Seis años atrás, fui convocada para el puesto de dirección ejecutiva de una organización social dedicada a la protección de las infancias, con un número importante de dispositivos terapéuticos, equipos técnicos, programas de promoción, y protección en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gran buenos Aires y con alcances a otras provincias, y el exterior del país, con más de 100 empleados, y un sin fin de problemas económicos y de management.
El director saliente, con gran necesidad y apremiado, me entregó las llaves y a pesar de su genuina predisposición de ayudar, me dejó un barco naufragando en medio de la tormenta y muy lejos de la orilla!.
Recuerdo vividamente, el día que anunciaron mi incorporación, y me presentaron en una gran reunión a casi todo el equipo!. Recuerdo todas las emociones que me recorrieron; vergüenza, miedo, desesperación, angustia, ganas de escaparme y de salir corriendo!.
Todos los presentes en esa reveladora reunión, me observaban con diferentes gestos, pero ninguno de aprobación, estaban muy muy lejos de aceptar mi nuevo rol, o siquiera de darme una oportunidad. Yo representaba lo improbable, y una fallida elección destinada al fracaso por varios motivos:
Mujer: El director saliente era varón.
Judía ortodoxa, no solo creyente sino también practicante del judaísmo en un entorno agnóstico.
Formación en gestión, sin trayectoria en lo social.
Y aunque se crea utópicamente, que en el mundo de las organizaciones sociales, no hay estereotipos, que se promueve la inclusión, la diversidad, y los vínculos saludables, lamento confesar que eso solo es un discurso romántico.
La vida misma de las organizaciones no funciona así, las instituciones son las personas que la integran y las personas siempre están de algún lado del mostrador.
Siempre hablamos con eufemismos del techo de cristal de las mujeres que conjunto de normas no escritas al interior de las organizaciones que dificulta a las mujeres tener acceso a los puestos de alta dirección y pensamos que solo es una decisión de las gerencias, pero lo que muchas veces suele suceder es que el techo esta en cada uno de los que trabajan. Visualizar a una mujer en una dirección parece una realidad que atraviesa, pero aceptar que pueda dirigir, hacer equipo y generar éxito, es otra !
El derecho de piso para algunos viene con el género y para mi como mujer, judía observante, me llevó años de trabajo y de ganarme la confianza de mis colaboradores.
Deconstruirnos, es una palabra superadora, pero cuando es una responsabilidad propia, se vuelve mas difícil, aceptar a otro, aceptar una opinión diferente, llegar a acuerdos, cambiar las posturas, saber escuchar, o saber aprender .
Ademas, el hecho de ser creyente, y respetar la religión, me dejaba en un lugar de locura mística, de mujer alejada de la racionalidad y de la realidad. Pareciera que creer en D'S es para quienes tienen problemáticas de salud mental, o necesitan aferrarse a algo para salvarse. Lejos está mi vida de todo eso.
Desde aquel día, 6 años atrás, una nueva historia se escribió en las memorias institucionales, reconstrucción, reconversión, saldar deudas, cambiar modelos de trabajo, hacer equipos, trabajar sin parar y poder abrazar y cosechar nuevos éxitos.
La pregunta, en ese momento era por donde arrancar y cómo hacer ?
Y ahí fue que apareció, la primer frase de cabecera que uso para gestionar: “nadie se salva solo”, todos necesitan “un otro” que lo rescate.
Y es así, que con el apoyo de quienes me contrataron y a través de la fundación aportes de gestión, conocí a esa persona maravillosa que me acompañó durante estos 6 maravillosos y titánicos años.
Rafael, mi mentor, una persona tan brillante como empática, tan sabia como generosa.
El 22 de marzo de 2024, se fue de este mundo, pero sus enseñanzas quedaron en cada una de las personas que lo conoció y tuvo la dicha de trabajar junto a él.
El que busca poder, intenta dividir a la gente. El que busca impacto genera “lideres” educando, acompañado, y motivando.
Eso es lo que hace un gran líder, no tiene miedo que alguien le saque algo, contagia para sumar, es solidario para multiplicar, esta cerca de la gente para enseñar y aprender. Ama y acepta!!!! Eso es Rafa, eso es trascender.
A través de mis próximos artículos, compartiré aquellas enseñanzas que me fue trasmitiendo en nuestros encuentros.
Lo primero que él me dijo fue: “Esto es todo lo que tenes que grabarte”:
“Un buen lider, marca el rumbo y genera las motivaciones para que su equipo consiga los resultados” .
Líder, equipo, rumbo, motivaciones.
Sin estereotipos, sin estigmas, anteponiendo la causa por sobre todos los intereses personales.
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