el mayor recurso que dispone el Banco Central.

El ministro juega incluso contra el calendario. El directorio del FMI entrará en receso estival a partir del 31 de este mes hasta el 11 de agosto. Dos días antes de la realización de las PASO. El recorrido es de apenas 10 días para hallar alguna solución. Los puntos básicos de desacuerdo continúan siendo los niveles del déficit fiscal, el monto del desembolso y qué porcentaje podría ser habilitado para utilizar en el mercado cambiario.

Las naciones que colocan más reparos al acuerdo de emergencia son las europeas (Alemania, Países Bajos, Italia). También Japón. El ministro-candidato resolvió entonces activar una pieza renovada en la estructura del FMI. Allí acaba de asumir como director del Hemisferio Occidental el chileno Rodrigo Valdés. En reemplazo del brasileño Ilan Goldfajn, impulsado en su momento por Jair Bolsonaro.

Valdés fue durante dos años el ministro de Hacienda de Michelle Bachelet en Chile. Pergamino que alentaría alguna expectativa argentina. Renunció en medio de una crisis. El funcionario hizo su carrera en el mundo bancario y desarrolló siempre teorías apegadas al equilibrio fiscal y a la elaboración de Presupuestos con énfasis en la moderación del gasto.

El desenlace con el FMI resulta incierto, pero Massa se ocupa de enviar con tal indefinición mensajes al frente kirchnerista. Pelea, declara desafiante, enfrenta al organismo financiero que, según el relato oficial, habría sido fuente de todas las desgracias de estos años. Insumo político interno imprescindible para él. Aunque implique deslizarse sobre una cornisa.

Como aditamento, permite la actuación de portavoces. Es el caso de Amado Boudou, su ex compañero en la ANSeS. Asegura estar trabajando en un programa a largo plazo que permitiría al gobierno venidero sacarse de encima el pesado endeudamiento tomado por Mauricio Macri. Se trata de formulaciones sin contenido consistente.

Aunque las coyunturas resulten distintas, resulta imposible no trazar un paralelo entre lo que está haciendo Massa y lo que en su momento hizo Alberto. El Presidente, después de ser ungido por Cristina, se dedicó a criticar al FMI al que responsabilizó de la crisis. Acusó al organismo de representar un fracaso para el mundo. También, de pretender “asfixiar” a nuestro país. Siempre, sin embargo, dio luz verde al ex ministro Martín Guzmán para que evitara un default.

Cuando el académico de la Universidad de Columbia llegó a un acuerdo, Alberto se ocupó de defenderlo sin claudicaciones. Hoy mismo lo reivindica como una conquista de su gestión. En sociedad con Massa, que logró la media sanción en Diputados en marzo del 2022. Contó con la ayuda clave de la oposición. Allí comenzó su divorcio vertebral con Cristina y el kirchnerismo jamás recompuesto. En ese momento el diputado Máximo Kirchner, que renunció a la titularidad del bloque, le hizo la cruz. Fue la consumación de la debacle.

Cuesta creer que ante la encrucijada que enfrenta, el ministro de Economía no repare en aquella experiencia de Alberto. Suma otra gigantesca dificultad: es el candidato del oficialismo para las elecciones que se harán en cuatro meses. ¿Está en condiciones de no acordar con el FMI? ¿Qué consecuencias tendría sobre la economía en medio de la campaña? Mirando a través de otro cristal: ¿cómo reaccionaría el kirchnerismo si el supuesto trato con el organismo no termina de conformar? El conflicto se daría por descontado. Como mínimo, menguaría en aquel universo la convocatoria de “militar a Massa” como candidato de unidad.

Esa posibilidad podría agravar el presente. El Instituto Patria posee una primera constancia que la sorpresiva nominación del ministro-candidato no ha provocado ninguna alteración en las encuestas. Existe una sensación en el micro mundo político-empresario que la conformación de la dupla Massa-Agustín Rossi concedió una competitividad mayor al oficialismo. La sociedad permanecería todavía ajena a ese estímulo.

El territorio, muchas veces, aporta indicios inmediatos que demoran más para convertirse en estadísticas. Es lo que estaría sucediendo en Buenos Aires, donde el kirchnerismo pretende construir una trinchera para guarecerse de una derrota nacional. Axel Kicillof supuso que la aparición de Massa, ex intendente de Tigre y diputado varias veces por Buenos Aires reforzaría su proyecto de reelección. No estaría sucediendo. El gobernador conserva los mismos guarismos que antes que se produjese el trueque de Massa por Eduardo De Pedro. Sigue estando por encima, por margen corto, de la suma que en las PASO redondearían los postulantes de Juntos por el Cambio, Diego Santilli y Néstor Grindetti.

Un alcalde de la Tercera Sección electoral, patrimonio del peronismo-kirchnerismo desde 1983, exhibe datos complementarios. Allí Juan Grabois, retador de Massa en las PASO de Unión por la Patria, estaría oscilando en 6 puntos. Incordio para el ministro-candidato. Esos mismos números aplicarían a la diferencia que ahora el oficialismo le estaría sacando a Juntos por el Cambio. Insuficientes, de acuerdo con los antecedentes, para compensar la distancia que la oposición acostumbra obtener sumando el interior de la provincia con la primera sección. En las legislativas del 2021, aún en la derrota, el entonces Frente de Todos le sacó 9 puntos a Juntos por el Cambio. Alerta para Massa. También para Kicillof.

Esa realidad compleja se estaría traduciendo en algunas acciones inconexas y desesperadas en el oficialismo. El acoso acoplado del kirchnerismo y la izquierda prosigue en Jujuy. Aníbal Fernández se hace el distraído con los cortes en las rutas nacionales. Será además interventor del PJ provincial. A raíz de un piquete una turista boliviana que se descompensó no pudo ser atendida y falleció. El gobernador Gerardo Morales, candidato a vice de Horacio Rodríguez Larreta, presentó una demanda penal contra los piqueteros. Aconsejó a los turistas que no viajen a la provincia. Tampoco tiene paz la interna opositora: Luis Petri, que acompaña a Patricia Bullrich, salió a criticar la tibieza del mandatario.

Martín Soria, el ministro de Justicia, resolvió intervenir una fundación de Bullrich. Algo que no sucedía desde el 2014 con una organización civil. Adujo irregularidades contables y presunción de que de allí salen fondos para financiar la campaña de la dirigente del PRO. No ocurre lo mismo en el templo del Instituto Patria. Si algo caracterizó en estos años al funcionario de Río Negro fue su gestión siempre vana. Por eso llamó la atención la acción relámpago. Nadie sabe con certeza si fue coordinada con Massa, cuyas fantasías electorales lo llevan a predecir una victoria sobre Bullrich en un hipotético balotaje.

Bullrich debería estar agradecida pese al trastorno. Rodríguez Larreta seguro que no. El kirchnerismo no ha sabido tener nunca olfato fino para elegir sus objetivos. Aún antes del 2015 empezó a machacar contra Macri. Terminó siendo presidente. Sucedió algo similar con María Eugenia Vidal, al final gobernadora en Buenos Aires cuatro años. Cristina levantó varias veces en los últimos tiempos la figura de Javier Milei. Con la intención evidente de perjudicar a Juntos por el Cambio. Una serie de escándalos comenzaron a afectar al diputado de La Libertad Avanza. Perdió terreno, aunque no se ha derrumbado, según los encuestadores.

En esa sucesión de equívocos el kirchnerismo ha ido lentamente calcinando su futuro.

Eduardo van der Kooy

opinión Sergio Massa kirchnerización Elecciones presidenciales

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso