Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
{{dayName}} {{day}} de {{monthName}} de {{year}} - {{hour}}:{{minute}} hs.
Dólar (BNA): $854,00 / $894,00
Dólar Blue: $1.035,00 / $1.055,00
Dólar CCL: $ / $
Dólar MEP: $1.034,38 / $1.035,61
Peso Chileno: $92,07 / $92,22
Cultura

Un 23 de mayo, pero de 1936, se inauguraba El Obelisco

Es el mayor símbolo de la Ciudad de Buenos Aires. Se construyó un 23 de mayo de 1936 con motivo del cuarto centenario de la llamada Primera Fundación de la ciudad por Pedro de Mendoza, y es el mayor símbolo de la ciudad de Buenos Aires. Su importancia iconográfica, se hace valer cada día y probablemente no exista turista que visite la ciudad que no pase a visitarlo y sacarse una foto.

La diferencia, es que en sus comienzos no generó la misma sensación. Allí, se encontraba la Iglesia San Nicolás de Bari, que le da el nombre al barrio, y en donde se izó por primera vez la bandera nacional, en Buenos Aires, el 23 de agosto de 1812. El temple fue derribado a comienzos de la década del 30 del siglo XX con el objetivo de ensanchar la avenida Corrientes y también para el ensanchamiento de la gran avenida 9 de Julio, que en aquél entonces se llamaba Avenida Norte Sur.

El monumental Obelisco había generado un descontento en la población, ya que varios lugares históricos debieron ser demolidos. Además de la iglesia mencionada también se demolió el antiguo Luna Park y el legendario Teatro del Pueblo y otra cuestión era que no había sido discutido en el Concejo Deliberante.

Contra todos los pronósticos, la obra fue solicitada al arquitecto Alberto Prebisch, uno de los principales arquitectos del modernismo argentino y autor también del vecino Teatro Gran Rex. La construcción se inició el 20 de marzo de 1936 y finalizó casi en tiempo récord, el 23 de mayo del mismo año. Su altura es de  67,5 metros. Tiene una sola entrada y en su cúspide 4 ventanas orientadas hacia un punto cardinal distinto y a las que solo se puede acceder mediante una escalera de 206 escalones con 7 descansos. También, posee un pararrayos, y no se encuentra abierto al público.

La alemana GEOPE fue la empresa constructora. Participaron 157 obreros y hubo que lamentar la muerte de uno de ellos, el italiano José Cosentino. El total fue de 200.000 pesos.

El único cambio importante que sufrió en los últimas años, fue en 1987, cuando le pusieron rejas para evitar actos de vandalismo con las frecuentes pintadas en aerosol.

En la ceremonia de la inaguruacion, en aquellos días, el Intendente, Mariano de Vedia y Mitre, decía en su discurso: ‘Este Obelisco será, en el correr de los años, el documento más auténtico de este fasto  glorioso del cuarto centenario de la ciudad. Dentro de las líneas clásicas en que se erige, es como una materialización del alma de Buenos Aires que va hacia la altura, que se empina sobre sí misma para mostrarse a los demás pueblos y que desde allí proclama su solidaridad con ellos. Buenos Aires se siente grande, fuerte, pujante. Y como todos los grandes, no alienta sino sentimientos nobles, generosos, fraternales. Porque es grande no siente emulaciones sino amor. Porque es grande tiende sus brazos a todos los pueblos…’.

Con los años, los porteños aprendieron a quererlo y lo convirtieron, incluso, en el punto de encuentro para ir a festejar un triunfo electoral, una victoria de fútbol o mas bien el punto de partida de una movilización como protesta. Ademas, en varias ocasiones, se ilumina de colores para conmemorar fechas importante o con motivo de solidaridad, por ejemplo con los colores de la bandera de Italia por las muertes de la pandemia.

Buenos Aires Cultura Historia Argentina Obelisco

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso