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Política

Al final, Rodríguez Larreta fue el pato de la boda en un extraño reclamo policial

A los amigos todo, a los enemigos nada. El presidente Alberto Fernández volvió a dar una puñalada a los porteños, quizá enojado por ser un electorado opositor al Frente de Todos. En la semana previa, destiló odio injustificado hacia la ciudad de Buenos Aires, denominando injustamente como "Opulenta", termino propio de un resentido.

En la misma maniobra, Fernández le quitará el 1 por ciento de la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires y se la entregará al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, para que solucione el conflicto salarial con la policía bonaerense, que lleva varias jornadas de protestas. En realidad, carece de facultades para proceder de esa manera y sólo una ley del Congreso puede alterar el régimen de coparticipación federal. Rodriguez Larreta analiza ir a la Corte Suprema de Justicia a dirimir la injusticia.

Fernández denominó a esa jugada como “Fondo de Fortalecimiento Fiscal”, que equivale a más de 35.000 millones de pesos. Es extraño el epílogo de un conflicto inédito y con un movimiento de protesta demasiado pasivo por parte de las autoridades nacionales y provinciales. Los intendentes de Juntos por el Cambio del conurbano bonaerense fueron a la Quinta de Olivos apoyar al presidente sin saber cuál sería la solución a la "crisis". Según manifestó Diego Valenzuela, Intendente de Tres de Febrero cuando se retiraron de la Quinta "lo hicieron con un sabor amargo", porque advirtieron que la decisión se tomo sin ningún tipo de diálogo. No hubo margen y no fueron informados.

“La Ciudad recibió 2,1% más de coparticipación por el traspaso de la Policía Federal. Pero advertimos que había un 1% de excedente. Este tema lo hablé muchas veces con Rodríguez Larreta. Tengo la tranquilidad que nadie puede mostrarse sorprendido”, anunció Fernández en la quinta de Olivos, escoltado por Kicillof, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el titular del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, e intendentes oficialistas y de Juntos por el Cambio. Un ministro nacional aseguró que “le avisaron antes” a Horacio Rodríguez Larreta. ¿Antes?, una hora antes no es antes. No se puede dejar a soslayo que al jefe de Gobierno porteño lo vienen hostigando desde el momento mismo que comenzó a crecer en las encuestas.

“Nadie del gobierno porteño estaba al tanto de esto”, desmintió el senador nacional por la Ciudad Martín Lousteau, aliado de Rodríguez Larreta y de buen diálogo con el Presidente, con el que se reunió semanas atrás en Olivos. La última vez que habían conversado Rodríguez Larreta con Fernández sobre la coparticipación había sido en febrero, antes de la pandemia.

Los intendentes de Juntos por el Cambio que asistieron a Olivos tampoco estaban al tanto de los detalles del anuncio del Presidente. “No tenemos definiciones. El Presidente solamente nos pidió que estemos”, había dicho uno de los invitados tras ingresar a la quinta presidencial.

El anuncio

Fernández cuestionó la metodología de protesta de la Policía Bonaerense y dijo no aceptar “ciertas formas de demanda que no tienen que ver con la vida democrática”. Pero luego reconoció que los uniformados bonaerenses están “retrasados en su salario” y agregó: “No soy un necio, hay que encontrar una solución”. pero la solución no era atribución del presidente sino de Axel Kicillof y de Berni, que no quisieron hacerlo más temprano.

Quizás tenían que respetar el libreto de la señora que manda. Era necesaria la escena en la Quinta Presidencial, también que el sindicalismo peronista achacara de golpismo a la oposición, algo totalmente descabellado y por último, era imprescindible que la escena final fuera en Olivos, en la calle, "sin diálogo" con los revoltosos y con el apoyo explícito de los gobernadores, que al unísono salieron apoyar al presidente "por las dudas" sin comprender muy bien que estaba sucediendo en Olivos. Con la suma de hechos demasiado concatenados, el Presidente y su séquito anunciaron la decisión antijurídica de despojar a la Ciudad de Buenos Aires de recursos que en derecho le corresponden.

