En campaña por la provincia de Córdoba la diputada nacional por Cambiemos no dijo nada novedoso con respecto al narcotráfico en Catamarca, sólo refrescó la situación actual.

Es más, abordó un tema que está literalmente tapado y borrado de la agenda política de las autoridades provinciales, que lo tratan como si fuera una mera cuestión policial. Todos sabemos que la marginalidad, pobreza y falta de educación hacen estragos en los estratos más bajos de la población. El consumo de drogas, el tráfico y el delitos, son parientes del mismo tronco y la otra cara de la moneda de la corrupción.

Las graves cuestiones que aquejan a la provincia de Catamarca están debidamente tapadas por un periodismo alcahuete que por un puñado de pesos sólo informa a la población sobre las cuestiones de violencia de género y accidentes de moto y "buenas acciones" de la gobernadora, que siempre aparece como la madrina social de los que más necesitan. El progreso no es una palabra que se encuentre en el diccionario de las palabras catamarqueñas.

La sociedad catamarqueña está anestesiada desde hace años por un gobierno que tapa todas sus miserias que son muchas y variadas y la mayor parte de la veces compra el silencio o paga por publicidad oficial que incluye siempre el diario de "las buenas noticias".

Catamarca necesita valientes que digan la verdad. Y la verdad es que la droga entra por la provincia de Salta y de ahí pasa a Tucuman. Desde allí, los narcotraficantes tienen dos opciones. Una, muy utilizada, que es la provincia de Santiago del Estero, donde además existen numerosas pistas clandestinas, ahora más controladas. Y la otra opción es Catamarca.

Catamarca no sólo es una provincia de paso como como dice la Dra. Elisa Carrió, es además una provincia donde el consumo de marihuana y cocaína crece no sólo en los sectores más vulnerables de la población, sino en las altas clases sociales que dominan el espectro político desde hace muchos años, tanto que el crimen más famoso de la historia de la provincia estuvo envuelto en una situación de drogas, prostitución, trata y violencia, todo muy tapado por las autoridades de aquella época.

Como se advierte, en Catamarca nada cambia, todo sigue igual o peor, con éste flagelo que destruye principalmente a la juventud.