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Sociedad

"Que las difíciles horas actuales no sean un obstáculo infranqueable sino oportunidades"

Expresó Mons. Urbanč en el Te Deum por el 25 de mayo, que se celebró durante la mañana de ayer en el templo parroquial de San Isidro Labrador, en el departamento Valle Viejo, recinto sagrado donde se elevó la oración confiada al Padre Dios en el 213º aniversario del nacimiento de nuestra Patria.

La ceremonia litúrgica fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, acompañadopor el párroco anfitrión, Pbro. Javier Grosso.

Participaron autoridades provinciales y municipales, encabezadas por el gobernador Raúl Jalil y la intendenta de Valle Viejo, Susana Zenteno; legislativas y de las fuerzas de seguridad, miembros de instituciones y pueblo en general.

Durante su homilía, Mons. Urbanč dijo que “este solemne himno de acción de gracias con el que alabarnos y veneramos a Dios y le rogamos que venga en ayuda de sus criaturas, … resuena en nuestro amado país desde el primer gobierno patrio todos los 25 de mayo, como expresión de nuestra gratitud a Dios por el surgimiento del Estado Argentino que proclamaría su independencia formal el 9 de Julio de 1816, acontecimiento que culminó también con el rezo del Te Deum”.

Luego afirmó que “todos sabemos que los primeros años de la Argentina no fueron fáciles ni tranquilos, pero nuestros próceres rebosaban de espíritu de sacrificio, amor por la Patria, grandeza, generosidad; y, por ello mismo, lograron, en parte al menos, hacer realidad lo que soñaron. Dejando de lado muchas pretensiones, apostaron por el bien común”.

En esta línea señaló que “siguiendo sus huellas, también nosotros hemos de transitar las mismas sendas, para que las difíciles horas actuales no sean un obstáculo infranqueable sino oportunidades que, en base a creatividad, desprendimiento y sacrificio, nos lleven a días mejores”. Y describió: "Días en los cuales se hagan realidad los valores supremos de la verdad, la libertad, la justicia y la amistad social. Días en los que se promueva la dignidad de la persona humana y se concentre la mirada de todos en el bien común. Días en los que reinen la subsidiaridad, la participación, la solidaridad”.

Del Beato Mamerto Esquiú

También mencionó al hombre más preclaro de nuestra tierra, anhelando “que podamos hacer nuestras las célebres palabras del Beato Fray Mamerto Esquiú: ‘¡República Argentina! ¡Noble patrial... ¡Todos tus hijos te consagramos nuestros sudores, y nuestras manos no descansarán, hasta que te veamos en posesión de tus derechos, rebosando orden, vida y prosperidad! Regaremos, cultivaremos el árbol sagrado, hasta su entero desarrollo; y entonces, sentados a su sombra, comeremos sus frutos’ (Sermón "Laetamur de gloria vestra")”.

Asimismo, manifestó que “para la Iglesia, la patria es un don recibido, mientras que la nación es una tarea que convoca y compromete el esfuerzo de todos”.

En este sentido, expresó que “hoy nos hemos de sentir convocados por Dios y por el pueblo argentino a comprometernos en un esfuerzo que nos involucre a todos para el bien de todos; esfuerzo que se vea regado por el agua razonable del diálogo humano; esfuerzo que nos abra los ojos del alma para que veamos que el bien común creará las condiciones para que cada uno goce en paz de su bien particular; esfuerzo que nos debe encontrar unidos para superar con sabiduría los innumerables conflictos que surgen inevitablemente en la sociedad; esfuerzo que, asumido con perseverancia, inexorablemente nos dignificará como personas y elevará las condiciones todas de la vida común”.

En otro tramo aseveró: “En este sacro recinto, puesto bajo el patrocinio de San Isidro Labrador, hombre empeñoso en el trabajo, comprometido con su sociedad y entregado totalmente a Dios, elevamos nuestra común acción de gracias al Señor por lo que nos he dado. Y ante él nos comprometemos a ser fieles a la misión que él mismo nos encomendó en los comienzos de la creación, cuando dijo: ‘Sean fecundos., multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar. a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra’ (Gén. 1,28)”.

