Estaba recordando cuando acostumbraba a viajar por el mundo documentando diferentes notas que luego, vendía a revistas muy importantes, y con cada uno de los honorarios compraba equipamiento y diferentes mansiones en lugares paradisíacos, fui por la  INDIA  a realizar una nota sobre los ENCANTADORES DE SERPIENTES.

Luego de un viaje de infinidad de horas, varios aviones, medios terrestres como ser una especie de colectivo, con tanta gente que no se veía el vehículo , llegar a una estación de tren y lograr acceder al techo de un vagón en un espacio que apenas cabía, pude hacer el trayecto que me faltaba para arribar a destino.

De la estación, una bicicleta taxi con una pequeña carpa en el asiento trasero, me trasladó hasta el lugar de hospedaje que se suponía era un hotel pero no tenía ninguna estrella, ni a la vista ni escondida, tampoco de noche en el cielo, sólo unas mantas en el suelo y una vela de cera que debía permanecer encendida sino algunos pensionistas de seis u ocho patas podían querer dormir conmigo.

Estaba en BOMBAY un poco desorientado así que salí a dar una vuelta por la peatonal comercial, donde pensaba adquirir película y otros adminículos que suponía conseguiría por aquellos lugares.

En realidad lo único que había eran peatonales con tanta gente como en el mismo tren (no mantenían distancia social) tampoco llevaban barbijos a pesar que todavía no se hablaba del virus, que los chinos pensaban ponerle a los indios (andaban comprando unos murciélagos y otros bichos que le decían pangolines, una especie de quirquinchos pero no tanto),  para bajar su población y ellos los chinos, quedar siempre primeros en las enciclopedias del mundo. Ni se imaginaban los chin chin chin, que los del turbante estaban ya preparando unas vacunas que luego llamarían Covishield (por la anterior dominación inglesa) y les sacarían la lengua, pero falta mucho para eso, me parece.

Ahora me doy cuenta por qué, Alejandro Magno no quiso entrar por aquellos lugares y se dio media vuelta para volverse a Macedonia pero lamentablemente murió en el intento.

Como yo hablaba bastante bien uno de los dialectos hindúes, en conversación con los parroquianos me convencieron que me vaya para CALCUTA, por ahí, la MADRE TERESA se apiadaba de mi y me conseguía un catre y por otra parte, podría convencerlos a los encantadores locales, que no me cobren la Exhibición realicen una verdadera danza de las cobras. Partí rumbo a CALCUTA y demoré tanto tiempo como indios hay en la india, es decir, mucho. Una vez arribado a CALCUTA ya me comporté ( eso creía) como buen fotógrafo, muy interesado en serpientes y queriendo aprender todo lo que se pueda de esa sociedad multicultural, en especial LOS ENCANTADORES DE SERPIENTES. He aquí algunas cosas que aprendí:

Los encantadores: se preparan desde muy jóvenes, de chicos diría, y comienzan a trabajar con los ofidios. Cuando llegan a una edad adulta y luego de ser ayudantes de sus mayores, ya pueden intervenir en la ceremonia. Muchos de ellos suelen tener severos o severísimos accidentes, conocidos como accidentes ofídicos, que son mordeduras de serpientes que pueden costarles la vida ( hace poco tiempo, me comentaban, unas cobras habían dado su merecido a dos famosísimos “domadores” de serpientes). Por aquel tiempo se decía que unas 20.000 personas por año, morían por mordeduras de cobras.

Los encantadores colocan las serpientes generalmente en unos canastos de boca más bien chica. Como portan una especie de  flautas que son indispensables para su tarea, se colocan con las piernas cruzadas, sentados al suelo y comienzan a ejecutar sus melodías, hasta que las serpientes salen de sus canastos y, al parecer, bailotean al son de la música, lo que atrae a los turistas y engrosa sus aportes dinerarios en los recipientes ubicados   para tal fin.

Perro naturalmente tenemos que aprender algo de las artistas de ocasión, sino esta historia quedaría incompleta.

Generalmente trabajan con la cobra de anteojos conocida como Naja naja, (Especie: N. naja; Linnaeus, 1758):  no es la más grande de todas. La de mayor tamaño se trata de la cobra real, que  puede llegar a medir unos cinco metros y medio , sumamente ponzoñosa. La nuestra es la famosísima COBRA DE ANTEOJOS, mide hasta unos dos metros, pertenece a la familia de las elápidas y es “ prima hermana “ de nuestras corales. Tiene una ponzoña con efectos neurotóxicos ( afecta al sistema nervioso y termina causando la muerte por un paro cardio respiratorio; los efectos severísimos de su mordedura pueden causar el deceso en poco tiempo .Sus colmillos están ubicados en la parte posterior de la mandíbula, por ello necesita MORDER y no PICAR como es el caso de las víboras verdaderas, que para nuestro medio son las yararás y cascabel.

Volviendo a nuestros encantadores, lo que procuran es hacerlas morder trapos y tirar de ellos, con lo que consiguen arrancarles los colmillos, los dos, pero no saben o no sé por que ignoran , que varias especies de serpientes, como las cobras de anteojos, sobre ambas mandíbulas, tienen una serie de colmillos “ apilados “, como si fuesen proyectiles de un rifle a repetición. Entonces, al perder uno o dos , comienzan a descender los reemplazos, como si fuesen los dientes de nuestros hijos en tiempos que anda el ratón Pérez.

A los pocos días ya tienen una dotación nueva de colmillos así que pueden tranquilamente darle una paliza al encantador, que dicho sea de paso, no es que las hace danzar al compás de  la música, sino que las adiestran golpeándolas con la flauta en la cabeza. Por tal motivo, la serpiente lo que hace, es mantener su posición defensiva y no pierde de vista a la flauta atacante, dado que en realidad, son tan sordas ( esto merece una explicación más concienzuda ya que perciben sonidos por la transferencia de las vibraciones por su cuerpo y especialmente por la mandíbula superior que se conecta con el oído interno ya que no tiene orejas ni agujerito de oído externo). Resumiendo: las serpientes siguen el movimiento de quién pueda causarles daños es decir, la flauta.

Descubierto este asunto y fotografiado correspondientemente toda la ceremonia, busqué el medio de retorno a mi Catamarca. No sé cuanto tiempo demoré en el viaje pero, se que al despertar, no estaba todo intacto, como si no hubiese pasado nada, pues las almohadas estaban caídas y alrededor mío, todos mis libros de serpientes y de fauna;  el Tesoro de la Juventud, el Mundo Pintoresco en sus nueve tomos, más los dos gordos de la Enciclopedia Gallach . Folletería del Instituto Butantám, el más grande serpentario de Brasil  y seguramente del mudo, rodeaban mi existencia e indicaban que mi viaje no había sido más allá de mi dormitorio.

NOTA: La verdad es que me desperté cuando decenas de cobras se me venían encima...y tenían espinas!!!

Ver fotos completas. gracias.

FOTO 1:_ "Decenas de cobras con espinas", Antapoca una siesta. (foto de tapa)

FOTO2.-  Encantador de Serpientes

Foto 3,.-  Cobra de anteojos, Naja naja

Foto 4.-  Reposición de colmillos en serpiente.