Por Julián Orué, Economista de la Fundación Libertad y Progreso
A pesar del contexto de incertidumbre electoral y la volatilidad cambiaria, la inflación no mostró grandes fluctuaciones, aunque sí dejó de descender.
Las medidas implementadas por la Secretaría de Finanzas —como mantener la cantidad de pesos constante mediante tasas de interés elevadas y lograr un roll over total—, junto con la decisión del BCRA de aumentar los encajes remunerados para incentivar la colocación en títulos a más de 60 días, contribuyeron a estabilizar la base monetaria y mantener el equilibrio en el mercado monetario. Aunque a costas de sostener tasas reales elevadas que impactaron en la actividad económica.
De cara a septiembre, es probable que la inflación se ubique por encima del 2%, lo cual dependerá en buena medida de cómo evolucione el escenario político y su impacto sobre la política monetaria y cambiaria.