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Columnistas

Las palabras y los hechos

Los temas que se discuten hoy en los principales medios periodísticos argentinos se parecen peligrosamente a Radiolandia, una revista fenecida hace ya décadas y que yo no leía, pero mis tías, sí. Que fulanito dijo X de Zutanito.

Que Zutanito presentó su descargo. Que Menganito los salió a cruzar. Betisarlismo puro. Las palabras ocultándolo todo en lugar de revelarlo todo. Las palabras despegadas de los hechos. Las palabras llevándose puestos a los hechos. Por horas, por días, por meses; por un lapso de tiempo tan extendido como el de la decadencia nacional.

No es que el Gobierno y sus desbordes comunicacionales y sus desórdenes parlamentarios estén exentos de culpa. Es que son secundarios. Es que, a fuerza de poner la atención en las pomposas palabras y no en los trabajosos hechos, al observador profesional, pagado por añadir información y conocimiento al debate público, se le escapa lo fundamental. Y lo fundamental es que el gobierno de cualquier país -muy especialmente: el de esta Argentina devastada que nos dejaron 80 o 20 años de populismo, como prefieran- todo gobierno enfrenta tres problemas fundamentales y está compuesto, básicamente, por tres ministerios: Economía, Seguridad y Relaciones Exteriores.

No quiero herir susceptibilidades ni desconocer la importancia a largo plazo de otras áreas como salud, educación o ciencia y tecnología, pero cuando se incendia la casa -y la Argentina está prendida fuego- lo fundamental es que funcione el cuartel de bomberos. Y el gobierno tiene, en este fucking drama que nos dejaron, tres bomberos de excepción: Caputo, Bullrich y Mondino. No existe ninguna garantía de que tengan éxito, desde luego; ya que en estas condiciones lo único garantizado es que si vuelve el peronismo terminaremos muy mal. No existe ninguna garantía de que tengan éxito pero existen posibilidades de que lo tengan, y esas posibilidades son, a pesar de la denodada tarea del Club de Helicóptero, cada vez mayores. Las noticias de la semana lo confirman y confirman, sobre todo, que el gobierno ha logrado encausar nuevamente al país en la dirección correcta. Economía. Seguridad. Relaciones exteriores. Repasemos las noticias de esta semana, que expresan estos hechos escondidos por las palabras, los relatos, las leyendas; los discursos esparcidos y repetidos sin ton ni son.

La noticia de la semana en Economía es que la inflación sigue bajando. No tan rápidamente como el mes pasado, ya que ahora nos enfrentamos a su núcleo duro, pero constante y consistentemente. Señalo: si un gobierno peronista hubiera logrado pasar del 25,5% de inflación al 11% -menos de la mitad- en solo tres meses, se estaría hablando de un éxito extraordinario y la CGT haría marchas de apoyo, en vez de parar el país otra vez. Ciertamente, esto recién empieza y estamos muy lejos de haber ganado, pero vamos por el buen camino; lo que demuestra, por si hiciera falta, que lo que funciona no es la receta argento-peronista de los controles de precios y los muchachos de Moyano patrullando los supermercados, sino el déficit fiscal cero y la negativa del gobierno a imprimir moneda sin respaldo.

Los costos son altos, sin dudas; pero habrían sido altos con cualquier gobierno. Además, lo que deteriora los salarios y las jubilaciones actuales no son las políticas que hubo que aplicar para escapar a la doble amenaza de la hiperinflación y la pesificación de los dólares de las cuentas de ahorro. Lo que deteriora salarios y jubilaciones es la inflación; una inflación inevitable después de las políticas criminales aplicadas por el anterior gobierno, que expandió la base monetaria durante el 2023 de las elecciones de Massa (12% del PBI ) que durante el 2020 de la pandemia (11%). Una locura demencial que solo se explica por la lógica de la impunidad y la ambición. Es esa enorme masa la que aún sostiene el número inflacionario por encima del dígito mensual a pesar del déficit cero y el parate de la emisión. Por supuesto, los mismos energúmenos que abrieron las compuertas de Itaipú ahora protestan por la inundación. Desde su escritorio de un fondo “buitre”, el principal responsable, enésimo bufón del peronismo en trance de “renovación”.

