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Esto a veces es puro cuento

Diferencias entre nuestros cuentos y fábulas. Parte de las investigaciones de la folkloróloga Berta Vidal de Battini, quien entre otros rescató varios cuentos catamarqueños.

Un cuento se define como una narración (oral o escrita) breve, basada en hechos reales o ficticios (incluso, en mitos, leyendas o anteriores escritos), con una trama sencilla y creíble, protagonizada por uno o pocos personajes. Busca deleitar y a veces enseñar, casi siempre, con final feliz. El cuento, dice Julio Cortázar, como en el boxeo, gana por knock out, mientras que la novela gana “por puntos”. El cuento recrea situaciones. La novela recrea mundos y personajes (con su psicología). En el cuento, como en otras formas de literatura oral, el narrador es clave, dado que presenta sus puntos de vista y genera el “clima” del relato.

Cuando un relato con rasgos de fábula (animales que son personificados) se formulan en prosa se trata de cuentos de animales, lleven o no una enseñanza final. En el campo argentino todavía sobreviven, como sus protagonistas de ficción y los narradores, que los hay talentosos e histriónicos. Así, se sigue conservando, recreando y enriqueciendo la herencia del cuento popular español, que –al decir de la estudiosa Berta Vidal de Battini- “revive la tradición oral occidental, que asimiló elementos milenarios de la tradición oriental pero adquirió características propias que la singularizan”. Recordemos que realizó más de 150 viajes a lo largo del país para recoger más de 3.000 versiones orales con sus variantes, que publicó
en una docena de volúmenes.

La gran pregunta que podríamos hacernos es cuántos de estos narradores dejarán descendencia y cuántos de los jóvenes de hoy disfrutan recreando este capital del patrimonio intangible. A continuación uno de los cuentos que Vidal de Battini rescató. ¡Buena lectura!

“Los socios”
“Dice que una vez se han hecho socios un zorro y un venado.
Dicen que han sembrado una chacra de melones y sandías. Dice
que el zorro es haragán y lu ha hecho trabajar al venado no más.
Dice que ha tenido mucha fruta la chacra y han ido a comer los
socios. El venado que ‘staba un poco enojao no lo ha dejado comer
mucho al zorro y lo ha corrido di un lado pal otro y él ha comido
lo mejor.
Dice que el zorro ha salido y ha pensado cómo podía hacer para
castigar al socio mezquino.
Dice que se encontró un cuero y lo ha remojado y ha empezado
a cortar coyundas. Se ha puesto por donde a la juerza tenía que
pasar el venado. Y ha pasado el venado y como es tan curioso se
ha puesto a ver qué hace el zorro, y áhi li ha preguntao:
-¿Qué hace socio, que trabaja tan apurau?
-Ah, sí, ‘toy muy apurado porque han anunciado un gran ventarrón
y ‘toy cortando coyundas para atarme di un árbol. Y ya ‘tá por
llegar, y ando atrasado en el trabajo.
Y li ha creído el venado y li ha dicho que por favor lo ate a él
primero. Y el zorro si ha hecho rogar un rato y al fin ha dicho que
bueno, y que él va a buscar una cueva para salvarse.
Y lu ha atado bien seguro en un taco, en un algarrobo, y él si
ha entrao a la chacra y ha comido hasta hartarse. Y dice que ha
pasado por donde ‘staba el venado atado y muerto di hambre y
li ha tirado unas cascaritas de sandías y de melón. Dice que el
venado ha comido y le ha pedido al zorro que por favor lo desate,
pero el zorro lo ha dejado no más”.
Narrado por Sara Albarracín, muchacha del pueblo, que cursó la
escuela primaria, de 23 año, en Santa María, Catamarca.


 

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