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Cultura

Antonio Vivaldi y la creación de "Las cuatro estaciones"

El arte tiene la capacidad de tomar algo simple y natural para transformarlo en algo extraordinario y Antonio Vivaldi fue un ejemplo de eso. El compositor y violinista nacido el 4 de marzo de 1678 en Venecia, Italia, creó casi 800 obras a lo largo de su extensa carrera, se convirtió en una de las más grandes influencias de la música a nivel mundial y con la serie de conciertos "Las cuatro estaciones", su trabajo más famoso, le aportó un sonido único a cada época del año.

Inspirado en la primavera, el verano, el otoño y el invierno, “Il Prette Rosso” (“El cura rojo”, en italiano) comenzó a componer los cuatro conciertos en 1721 y recién fueron publicados cuatro años más tarde por el editor Michel-Charles Le Cène en Ámsterdam. Cada concierto fue publicado en un poema, en el que queda expuesto lo que el autor quería representar de cada estación con su música, algo que no era habitual para la época, en la que prácticamente no había ejemplos de lo que más tarde se llamaría música descriptiva. Sin embargo, nunca se confirmó si fue Vivaldi quien escribió esos sonetos.

Por eso mismo, tampoco está claro si partió de los textos para crear la música o el proceso fue inverso. Además, a lo largo de los conciertos se evocan sucesos naturales como "El perro que ladra" en la primavera, "Languidez causada por el calor" en verano, y "Los borrachos se han quedado dormidos" en otoño.

Asimismo, cada uno de los conciertos creados para violín, acompañador por una orquesta se divide en tres movimientos (rápido-lento-rápido), al igual que cada soneto cuenta con tres secciones.

A lo largo de los años, "Las cuatro estaciones" fue revercionada cientos de veces, con algunas versiones más conservadoras y otras más libres, pero el mundo descubrió su belleza casi dos siglos después de la muerte de su autor.

Aquí los cuatro sonetos de la obra más popular del músico italiano:

Primavera

Allegro

Llegó la primavera y festejándolo

La saludan los pájaros con alegre canto,

Y las fuentes con el soplo de los cefirillos

Con dulce murmullo discurren entretanto:

Vienen cubriendo el aire con negro manto,

rayos, y truenos, elegidos para anunciarla

Callando así estos, los pajarillos;

Vuelven otra vez a su canoro encanto.

Largo

Y así, sobre el florido y ameno prado,

Al caro murmurar de bosques y plantas

Duerme el cabrero con el fiel can al lado.

Allegro

De la pastoral zanfoña al son festejante

Danzan ninfas y pastores en el techo amado

A la brillante llegada de la primavera.

Verano

Allegro

Bajo dura estación por el Sol encendida

Languidece el hombre, languidece el rebaño, y arde el pino;

Suelta el cuco la voz, y cuando la entienden

Cantan la torcaz y el jilguero.

El Céfiro dulce sopla, pero en disputa

Se mueve Bóreas de improviso a su lado;

Y llora el zagal, porque suspendida

Teme a la fiera borrasca, y su destino.

Adagio e piano - Presto e forte

Roba a sus miembros laxos el reposo

El miedo al relámpago, y los fieros truenos

¡y de las moscas, y moscones, el tropel furioso!

Presto

¡Ah, que son sus temores verdaderos!

Truena y fulmina el cielo y granizoso

Trunca las cabezas de las espigas y los granos altera.

Otoño

Allegro

Celebra el rústico, con bailes y cantos

La feliz vendimia y el alegre placer

Y del licor de Baco encendidos tantos,

Acaban con sueño su gozo.

Adagio molto

Hace cada uno saltos y bailes y cantos

El aire que templado da placer,

Y la estación que invita a tantos

De un dulcísimo sueño al bello gozo.

Allegro

Cazador que al alba sale a la caza

con cuernos, escopetas y jaurías salen fuera

Huye la fiera, y la rastrean;

Ya sorprendida, y agotada por el gran ruido

de escopetas y perros, herida amenaza,

Lánguida, con huir, pero abrumada muere.

Invierno

Allegro

Helado tiritar entre la nieve plateada

al severo soplo del hórrido viento

correr batiendo los pies en todo momento;

Y por el soberbio castañetear los dientes;

Largo

Estar junto al fuego, tranquilos y contentos,

Mientras afuera la lluvia moja a ciento.

Allegro

Caminar sobre el hielo, y a paso lento

Por miedo a caer avanzar con cuidado;

Ir firme, resbalar, caerse al suelo

De nuevo ir sobre el hielo y correr rápido

Sin que el hielo se rompa, y se desmenuza;

Sentir que sale de las puertas herradas

Siroco, Bóreas, y todos los vientos en guerra

Esto es el invierno, pero tal, que alegría nos trae.

Antonio Vivaldi arte musical Italia La Cuatro Estaciones Música

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