Una pequeña niña de tan solo 9 años vivió un verdadero calvario las últimas semanas. Todo comenzó hace aproximadamente catorce días atrás, cuando, encontrándose en su domicilio, la pequeña recibió un video de un número desconocido en la aplicación WhatsApp de su teléfono celular.

La criatura abrió el mensaje y observó a una niña, también de corta edad, desnuda, realizando distintos movimientos. Junto al video, llegó un audio con la voz de un varón quien -según se desprendería de la denuncia- le dijo a la niña que “hiciera lo mismo”. Es decir, que se filmara sin ropa, tal como en el video que le había enviado, y luego, se lo mandara, amenazándola de que, si no hacia lo que le decía, iba a lastimar a sus padres.

Atemorizada por la amenaza de que pudieran hacerles daño a sus padres, la criatura grabó el video y se lo envió al desconocido.

En silencio, la niña cargó con la culpa del acto que había realizado y no le dijo nada a sus padres, ya que también había sido amenazada para que guardara silencio.

El hostigamiento y las amenazas del groomer siguieron por varios días.

Según recordó la niña al contarle a su madre sobre este hecho, el pasado sábado, el sujeto le insistía que le enviara nuevos videos y que hiciera “otras cosas”, a lo que ella se negó y lo bloqueó.

Sin embargo, este siguió hostigándola enviándole mensajes desde otras líneas telefónicas.

La niña, al parecer, no soportó más el hostigamiento del sujeto y el sábado a la tarde, llamó a su madre al teléfono celular, mientras esta se encontraba trabajando y, entre llantos y muy asustada -según remarco la denunciante-, le dijo que tenía que contarle algo muy urgente, por lo que, sin dudarlo, la mujer se retiró de su trabajo y se dirigió al domicilio.

Una vez en la casa, y tras tranquilizarla, la mujer logró que su hija le contara lo que le estaba pasando.

Según trascendidos, la pequeña le había relatado a su madre que recibió el video de una niña y que un desconocido le pidió que grabara el mismo video, si no lastimaría a sus padres.

De inmediato, tras escuchar a su hija, la mujer se trasladó por sus propios medios a la Comisaría Departamental de Andalgalá y denunció el hecho.

Asimismo, hizo entrega del teléfono celular de su hija -el que, según trascendió, le habría comprado a la niña ya que debía tomar las clases por Zoom y para mantenerse en contacto con ella, ya que ambos padres trabajan- para que pudiera ser analizado por los investigadores y poder dar con el sujeto que le pidió el video a su hija y la amenazó.

Voceros consultados al respeto indicaron que, en principio, el hecho del que ya tiene conocimiento la Fiscalía de la Segunda Circunscripción Judicial, con asiento en la ciudad de Andalgalá, departamento homónimo, encuadraría en el supuesto delito de grooming, por lo que ya se dio también intervención a la fiscalía de Ciberdelitos, de esta ciudad Capital. la unión.