Con el corazón en la boca, Juan Martín del Potro, dejó a los aficionados argentinos de todo el mundo y ofreciendo todo su caudal tenístico y garra descomunal sobre la superficie que le cuesta más, el polvo de ladrillo de París, venció a la pared que fue el japonés Yoshihito Nishioka.

A pesar de un resbalón y torcedura que preocupó a todos, mostrando luego algunos miedos y dificultades físicas desde el primer set. El argentino ganó por 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5) y 6-2, en tres horas y 46 minutos de juego, para avanzar a la tercera ronda de Roland Garros.

Esa es la ficha técnica de un partido emocionante. Cambiante, que tuvo un rival aguerrido en el nipón con un arranque que desconcertó al argentino, quien en las mangas siguientes se recuperó sobradamente y cuando todo el estadio creía que el partido se cerraría en el cuarto set, el japonés dio batalla y a fuerza de velocidad en la piernas y devolver todos los martillazos que venían de la Torre de Tandil, se apropió del cuarto set en el "tie break", poniéndole más suspenso a una batalla que duró casi cuatro horas.

El último set, ofreció una muestra de potencia y contundencia que a esas alturas fueron demasiado para un muy buen tenista, que escalará el ranking rápidamente, por talento, velocidad y excelente estado atlético.

La frutilla del postre estuvo a cargo del público que al concluir el partidazo, se puso de pie para apreciar lo buen tipo que es Juan Martín, quién saludó al oponente con el rito nipón, algo que embriagó a todo el estadio y algo pocas veces visto en un partido de tenis, una ovación que duró casi cinco minutos y que hizo poner la piel de gallina a todos los que estaban viendo el espectáculo, en directo y por TV.