Es posible que al momento de jurar como Diputado Nacional, hecho ocurrido hace justo un poco más de un año, precisamente el dúa 4 de diciembre de 2019, el arquitecto Dante López Rodríguez  haya pensado en sus fuertes convicciones católicas, en su educación, en sus padres, en su vida sacramental y principalmente en su Fe. Lo cierto, que eligió la formula completa y afirmó su mano y expresó su juramento sobre los Santos Evangelios, con todo lo que ellos implica.

Al día siguiente, posiblemente se haya olvidado la formula de su juramento y ni hablar un años después, cuando en forma incomprensible y contraria a su Fe, votó afirmativamente por un proyecto que no reconoce la vida desde el momento mismo de la concepción. Si el diputado en cuestión, verdaderamente tiene la fe que demostró tener el día de su juramento, a estas horas debería estar evaluando como sigue su vida espiritual y el discernimiento de su conciencia. No queremos desde ésta crónica hacer un análisis penitencial de su conducta, no es nuestra función y para eso están los pastores, pero sí llamar al señor Dante López Rodríguez a reflexionar sobre lo sucedido, ya que muchos fieles católicos se han sentido ofendidos, en especial quienes votaron su lista en la inteligencia que estaría a favor de las dos vidas siempre.

Por otra parte llamó poderosamente la atención que sobre el filo de la medianoche circularon las listas con los posibles votos y durante varias horas, el diputado nacional, Dante López Rodríguez, aparecía en la lista de indecisos. Cabe recordar que el legislador, asumió la banca en reemplazo de Gustavo Saadi, actual intendente de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Fue allí que pensamos que el diputados nacional tendrías una objeción de conciencia sobre la emisión de su voto. Los acontecimientos posteriores indicaron que si era ese el problema, el mismo se disipó.

Pues, en horas de la madrugada, como si se tratara de las apuestas del hipódromo, las listas fueron mutando hasta que en la votación del diputado catamarqueño, antes indeciso, apareció el afirmativo. Nadie sabe que sucedió entre la indecisión y el afirmativo. Misterio en el recinto, mientras tanto la "palabra de Dios" inserta en el Evangelio duerme en algún cajón perdido a la espera de otro juramento en falso.