Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
{{dayName}} {{day}} de {{monthName}} de {{year}} - {{hour}}:{{minute}} hs.
Dólar (BNA): $852,00 / $892,00
Dólar Blue: $1.010,00 / $1.030,00
Dólar CCL: $ / $
Dólar MEP: $1.011,86 / $1.012,37
Peso Chileno: $92,05 / $92,18
Opinión

El fútbol y el ajedrez

Columna destacada

Cualquier adulto sabe que no se puede vivir sin reglas. En el plano experimental todos nos imponemos reglas, algunos las más básicas, sin las que se nos haría imposible vivir. Y un chico que está creciendo las necesita como cualquier otro bien al servicio de su desarrollo fundamental. Las personas, las familias, tienen acuerdos que no están escritos pero que son los valores que saben que no deben ser transgredidos. En la sociedad, en general, lo mismo. Pero éstas están escritas porque regulan la vida pública y colectiva de un gran número de personas. Dentro de esas reglas hay diferentes jerarquías. No es lo mismo las normas marcadas por la constitución que las que se producen después y no pueden estar en disonancia con aquella.

En la sofisticación tecnológica en la que vivimos, se desarrollan recursos altamente sensibles para el control del cumplimiento de las normas o leyes de la sociedad. Tomemos el caso del fútbol.

En el partido contra Arabia Saudita, la tecnología aplicada permitió detectar que el hombro de Lautaro Martínez invalidaba el gol. No fue el lineman, fue la tecnología; y después de haberlo celebrado. Las otras dos posiciones adelantadas que anularon los otros goles fueron marcadas por el lineman; no se requirió la advertencia del VAR. La conclusión es que hubiera terminado igualmente 2 a 1 porque el penal sancionado no fue advertido por el árbitro, sino por el VAR. Esto viene a cuento, al margen de las cifras millonarias que mueve un campeonato mundial de fútbol, que las posibilidades que desarrolla la legislación apoyada por la tecnología permiten administrar más fielmente la justicia. El ejemplo del fútbol resulta del momento que se vive por el certamen mundial, con todos los recursos puestos al servicio de la transparencia y de los intereses económicos, políticos y sociales. No olvidemos la guerra a fines de la década del 60 entre Honduras y El Salvador enfundada en un partido de fútbol. Hay otro andarivel por el que corre el fútbol, y éste no necesariamente está regulado: los hinchas, y la pasión -injustificable en sus desbordes- que genera el deporte más popular del mundo. Hay infinidad de estudios sobre los comportamientos en el fútbol y uno más sería analizar los componentes racionales y los primarios, las reacciones naturales que despiertan en las hinchadas. Pareciera que el hincha se aproxima al hombre natural que describe Rousseau, con la salvedad de que no necesariamente es bueno, como dice el francés, sino en las reacciones primarias de la naturaleza humana que desconoce normas y convenciones aportadas por la socialización del hombre natural que, en este caso, lo contiene. El anarquismo tiene esta raíz. Pero dejemos el fútbol y pensemos en otro contrato mediatizado por leyes ancestrales: el ajedrez.

[{adj:60980 aligncenter}]

Se lo llama el deporte-ciencia. Al igual que el fútbol se trata de una batalla con leyes rígidas, aunque en este caso acordadas e invariables desde siglos atrás. Borges le dedica dos sonetos (El Hacedor, 1960) de una belleza asombrosa; personalmente me gusta más el segundo que el primero, aunque Borges se sentía mejor logrado en el primero. El ajedrez tiene resonancias misteriosas. Hay una leyenda que habla del origen de este juego. El rey de la India (Sheram), triste por la muerte de su hijo encuentra en el ajedrez el consuelo a su pérdida y quiere recompensar a su creador (Sissa). Éste le pide una cosa que al principio suena simple, lo que ofende al rey: un grano de trigo en el primer cuadro, dos en el segundo y duplicando el número precedente en el cuadro siguiente. La cifra es de tal dimensión que nos resulta imposible imaginarla en su volumen. También al principio, el juego parece simple: cinco tipos de piezas con posibilidades diferentes deben defender a una sexta con movimientos limitados; el mundo es un tablero de 64 cuadros “en el que se odian dos colores”. Y esos dos colores procuran lo mismo: doblegar al enemigo. Ese tablero acotado es el campo de batalla en el que con un orden que regula el movimiento de las piezas, se juegan dos destinos:

No saben que la mano señalada

  del jugador gobierna su destino,

  no saben que un rigor adamantino

  sujeta su albedrío y su jornada

Ese rigor adamantino que administra el albedrío (Borges es determinista en este soneto y propone que hay una regulación inconsciente del uso de la libertad) son las reglas, las normas, las convenciones para desarrollar una competencia en igualdad de condiciones.