“Hemos dispuesto crear un fondo de fortalecimiento para la provincia de Buenos Aires. Estamos intentando reponer un equilibrio resignó la provincia a mediados de los 80 cuando perdió ocho puntos de coparticipación”, dijo el Presidente.

Buenos Aires arrastra un reclamo histórico por el sistema de coparticipación. La gestión de María Eugenia Vidal se jactó de haber recuperado parte de la coparticipación, al llevarla del 18,4% al 23,3%. La administración de Kicillof asegura que el anuncio de Vidal formó parte de su “marketing” y que la provincia sigue atrasada. Otra falacia. Vidal no arrasó la provincia de Buenos Aires. La arrasó Daniel Scioli en los los dos mandatos consecutivos dentro del kirchnerismo.

Así, el Gobierno le dará más fondos a la provincia a pesar que el viernes pasado había anunciado el Plan de Fortalecimiento de la Seguridad, que contemplaba una inversión de $37.700 millones de pesos para equipamiento, formación de nuevos policías e inversiones edilicias. Esos giros quedaron desactualizados a la luz del reclamo salarial de las fuerzas bonaerenses, que reclamaron aumentos de hasta un 64%.

“Le estamos dando el apoyo económico para que pueda cerrar”, dijo a LA NACION un importante ministro consultado sobre el auxilio al gobernador bonaerense, en alusión a la necesidad de descomprimir la tensión que se fue agravando con el correr de las horas y terminó con protestas en la quinta de Olivos.

En La Plata explican que Kicillof siempre contempló un aumento salarial para la Bonaerense, incluso desde antes de que se negociarán los fondos del Plan de Fortalecimiento de la Seguridad. “Teníamos en cuenta que antes de tener policías nuevos, teníamos que actualizar la situación de los policías que ya están en funciones”, dijo a LA NACION un portavoz del gobernador.

El Presidente invitó dos veces a conversar a los policías que protestaban en Olivos, pero rechazaron los ofrecimientos. Resulta poco creíble que los interlocutores no hayan aceptado la invitación del presidente. Ningún ciudadano argentino rechaza la invitación de su presidente a dialogar y menos dos veces entre dos horas. A veces el gobierno nacional presenta un relato, otras, un libreto, pero lo cierto es que queda la sensación de que alguien muy perverso organizó la movida para birlarle un punto a Rodríguez Larreta, que de la nada no se lo podía quitar. Necesitaban justificar la escena y nada mejor que un buen libreto para hacerlo.

“La voluntad política es ayudar a la provincia. En estos nueve meses asistimos todo el tiempo a Buenos Aires con mucha voluntad política”, señaló a LA NACIÓN un portavoz de la Casa Rosada. Tal como informó este medio, Buenos Aires es la provincia que más recursos recibió del Estado nacional: de los $ 177.295 millones de las transferencias corrientes que se repartieron entre las provincias, el 52,1% ($ 92.362 millones) fueron para Kicillof.

Con el espaldarazo de la Nación, a partir de ahora Kicillof quedará encargado de resolver el conflicto con la Bonaerense. En la Provincia quieren manejar el tema con extrema cautela, y no convalidar la metodología de protesta de los uniformados, ya que puede asentar un peligroso antecedente. “Si damos todo lo que pide la policía ¿qué nos queda para los estatales y los maestros?”, reflexionaba hoy un colaborador de la gobernación bonaerense.

A partir de hoy no, Kicillof es el máximo responsable desde el 10 de diciembre. No es legal lo dispuesto por el presidente y la ciudad seguramente recurrirá a la Justicia, y tratándose de un pleito con competencia originaria de la Corte, Rodríguez Larreta seguramente intentará frenar la maniobra con una cautelar e imponer el recurso ante la Corte Suprema de Justicia en lo que seguro considera un atropello a los porteños y a su calidad de vida.

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