A partir de allí, o sea desde el Museo de Santa María, la pieza pasó a la Dirección de Antropología de la provincia, que realizó los trámites para que los científicos de la Universidad Nacional de Buenos Aires y el CONICET  trabajasen sobre el tema. El descubrimiento tuvo mucha trascendencia, que fue tema del tratamiento en uno de los tantos Congresos de Antropología  que anualmente se hacen en Chile.

Después de varios años, en la víspera, éste medio pudo corroborar  la máscara se encuentra de regreso en Santa María, los estudios revelaron que con la Prueba de Carbono 14  tiene una antigüedad de 3.000 años, el material sería bronce, el estado es de suma fragilidad, por el tiempo transcurrido hasta ahora no se puede determinar a qué cultura pertenece, sería una pieza única en su género en Sudamérica, y echa por tierra muchas hipótesis sobre las edades históricas en la utilización de metales en las distintas civilizaciones andinas.

Por todo lo que representa es una reliquia con un valor histórico incalculable, con la exposición al público y la información correspondiente, se asegura Santa María se convertiría en un centro de atractivo turístico de vital importancia.-

(*) “El origen de la metalurgia precolombina siempre estuvo asociado a restos de metales trabajados por el hombre que se hallaron en los Andes del Perú. Con el hallazgo de una máscara de cobre, en el Valle del Cajón, en la provincia de Catamarca, se demuestra la importancia del noroeste argentino en la tradición metalúrgica. Se trata de la pieza de metal, la más antigua de la región -de hace 3000 años- y pone la atención en esta área del noroeste argentino. La máscara apareció en un osario compuesto por al menos 14 individuos entre adultos y niños. El descubrimiento fue publicado en la revista Antiquity.”

“La pieza es de cobre –probablemente nativo- sin ninguna aleación -mezcla de metales- las que sí ocurrieron más adelante en el noroeste argentino y de la que hay varios hallazgos. Esta máscara de cobre es el primer objeto terminado con este metal en Sudamérica. “Demuestra que la región fue importante. La pieza es la más antigua encontrada en los Andes y sugiere que hay más de una región involucrada en el origen de esta tecnología”, confía Leticia Cortés investigadora asistente del CONICET en el IDECU autora del trabajo junto a Scattolin. Ambas formaban parte del Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires, al momento de la publicación.

“La máscara muestra signos de una metalurgia rudimentaria ya que la pieza de cobre se obtuvo mediante un proceso de calentamiento del metal y martillado, que no incluye la fundición del material. “Es un  precursor de la metalurgia e implica una innovación tecnológica: el descubrimiento de que el proceso de golpear el material y calentarlo permite obtener esta lámina con la que hicieron la máscara”, asegura Cortés.”

“En las inmediaciones del hallazgo, en una fosa junto a 14 individuos, también encontraron los restos de un niño que tiene un pendiente de cobre, con un fechado similar. “Hasta ahora no hay otras evidencias de este periodo en esta quebrada. Sí hay entierros en la zona más tempranos, pero sin evidencias de otras manufacturas que pudieran realizar”, aclara la investigadora.”

“La comunidad de la Quebrada fue fundamental ya que dieron aviso de inmediato al encontrar los restos, que incluían huesos. Cecilia Marcial y Genaro Chaile fueron quienes hallaron y dieron aviso a Museo local, con lo cual pudieron datar la pieza de acuerdo a la antigüedad de esos remanentes óseos. Los análisis sobre la máscara fueron realizados en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).”

(*) Por María Bocconi

Sobre investigación:

Leticia Cortés, investigadora asistente. IDECU

María Cristina Scattolin, investigadora independiente. IDECU

Con la colaboración especial de William Mamani