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Opinión

Gustavo Saadi, mucho ruido y pocas nueces

Editorial

El marketing político en Catamarca, una cascara de nuez vacía que cada día hace ruido en las redes, pero que en la realidad todo sigue igual o peor. Gustavo Saadi quiere ser gobernador, eso es indisimulable. Es como las nueces que hacen mucho ruido al abrirlas y adentro no hay nada. Hay que ver si el alcalde tiene con qué. Desarrolla una sobre actividad en las redes sociales que a la vista de cualquier extraño podría parecer que se trata de un intendente brillante cuando en realidad estamos ante un gobierno local menos que mediocre, es decir malo. Saadi no ha sabido manejar la escasez de recursos y menos bajar el gasto público.

El último aparato en escala, fue filmar una máquina asfaltadora en primer plano, quedando la sensación a quién observa el reel, de ser algo así como la pavimentación de una autopista. A propósito del primer plano, la técnica permite la ampliación de manera ampulosa y exagerada, tergiversando la verdadera entidad de la obra, que como todos sabemos duran muy poco, porque es evidente que se hacen fórmulas con menos material del que corresponde, porque el objetivo no es re asfaltar la ciudad, sino hacer propaganda ilegal por las redes, porque estamos fuera de los plazos electorales. Solo es imagen y las obras no duran casi nada.

Vale decir que estamos en presencia de una defraudación mediática y el problema que tenemos los ciudadanos de a pie, es observar a los políticos que son funcionarios, despilfarrar recursos para su propio provecho, mientras la gente sufre toda clase de privaciones, en el marco de una economía netamente inflacionaria, donde la pérdida del poder adquisitivo del salario ya es un escándalo. Ellos, entre los que está Saadi, pero también hay otros, como Guillermo Ferreyra, no reparan en esos detalles que están arruinando la vida de la gente y siguen su vida política como si todo funcionara de maravillas. Cero contacto con la realidad y lo peor, cero empatía con la ciudadanía.

Del gobernador Jalil no sorprende nada de estas cuestiones porque según sus asesores en la materia, vivimos en un mundo de ensueños. Se lo pasa inaugurando obras falsas, que en poco tiempo se caen a pedazos. Bueno, de qué nos podemos asombrar si están cortados con la misma tijera. Las redes sociales como Facebook, Instagram y en menor medida WhatsApp se hacen la américa con estos funcionarios de pacotilla que contratan obra pública mediante adjudicación directa y de ese modo evitan cualquier control. El resto no es imaginación. Así hacen caja para la campaña que se avecina, porque las “inversiones” en redes sociales no salen precisamente de sus bolsillos.

La verdad es que estamos asqueados de ver a los políticos/funcionarios haciendo “cosas buenas” por la humanidad y específicamente por nuestra provincia. Todos los días y como si se tratara de obras de teatro permanentes, tenemos que ver como construyen su mundo de ensueños, que solo existe en la virtualidad de las redes. Claro, es lógico, del tiempo que estamos despiertos los seres humanos, pasamos un 60 % del día mirando las pantallas y los políticos lo saben. Si uno se dejara llevar por lo que ve en las redes sociales, iría corriendo a darles un beso y lo más grave aún, votarlos. Pero no, en vez de manifestaciones cariñosas hacia ellos, dan ganas de ir y cantarles las cuarenta, como si fuera el tute cabrero, porque la verdad es que son todos pésimos a la hora de gestionar la cosa pública, y peor en tiempo de crisis, creadas por ellos mismos.

Todos, aspirantes a algún cargo en las elecciones 2023, estén en la actualidad ejerciendo en funciones o no, son unos fenómenos que hacen todo bien y sabemos que no es así, por que la única verdad es la realidad, no la realidad virtual que se esfuma rápidamente, aunque quede en el inconsciente colectivo. Mucho más los que están en el poder y aspiran a permanecer o a ascender. Cada mañana despiertan no pensando en como solucionar los problemas de la gente, sino como harán ese día para trabajar su imagen y proyectarla al gran público a través de las redes. El gran público es en su gran mayoría, los adulones que se llenan la boca alabando al político, solo porque fueron enviados a hacer ese trabajo. Hay trolls, pero también hay alcahuetes y chupamedias que por un puesto índice, sea que haya que sostenerlo, sea que haya que conseguirlo, son capaces de hacer cualquier cosa. Así nos va.

Y lo peor está por venir, porque en un año electoral, que vislumbra momentos difíciles para todos los oficialismos provinciales, la utilización de las redes con encuestas de dudosa calidad y procedencia, comenzarán a pulular por Facebook e Instagram, que llamativamente tienen algoritmos de protección a favor de los políticos y en contra de la gente que quiere expresarse libremente. Claro, los que tienen poder económico, pagan a los servicios de Facebook e Instagram, que no tienen empacho en publicar lo que sea de sus benefactores, con tal de facturar. Capitalismo salvaje, el mismo que los peronistas combaten desde tiempos inmemoriales, pero que tan bien usufructúan a su favor.

Redes sociales elecciones 2023 Gobernador Catamarca Obra Pública

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