Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
{{dayName}} {{day}} de {{monthName}} de {{year}} - {{hour}}:{{minute}} hs.
Dólar (BNA): $855,50 / $895,50
Dólar Blue: $1.035,00 / $1.055,00
Dólar CCL: $ / $
Dólar MEP: $1.034,38 / $1.035,61
Peso Chileno: $92,34 / $92,51
Columnistas

¿La industria nacional está en peligro?

Por más que nos ilusionemos, el arte no va a cambiar el mundo. La ciencia y la industria asumieron, hace mucho, esa responsabilidad.
Pedro Nazar

Por Pedro Nazar

Las nuevas corrientes educativas, sin embargo, apelan a la creatividad e imaginación como pilares de la formación académica.

Pero ¿es útil enseñar a los alumnos a hacer metáforas? Ingresar al taller industrial con los alumnos de una escuela técnica, no para forjar o martillar, sino para hacer poesía.

Una metáfora, como sabemos, se logra cuando comparamos dos cosas que tienen alguna similitud. Por ejemplo, el pequeño horno de barro dentro del taller de Forja y Soldadura y un dragón. Ambos, horno y dragón, echan fuego por su “boca”

Pero ¿puede aportar esto alguna habilidad a los futuros técnicos? ¿Qué sentido tendría esta comparación para el mundo de la industria? ¿Qué aporte significaría? Hasta podríamos decir, incluso, que es peligroso que los alumnos confundieran las herramientas con animales fantásticos.

¿Se le podría explicar a un jefe de taller o técnico que un profesor de literatura ingresa con sus alumnos en el taller de soldadura a escribir poesía, rodeado de yunques, morsas, taladros y un montón de máquinas que, hasta ese día, no tenían nada que ver con su materia?

Además, hay un protocolo de indumentaria que incluye guantes, máscara, ropa de trabajo y zapatos especiales para evitar accidentes

¿Qué pasaría si un día, ingresara al taller el profesor de carpintería y se encontrara a uno de sus estudiantes acariciando cariñosamente la cabeza de un martillo porque la peña de metal, que sirve para sacar clavos, parece las orejas de un conejo?

Un martillo es un martillo, no es un conejo. Todos sabemos eso. Y la “garra” del martillo, peña o uña, sirve para sacar clavos… no son las orejas de un conejito.

Surgen muchos interrogantes, en el mundo fabril, respecto de la utilidad de la poesía y su afán de encontrar similitudes ¿Cómo conseguirían, los futuros técnicos, insertarse en el mundo laboral creyendo semejantes “pavadas”, que un horno parece un dragón o un martillo de carpintero tiene las orejas de un conejito? ¿Para qué le sirve una metáfora, esa sensación de irrealidad, a un futuro técnico industrial, entonces?

Digo esto, porque tengo ante mí dos interesantes libros de poesía, NASHE y XD, publicados por alumnos de la Escuela Técnica 25 Fray Luis Beltrán, CABA, en 2021 y 2022. Hace años ya, que un profesor de literatura de esa institución lleva a sus alumnos a escribir poesía en los talleres de hojalatería y carpintería de la escuela. Los alumnos hacen metáforas con las herramientas. Escriben sentados en bancos de madera, apoyando sus carpetas en mesas donde poco antes, una gubia lastimó la madera o un golpe de martillo acarició la superficie hasta deformarla.

Fin

ciencia e industria arte Cultura industria nacional

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso