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Opinión

El miedo no anda en burro

Editorial

El viernes corrió fuerte la versión en los pasillos de la casa de gobierno provincial e incluso algunas fuentes hablan de que el gobernador bajó línea para adelantar las elecciones para el mes de agosto y suprimir las PASO. El rumor llegó al Palacio legislativo y se extendió como reguero de pólvora por todas partes. El miedo empezó a hacer de las suyas porque como bien lo dice el refrán andaluz, el miedo no anda en burro.

El pánico escénico de Raúl Jalil trasunta por esa especie de emoción natural que se expresa en una sensación desagradable e intensa, ante la percepción concreta de un peligro real, en el caso materializado por la casi segura pérdida del poder. Un político con miedo es parecido a un mono con navaja. Un político con miedo huye rápido.

Parece que no es coincidencia que un día antes del fuerte “run run” estuvo con el presidente. Es altamente probable que el motivo de la reunión haya sido el adelantamiento de las elecciones provinciales para despegarlas de las nacionales y no darle tiempo a la oposición que despeje la lógica de su depuración y más cuando allí adentro de ese escenario está plagado de dobles agentes, esos que se disfrazan de opositores pero que en realidad son aliados incondicionales del oficialismo, tanto del jalilismo como del corpaccismo, tal como lo señalaremos más adelante con nombre y apellido, por si algún desmemoriado se olvida. Es muy fácil advertir quién es quién en la política local.

También es verdad que la estrategia del gobernador fue para que no pase más tiempo con éste estado de cosas, ya que Jalil no para de caer en las encuestas y si algo necesita son definiciones, volantazos… tiene mucho para perder, además de la gobernación, el poder…. Su caída además tiene condimentos de todo tipo. Muchos que vienen de nación y hablan de una crisis terminal, una brutal devaluación que sigue contenida, que va explotando en diversos rubros y con esfuerzos cada vez más estériles por parte del ministro de Economía.

Mes a mes los sondeos mediante encuestas le dan rechazo en aumento a la gestión del gobernador. Todos se pueden imaginar que, si en Nación aumenta el dramatismo, en las provincias la desesperación es doble, primero porque la crisis inflacionaria comienza a hacer estragos en todos los estratos de la sociedad y segundo porque la pérdida abrupta del poder les genera zozobra en varios frentes y particularmente en cuatro rubros en los que el gobierno de Jalil puede tener serios problemas en el futuro, como son Salud, Seguridad, Minería, Obra Pública, que navegan las aguas del descontrol y las irregularidades de todo tipo.

Todas estas muestras de debilidad, en las que no se hallan nada cómodos, por cierto, obligan al oficialismo a entrar en el juego sucio de la política, intentando como siempre sortear las evidencias, para lo cual se ensañan con la oposición, haciendo operetas de prensa barata, al fin y al cabo, para eso pagan millonarias sumas de pauta publicitaria.

Fue infantil el caso de intentar desgastar a la Unión Cívica Radical embarullándola con la cuestión de la boleta única en vez de trabajar en mejorar el gobierno, que es deplorable por donde se lo mire. En la desesperación demuestran muchas veces que son básicos, ya que para dividir utilizan métodos perimidos, como es el caso de los libertarios, a quien por un tiempo se dedicaron a envalentonar para después, ante el crecimiento sostenido de Milei, los sumen para el desgaste.

En ese contexto, no resulta casual que los libertarios se hayan empezado a pelear entre ellos, y ¡Oh casualidad! un primo del gobernador, Chichi Jalil, esté intentando desacreditar a Javier Galán disponiendo de espacios impensados en los medios cuando el susodicho no tiene los recursos ni es una figura importante dentro de la política local. Claramente es un dado cargado con una misión concreta.

Por último y tal como lo habíamos prometido en párrafos anteriores, queríamos refrescar que el pacto de Jalil con larretismo sigue firme, subyace oculto en la tinieblas y sus socios más ostensibles hay que ubicarlos entre los perdedores de la convención provincial del radicalismo, lo que queda del PRO y algún viejo y conocido empleado del Sanatorio Pasteur, los que hicieron afiches y empapelaron la ciudad, son quienes trabajaron desde siempre a favor del oficialismo y que naturalmente pueden ser considerados “dobles agentes”, a quienes se los puede observar en fotos que hablan por sí solas, oscuros personajes capaces de posar con Rodríguez Larreta o Bullrich, según sea la conveniencia o que reciben a nivel local “contraprestaciones” por servicios brindados, sean votos claves o viajes a Congresos o empleos directos, total para ellos la política y el travestismo es lo mismo, nos referimos concretamente a los casos de los dirigentes del PRO, Carlos Molina, Enrique Cesarini y Fernando Corrales Ávila, estrechos colaboradores del oficialismo, a saber: Molina y Corrales Ávila son empleados del gobierno, mientras que Cesarini viaja en las comitivas oficiales a las reuniones de minería en el exterior, son olvidar por supuesto a Julio Taritolay, Norma Reales y sus socios de la UCR de los "negocios" en Antofagasta de la Sierra, que ya sabemos quiénes son.

Raúl Jalil El presidente desdoblar elecciones el miedo

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