Acaba de terminar la segunda presentación de Los Pumas en el Tres Naciones, fue empate en 15
frente a los Wallabies en Newcastle (de visitante) y si analizamos esto desde los resultados,
seguramente caeremos en la tentación de destacar lo hecho, empatar ante Australia luego de
venir de vencer a los All Blacks por 10 puntos en menos de siete días es, podríamos decir,
histórico.

Pero me quiero detener en algo diferente, en algo que desde hace bastante tiempo nos viene
mostrando el Rugby y especialmente la UAR (Unión Argentina de Rugby) y es en el proceso de
transformación del deporte que encaró y del que desde el 3er puesto en el Mundial de Francia
2007 empezamos a ver sus frutos y comenzamos a ver unos Pumas diferentes, no solo ese equipo
de enorme garra y destellos de algunos talentos sino una estructura organizada, con una gran base
de buenos jugadores producto de una política federal en serio que nutre de talentos en todas las
posiciones de diferentes puntos del país, una competencia nacional ordenada y lo que creo
fundamental, el respeto del proceso, no acelerar los pasos y saber esperar los momentos sin
dejarse llevar por los resultados.

La mejor prueba de ello fueron las palabras del actual capitán Pablo Matera que tras la victoria
ante Nueva Zelanda no se olvidó, a pesar de la alegría del triunfo histórico, de mencionar a todos
los que formaron parte de este proceso y que seguramente, conociendo la filosofía del rugby,
festejan este triunfo como propio.

Este mensaje, que suena lógico, debería trasladarse o ser imitado en todos los aspectos de la vida
entendiendo que el crecimiento genuino y perdurable, debe soportar un proceso razonable donde
no saltemos pasos y donde las conducciones trabajen focalizadas en los objetivos planteados a
sabiendas que, seguramente no serán ellos quienes coronen la tarea pero con la garantía y
satisfacción del deber cumplido, entendiendo que, a la historia la escriben todos, cada uno con su
letra pero siguiendo el guión que la vida nos propone.