Mediante un contundente mensaje dirigido a el Juez Federal y los fiscales, los damnificados de las financieras piden que la causa se encamine de una vez por todas. Consideran que la causa se encuentra en un paupérrimo estado procesal, a razón de ciertas falencias en la instrucción e investigación.

Desde El Pucara venimos sosteniendo esta situación, lamentable y además, hemos marcado en sucesivas notas los errores que ha venido cometiendo la justicia federal. No hemos preguntado si estos han sido por impericia de los funcionarios o son “errores” para dilatar, buscar tiempo para terminar protegiendo intereses de ciertas personas involucradas en la causa. Los tenistas hablan de errores forzados o no.

Para seguir buscando que esta causa se encamine y todos los que cometieron algún tipo de delito terminen presos vamos a aportar y analizar más datos que han surgido en las últimas semanas.

Hay personas que han aportado datos muy importantes, uno es el señor Cristian Guillou, que ha presentado numerosas pruebas de los manejos que se hacían en una escribanía, ya estando preso Bacchiani, con numerosos inmuebles mal habidos por este que terminaron en manos de varios empresarios del medio con actuaciones notariales poco claras. Nos preguntamos porque todavía no han sido citados todos los involucrados. Tampoco se ha tratado de preservar esos inmuebles que indudablemente son parte de la estafa y pueden servir para pagar, aunque sea una parte de lo que se le debe a los estafados.

Otro testigo clave es Aldana Donato, que todavía no ha dicho todo lo que sabe, claramente está acotada por la estrategia de los abogados. Y ese es el punto principal para analizar.

Es evidente que varios abogados intervinientes y que defienden a varios involucrados tienen la estrategia de culpar de todo a Edgar Bacchiani, decir que este no tenía cómplices a excepción del Dr. Lucas Retamozo que ahora se intenta culpar de todo. Es decir que el abogado de Bacchiani que ha caído en desgracia es el nuevo chivo expiatorio. Es como dice el refrán, “todos hacen leña del árbol caído”.

Por supuesto que Retamozo es cómplice y lo son todos los que han realizado “negocios” con Bacchiani a expensas de los ahorristas perjudicados. Porque una cosa es la profesión abogadil, y otra muy distinta y que no se debe confundir, es la de ser “el abogado” de aquel que delinque y al mismo tiempo deliquir con el título de abogado, como a cuenta gotas lo está determinando justicia en dos casos, aunque pronto puede haber novedades y ser tres, los casos de abogados involucrados. ¡Lamentable!

Todas estas personas, aparte de los referidos abogados, han ayudado de una u otra manera a que Bacchiani aumente su patrimonio a horizontes que la Justicia ha sido incapaz de determinar y han sido beneficiados de diferentes maneras. Acercando clientes al sistema piramidal, que permitieran hacer funcionar dolosamente el engaño a otros ahorristas, incrementar montos y comisiones, como fue el caso de los poceros. Escribanos que para tener un volumen nunca visto certificaban cualquier instrumento. Políticos que promocionaban el negocio a cambio de dinero para uso personal y financiamiento de campañas.

Y así podríamos enumerar un sinfin de involucrados que a esta altura de los acontecimientos han sido necesarios para acrecentar el monto de la estafa, que es escandalosa.

Es indudable que, en los últimos tiempos de la operación de Adhemar Capital, Bacchiani era un “chorlito” que les servía a todos estos “picaros”, que en definitiva son delincuentes de guante blanco, “pensantes” que sabían utilizar el contexto para hacer negocios a expensas de un loco que se creía un “trader god”, un semi Dios de las finanzas, un chanta de lo peor que al final termino siendo utilizado por esa corte de oportunistas a la que nos referimos.

La estrategia está más que clara, echarle toda la culpa a Bacchiani, que la tiene, ahora acompañado por Retamozo, salvar al resto y esconder todo lo que se pueda, para beneficiar al grupo que sabemos que tiene en su haber propiedades “flojas” de papeles y también dinero. Si, esa es la consigna, aguantar el vendaval porque saben que los plazos de condena de estos delitos contra la propiedad son más cortos que los casos de condenas de delitos contra la libertad u otros de mayor escala.

Por desgracia para la infinidad de damnificados por las financieras les espera un futuro amargo ya que deben acostumbrarse a vivir sin nada, al menos que la justicia haga algo, algo más que papelones, porque hasta hor el rol judicial es pobrisímo.