"Seguramente éstas u otras parecidas palabras son las que respondería éste promesante si uno le preguntara por sus motivaciones".

"Durante decena de años, como dije ayer en estos sitios virtuales, documenté  a estos devotos incomparables, con las rodillas y pies llagados, con las palmas de las manos sangrantes. Sólo aceptan agua de sus acompañantes, a veces niños, tal vez sus propios hijos. Es imposible no recordar a Jesús en su calvario pues caen varias veces y se levantan para seguir a su destino".

"Los he visto llorar de cansancio y dolor, los escuché pedir a su Madre Morena que les dé las fuerzas necesarias para llegar a ella, los he visto arrastrarse para subir las escalinatas de la Catedral, los he visto desmayar una vez cumplida su promesa de tocar la urna y ser llevados en camilla para su urgente tratamiento".

"Nunca me atreví a preguntarles qué venían a pedirle a la virgen como tampoco qué venían a agradecerle.  Es algo sólo de ellos.  Queda por decir que los he visto transitar las calles con asfalto (adoquines) hirviendo, tanto que quedan marcadas las huellas de calzados de quienes los acompañan".

"Como expresaba ayer, esta vez no los veremos pues nuestra salud se encuentra amenazada muy seriamente y sería de gran peligro e imprudencia que se deje peregrinar de este modo a los devotos promesantes, pero para quienes no están acostumbrados a ver estas estampas de fe infinita, tal vez las imágenes que acompañan la serie de notas que publicamos, les recuerden o vean por vez primera a los peregrinos de la Morena Virgen del Valle.

Al titular esta nota: ¿Dónde vas peregrino? tenemos la respuesta en la segunda imagen, "a tocar tu trono, a decirte que llegué pues te lo había prometido".

Por Alberto Lindor Ocampo