Por Alberto Lindor Ocampo

Todo ello consecuencia de sorprendentes virajes que ha tomado la naturaleza y ni que digamos nosotros, los seres humanos si se nos puede seguir calificando en la escala evolutiva de éste modo. (creo que más bien, estamos en una franca involutiva)

Primero veamos que sería el significado para la palabra “concierto” para luego dilucidar el tema que me conmueve que sería el título de la presente entrega y que se refiere al desconcierto.

Concierto: en el diccionario, solamente hay dos acepciones y se refiere a la música, pero he aquí que separadamente hay una serie de palabras que podrían aplicarse a mi intensión posterior, ejemplos: orden, armonía, ajuste, acuerdo, unión concordia, avenencia, concertación, etc. dicho esto, creo que resultará más entendible el título propuesto: desconcierto…

“Estado de confusión o desorientación en que queda una persona a causa de algo inesperado o sorprendente” o “falta de orden y disposición de las cosas”.

Confieso que yo me considero desconcertado, altamente desconcertado por hechos, circunstancias, comportamientos, sucesos y unos cuantos adjetivos más, pero que es bueno aclarar no sólo por lo que ocurre en nuestro país sino en todo el mundo, en todas las sociedades, en todas las culturas.

A nivel planetario estamos cursando una cruel guerra (como todas) entre Rusia y Ucrania, escandalosos comportamientos de primeras figuras políticas de Gran Bretaña, una sociedad desbocada en la misma nación desde donde se dijo: libertad, igualdad y fraternidad y enfrentamientos de miles contra miles, con incendios, de hasta la biblioteca nacional de Marsella en Francia. líderes insólitos de países como los Estados Unidos donde hoy son juzgados porque sus seguidores irrumpieron y rompieron el propio Congreso (Capitolio) de los Estados Unidos entre otros desmanes. dejo Centro América y Latinoamérica en su conjunto, pues necesitaría tanto espacio como tantos son los ejemplos de conductas y hechos que, en otros tiempos, nos habrían parecido absurdos pues quiero introducirme a mi país, argentina.

No sé por dónde comenzar a compartir mis desconciertos

Partamos, entonces, que de haber sido Argentina uno de los diez países más importantes del mundo, hoy debemos estar peleando el descenso fuera de la tabla o uno de los últimos puestos casi en todo.

La educación ha sufrido uno de los peores destinos, estamos casi últimos; los políticos y la política son francamente una vergüenza con todas las letras; la ejemplaridad ya no existe y los desvalores reinan a tal punto que creo justo decirles que me encuentro desorientado, más aún cuando se acercan tiempos de elecciones.

Los actos absurdos en éste terreno son más bien dignos de crueles payasos. Nuestros ancestrales ejemplos, los próceres, lucharon para que tengamos una patria, una república, estos absurdos mamarrachos actuales se destacan por querer entregarla en cuerpo y alma, regalar nuestra soberanía, aceptar gobiernos paralelos en ciertas provincias y aún más, ciertos territorios( por su extensión), presumen en comulgar con ideologías antagónicas a nuestro ser y hasta invitan alguno de estos rojos criminales para que nuestro país sea la entrada de sus inquietantes proyectos tan alejados del espíritu de los próceres que alguna vez tuvimos.

Hablando de comulgar, ver cómo una altísima dignidad de nuestra religión saluda con la “v” de la ideología que hoy rige los destinos de nuestro pueblo, cómo no voy a sentirme desorientado, así nos va.

No reconocemos, ni respetamos nuestros propios símbolos patrios y es más, hace pocos días y a propósito de enterarnos de uno de los crímenes más horrendos que tengamos conocimiento, los autores de ello dirigían sin título una escuela con los alumnos con uniformes colorados y enarbolaban ¡¡la bandera de Cuba!! y esto se repite en varios destinos escolares. el rojo debiera teñir nuestro rostro antes que el ropaje de nuestros niños o la reverencia de nuestras primeras autoridades a tiranos y dictadores como los de Cuba, Rusia, Nicaragua, Venezuela o China e Irán.

Esto desorienta y lastima el alma

Decimos tener partidos políticos donde también reina el desconcierto hasta llegar a circunstancias de crueles enfrentamientos.

Ni qué decir de la corrupción generalizada favorecida por un narcotráfico ya enseñoreado en nuestra Patria que ha comprado para sus diabólicos intereses a quienes debieran combatirlos desde las fuerzas creadas para ello, los jueces y demás estamentos de la ley y los políticos más encumbrados, obviamente utilizando a la sociedad embrutecida y empobrecida como mano de obra de fácil convencimiento.

Por lo dicho hasta aquí, creo que estar desorientado es lo menos que me puede pasar.