La entidad conducida por Guido Sandleris aprovecha el control reforzado para comprar reservas. Los exportadores adelantan ventas para ahorrarse las retenciones que, prevén, aumentará Alberto Fernández. El resultado son más divisas para pagar deuda pero menos recaudación para el próximo Gobierno.
Una de las principales carencias con las que llega el Gobierno a la transición presidencial es el nivel de reservas internacionales que deja como herencia. Sobre la hora, con la ayuda del cepo cambiario y a un ritmo modesto en comparación con la pérdida de reservas en lo que va del año, el Banco Central (BCRA) ahora enfoca todos sus esfuerzos en juntar dólares para cubrir pagos de deuda. La cosecha de divisas ya cubre el 90% de los vencimientos en dólares con el sector privado que deberá pagar el Tesoro de acá a fin de año. Y aunque cumple con el pedido de Alberto Fernández de “cuidar las reservas”, tiene sus costos en materia de recaudación de retenciones a las exportaciones en su primer año de Gobierno.
Las reservas internacionales del BCRA tienen tres grandes usos. Uno, el de servir como respaldo de los depósitos en dólares del sistema financiero. Dos, como poder de fuego para intervenir en el mercado y evitar subas abruptas del dólar con ventas de divisas. Y el tercero, con el mercado totalmente cerrado para el Tesoro, cubrir vencimientos de deuda.
El primero de estos usos está a toda marcha. Desde que los sorpresivos resultados de las primarias de agosto pasado asustaran a los ahorristas, las reservas sirvieron para dar liquidez al sistema y permitir a los bancos responder por salidas de casi USD 14.000 millones, el 43% de lo que el sector privado tenía en cuentas bancarias al 9 de agosto.
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