La lista en cuestión representa al oficialismo y está encabezada por la diputada Natalia Saseta como presidenta de la junta ejecutiva y el actual presidente Enrique Cesarini va como presidente de la asamblea de delegados. La otra, que hasta ahora no se conoce porque no ha sido publicada estaría encabezada por la referente del turismo catamarqueño, Claudia Moreno.

La lista "oficial" exhibe una selección de desconocidos, simpatizantes del peronismo y del radicalismo, tal es el caso de 40 afiliados radicales de Recreo que responden al diputado provincial Francisco Monti, que redunda en la falta de formación de cuadros políticos, algo característico del Pro-Catamarca en los últimos años. No existe actividad partidaria de formación, ni escuela de dirigentes, ni foros de debate ni nada.

Mayúsculo asombro causó en la rama femenina del PRO, incluso a nivel nacional, la ausencia y no participación en la interna, de la ascendente dirigente de base que tiene el PRO en el Circuito N° 3 de la ciudad capital, de quien esperaban que fuera candidata a presidir una de las listas y que por innumerables razones no participará de ninguna de las dos listas, siendo incierto su futuro político, según consulta que realizó El Pucará. Nos referimos a la señora Laura Puy, ex integrante del staff de Enrique Cesarini y del bloque del PRO en la Cámara Baja, de donde renunció por serias diferencias en el manejo de los fondos especiales.

Las elecciones internas se convierten así en la tradicional repartija de cargos partidarios acomodados de diferente manera y con pocos o nulos avances en materia de transformación política, se trata de obtener un trofeo y nada más. Nos referimos al sello partidario, que para muchos es la llave de entrada en las negociaciones por candidaturas en la coalición, pero se olvidan que esta vez las llaves se la van a tener que meter en el bolsillo, porque el partido es una cascara vacía sin contenido programático y lo que hay adentro es hibrido, no fue fecundado, no hay vida, solo formalidades y desprolijidades.  Se concentra todo en pocas personas, amantes del poder, el dinero y las influencias, pero la usina de ideas permanece cerrada desde hace mucho tiempo. Se supone que un partido que perdió el poder tiene que trabajar para recuperarlo pero el PRO en Catamarca estuvo cerrado desde las últimas elecciones.

Las incorporaciones genuinas no existen, sino amigos externos, de ocasión, que se inmiscuyen en una interna que le es ajena, transformándola más en un símil de sociedad de socorros mutuos que a un partido político. Y encima, como si el panorama no fuera suficiente, todo se hace virtual, en el puterio de las redes sociales, porque el PRO-Catamarca, además de ser una cáscara vacía, no tiene sede partidaria. El punto de encuentro es el streaminig de Facebook y si los afiliados no tienen tecnología apropiada o conectividad, si es que residen en el interior, todo se reduce a un club de amigos acomodados.

Observando detenidamente la lista, también llama la atención que de las pocas incorporaciones que hay, una sea de un kirchnerista arrepentido. Vale preguntarse cómo se cambia de pensamiento político en tan poco tiempo, cuando se sabe que ser peronista o kirchnerista es como ser de Boca o de River, es un sentimiento que no se puede cambiar de la noche a la mañana. Si recurren a estos personajes, como si fuera un remedio extremo, significa que el paciente esta en estado delicado.  Un partido minúsculo, que cada vez tiene menos militantes, que crece en números de afiliados extraños en cada elección y que luego decrece rápidamente, cómo si se tratara de pases a préstamo sin opción, como en el fútbol.

Es evidente que los antiguos referentes del Pro están afuera, los que estuvieron desde el inicio mismo del proyecto de Mauricio Macri, los de la primera hora. Los mismos que acompañaban al ex presidente cada vez que visitaba nuestra provincia y por expreso pedido de él. Esa construcción genuina y empática con las ideas y proyecto del fundador del PRO quedó en la nada, por lo menos en Catamarca y al mismo tiempo ganó terreno el grupo asociado al peronismo vernáculo, al corpaccismo y en especial a la huestes de Rubén Dusso. En eso fue fundamental la actuación del monje negro enviado por Rogelio Frigerio para cuidar la relación con los peronistas.

El PRO, los mismo que la CC-ARI en la alianza opositora, son agrupaciones prácticamente inexistentes por su escasa o nula representación y sus erráticas posturas, más cercanas al oficialismo que a una verdadera oposición. Porque una cosa es lo que se dice y otra bien distinta, lo que se hace. Al respecto, con solo observar las conductas de Saseta, Cesarini y Manzi, es fácil llegar a la conclusión que se trata de legisladores funcionales al oficialismo o al Saadismo, que para el caso es lo mismo, en tanto que Rubén Manzi discursea en Buenos Aires y cacarea en Catamarca, regalando barbijos al Saadismo, por ejemplo.

El Pucará tuvo acceso a un infórmate secreto, quien nos refirió que el oficialismo amarillo (PRO) se quebró en el momento que la mayoría eligió a Saseta como candidata a presidir la Junta partidaria. La cuestión es que Carlos Molina se había auto postulado, quería ser él y lo descartaron.

Que la diputada Natalia Saseta haya sido ungida como candidata demuestra una vez más la ausencia de valores, sequía intelectual y ausencia de nuevos dirigentes, algo que no es casual, como ya lo dijimos más arriba, de una cascara vacía no puede salir nada, ni siquiera nada malo como hubiese sido la candidatura de Carlos Molina, cuyo crimen más conocido fue votar a favor de la ampliación de la Corte de Justicia, favoreciendo explícitamente al Corpaccismo. No sale nada porque no hay nada. Eso si, es altamente probable que Saseta sea candidata a cambio de algún silencio, necesario para mantener un estado de cosas, algo así como un camino angosto en un precipicio donde todos tienen que viajar para el mismo lado, máxime si se tiene en cuenta que sobre la diputada pesa una semi plena prueba de delito doloso, con pedido de desafuero por parte de la Justicia a la Cámara de Diputados, que deberá ser tratada en los próximos días, teniendo en cuenta que a partir de hoy se reanuda un nuevo periodo de sesiones ordinarias.

A Enrique Cesarini y sus pintados del Pro, funcionarios oficialistas, del IPV y de la Cámara de Senadores, bloque del FT, se les quemaron los libros de estrategia política. Fueron a la biblioteca a buscar los tomos y tampoco había nada. Nada es una palabra fría, lapidaria, difícil de definir y menos si te pones a pensar que actuando así, quizás puedas obtener algo en un futuro cercano y todo el mundo se da cuenta, ellos y la sociedad, que van directo al matadero a recibir algo más importante que la nada, que es la nada de nada.