La segunda noticia incumbe a la Seguridad. Es la amenaza que las bandas narcos que controlan Rosario y quieren extenderse al resto del país le hicieron a la ministro Bullrich colgando un cartel sobre una autopista. “Patricia Burlich (sic) pusiste a todos los presos en un mismo pabellón ahora vamos a dejar negra Rosario y Baires”. La ministro les contestó con su contundencia habitual: “Los vamos a meter presos a todos. Se les acabó la joda”. Y agregó: “No tengo miedo. Los que deberían tener miedo son los delincuentes” y se negó a incrementar su custodia, argumentando que todos los ciudadanos argentinos sufren la inseguridad, y que no quiere tener privilegios.

No es todo. Además de la presencia en el territorio y de la lucha metro a metro; además de haber puesto nuevamente al Estado en el lugar del que nunca debió correrse: del lado de las víctimas y no de los delincuentes; el ministerio de Bullrich está preparando una batería de leyes que permitan combatir al crimen organizado con los mismos elementos legales que utilizan países como Italia y los Estados Unidos, dos naciones que tienen una larguísima experiencia de lucha contra las mafias. También aquí, el contraste con el pasado es enorme: baste mencionar que Aníbal Fernández era el anterior ministro de Seguridad de la Nación.

Por último, las Relaciones Exteriores, un área poco considerada pero decisiva en estos tiempos de globalización y en la que la ministro Mondino está desarrollando una tarea sin fisuras. ¿Las noticias de esta semana? Son dos. De lado del Gobierno: el acuerdo con los Estados Unidos para construir una base naval conjunta en Tierra del Fuego; proyecto que reemplaza la anterior tentativa kirchnerista de hacerlo con China. Desde luego, quienes le entregaron territorio en la Patagonia y los mares argentinos al ejército y la flota pesquera china se pusieron a llorar soberanía. Pero en un mundo global, cualquier forma de control del gobierno sobre el propio territorio no puede constituirse mediante el aislamiento sino por la cooperación; mediante acuerdos internacionales e integración al mundo. Por lo tanto, la verdadera cuestión es si habremos de sumarnos al bloque lado de las naciones democráticas del planeta o de las autocracias que están del otro lado de la grieta mundial. Hablo de China, de Rusia, y -muy especialmente- de Irán. Lo que nos lleva a la segunda noticia internacional de la semana: la declaración de la Justicia argentina responsabilizando a Irán del criminal ataque de Hezbollah contra la AMIA que acabó con la vida de 85 argentinos; el mayor crimen antisemita desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y hasta la reciente incursión terrorista de Hamas.

No son hechos aislados sino parte de la agenda que está llevando adelante Mondino en Cancillería. Acuerdo Mercosur-Unión Europea; reforma y modernización del Mercosur; defensa incondicional del estado de derecho internacional y apoyo irrestricto a Ucrania e Israel ante los ataques del terrorismo y el totalitarismo; incorporación de Argentina a la OCDE; denuncia de los abusos y los crímenes de la dictadura de Maduro en Venezuela, etcétera. Se trata de una completa batería de políticas que ponen lejos a nuestro país de amistades peligrosas y nos evitan ser la puerta abierta para las autocracias mundiales en la región. También aquí, el contraste con el pasado es enorme: baste recordar el pacto de impunidad con Irán y el asesinato del fiscal Nisman para entender su dimensión.

Cierro. Cuando se saca la vista de la Radiolandia cotidiana a la que estamos sometidos, cuando se pone menos atención a las palabras y se observan los hechos, resulta evidente que el Gobierno mantiene un alto nivel de eficiencia en las áreas decisivas. Cuando asumió Milei, mi pronóstico era que tenía un tercio de posibilidades de que su gobierno fuera exitoso. Hoy creo que va por los dos tercios y que suma cada día más. Si quienes estamos verdaderamente por el cambio logramos aprobar la Ley Bases a la brevedad, será otro paso adelante. El esfuerzo que están haciendo los argentinos lo merece. Ojalá estemos todos a la altura de esta enorme responsabilidad.

Fernando Iglesias

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