Hacia el final pidió “que al amparo de la Virgen Santísima, Quien tanto nos ama y a Quien tanto amamos en este suelo catamarqueño, formemos en nuestro interior el decidido propósito de engrandecer nuestros corazones con el señorío de las virtudes, para que podamos hacer fructificar los surcos de la Patria con el agua viva del trabajo, de la responsabilidad, de la solidaridad, de la comprensión, del diálogo, de la fraternidad y de la amistad social. ¡Viva la Patria!”.

Hacia el final de la celebración se elevó el canto de alabanza a Dios, interpretado por el coro Cantus Nova, y todos juntos rezaron la Oración por la Patria.

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Queridos hermanos:

Nos hemos congregado en este sagrado recinto para participar de este solemne himno de acción de gracias.

Himno con el que alabarnos y veneramos a Dios y le rogamos que venga en ayuda de sus criaturas, a las que redimió con la sangre de su Hijo derramada por la salvación de toda la humanidad.

Himno que resuena en nuestro amado país desde el primer gobierno patrio todos los 25 de mayo, como expresión de nuestra gratitud a Dios por el surgimiento del Estado Argentino que proclamaría su independencia formal el 9 de Julio de 1816, acontecimiento que culminó también con el rezo del Te Deum.

Todos sabemos que los primeros años de la Argentina no fueron fáciles ni tranquilos, pero nuestros próceres rebosaban de espíritu de sacrificio, amor por la Patria, grandeza, generosidad; y, por ello mismo, lograron, en parte al menos, hacer realidad lo que soñaron. Dejando de lado muchas pretensiones, apostaron por el bien común.

Siguiendo sus huellas, también nosotros hemos de transitar las mismas sendas, para que las difíciles horas actuales no sean un obstáculo infranqueable sino oportunidades que, en base a creatividad, desprendimiento y sacrificio, nos lleven a días mejores.

Días en los cuales se hagan realidad los valores supremos de la verdad, la libertad, la justicia y la amistad social.

Días en los que se promueva la dignidad de la persona humana y se concentre la mirada de todos en el bien común.

Días en los que reinen la subsidiaridad, la participación, la solidaridad.

Días en los que podamos hacer nuestras las célebres palabras del Beato Fray Mamerto Esquiú: "¡República Argentina! ¡Noble patrial... ¡Todos tus hijos te consagramos nuestros sudores, y nuestras manos no descansarán, hasta que te veamos en posesión de tus derechos, rebosando orden, vida y prosperidad! Regaremos, cultivaremos el árbol sagrado, hasta su entero desarrollo; y entonces, sentados a su sombra, comeremos sus frutos" (Sermón "Laetamur de gloria vestra").

Queridos hermanos, para la Iglesia, la patria es un don recibido, mientras que la nación es una tarea que convoca y compromete el esfuerzo de todos.

Hoy nos hemos de sentir convocados por Dios y por el pueblo argentino a comprometernos en un esfuerzo que nos involucre a todos para el bien de todos; esfuerzo que se vea regado por el agua razonable del diálogo humano; esfuerzo que nos abra los ojos del alma para que veamos que el bien común creará las condiciones para que cada uno goce en paz de su bien particular; esfuerzo que nos debe encontrar unidos para superar con sabiduría los innumerables conflictos que surgen inevitablemente en la sociedad; esfuerzo que, asumido con perseverancia, inexorablemente nos dignificará como personas y elevará las condiciones todas de la vida común.

En este sacro recinto, puesto bajo el patrocinio de San Isidro Labrador, hombre empeñoso en el trabajo, comprometido con su sociedad y entregado totalmente a Dios, elevamos nuestra común acción de gracias al Señor por lo que nos he dado. Y ante él nos comprometemos a ser fieles a la misión que él mismo nos encomendó en los comienzos de la creación, cuando dijo: "Sean fecundos., multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar. a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra" (Gén. 1,28).

Que al amparo de la Virgen Santísima, Quien tanto nos ama y a Quien tanto amamos en este suelo catamarqueño, formemos en nuestro interior el decidido propósito de engrandecer nuestros corazones con el señorío de las virtudes, para que podamos hacer fructificar los surcos de la Patria con el agua viva del trabajo, de la responsabilidad, de la solidaridad, de la comprensión, del diálogo, de la fraternidad y de la amistad social.

¡Viva la Patria!

¡Viva la Patria!

¡Viva la Patria!

Te Deum nacimiento de la Patria Iglesia Catolica San Isidro Labrador

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