Claro que, a diferencia del fútbol, este deporte no suscita pasiones; es casi el emblema de la racionalidad aplicada a la lucha por doblegar al otro y defenderse a sí mismo. En sus reglas invariables no existe posibilidad de interpretación diferente: son unívocas. Casi podríamos decir que se aproximan al mundo de las formas puras que diseñó el gigante griego.

En una sociedad cualquiera las reglas deben ser claras, deben ser sostenidas, universales y precedentes. En el caso del ajedrez nunca supe que se cambiara alguna regla del juego; desde que se conoce masivamente se juega igual. Lo que ciertamente lo hace emparentarse con las ideas puras, esas que no tienen modificaciones en el tiempo porque no están expuestas al devenir del roce y movimiento. El fútbol sí, es movimiento puro en su desarrollo, es cambio constante, es fricción que da lugar a lecturas diferentes. Es imposible el VAR en el ajedrez; sí en los juegos como el tenis o el rugby, aunque reciba nombres distintos.

En 2003 llega Néstor Kirchner a la presidencia con pocos votos; dos años más tarde gana las elecciones de medio término que lo fortalece y así ganan 2007 y 2011. Luego del gobierno de Duhalde, que hizo los ajustes, tuvieron 12 años y medio, al principio con condiciones económicas favorables del mundo. Todo eso se fue perdiendo. ¿Qué hace un director técnico cuando el partido no se juega como se pretende?: cambios; hace cambios. Hace cambios porque no puede jugar con doce; las reglas siguen siendo las mismas, lo que cambia es la manera de plantear el desenvolvimiento del juego. Pero no pasó así en nuestro país: se intervinieron instituciones, como el INDEC, se disolvió la Procuraduría de Santa Cruz para desoír la sentencia de la Corte, se volcaba dinero en las provincias caprichosamente, según la consideración de amigo, de circunstancia conveniente, de permuta de favores, etc. Es como si en lugar de cambiar los jugadores se sumaran, se jugara con doce, con trece o con los que fuera necesario; lo importante no es la ley, la norma que da previsibilidad y pone orden; lo que prevalece es la voluntad interesada en beneficios propios. Miremos si no el enriquecimiento de Báez, de los Kirchner, de su secretario que murió en 2016 y siguen apareciendo activos desparramados por el mundo, como en esta semana, del jardinero, del chofer; miremos al ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires que ante la exposición en el programa PPT, hizo la presentación “olvidada” de varias propiedades 24 horas antes. Lo que nos están diciendo es que las leyes, las normas son para los otros, no para los que detentan poder. Cuando la ley no es universal, los débiles estamos expuestos a los caprichos del poderoso.

Estamos a las puertas de la sentencia sobre el caso Vialidad. Se habla de movilizaciones en apoyo a Cristina Fernández si la sentencia resulta desfavorable. Eso es lo mismo que decir que si la ley o el tribunal no le dan la razón, no teniéndola, hay que cambiar la ley y el tribunal. El persistente embate a la CSJN se encuadra en esta posición. Es la rebeldía del que tiene (o tuvo) poder y la norma o la institución pertinente le pone límites. Es la rebeldía del soberbio, del presuntuoso, del que quiere ganar el partido, si es necesario con doce, aunque se viole la ley.

Se ha muerto Hebe de Bonafini, una mujer marcada por el dolor, pero puesta al servicio de los intereses políticos. Ella era la expresión brutal del pensamiento genuino del kirchnerismo: arrasar con las instituciones que no les daban la razón. No olvidemos que la señora Bonafini participó en Sueños Compartidos, denunciada por la corrupción que terminó privando a muchos pobres de tener su casa. La historia del gobierno kirchnerista es la historia de denuncias interminables por no administrar lo público bajo la custodia de la ley. La causa de los cuadernos de las coimas, en la que los que las pagaban declaraban que efectivamente habían sido pagadas. Todo huele a podrido, todo cae bajo sospecha, todo suena a movimientos a las sombras de las instituciones de la república que hacen la vida más justa y mejor vivida.

Siempre me impresionó la avidez por el dinero que, los que lo conocieron, decían que tenía Néstor Kirchner. Innumerables testimonios, algunos rozando lo grotesco, de su ambición por el dinero. Muchos hemos visto la exclamación: “Éxtasis, éxtasis”, al ver una caja fuerte. La pasión por el dinero, y la estructura con los bolsos para recogerlo, de la causa Cuadernos, dice el periodista Ceferino Reato fue una constante en Néstor Kirchner luego seguida por su viuda. En su concepción: el dinero daba poder y el poder impunidad. Es insoslayable preguntarse para qué tanto; tal vez la mejor respuesta sea un diálogo entre Quijote y Sancho en el que este último aporta: que la vida es como aquella del juego de ajedrez: “que mientras dura el juego cada pieza tiene su particular oficio, y en acabándose el juego todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura”. Nada es más democrático que la muerte, como la aplicación con justicia de la ley.

Mis saludos y nos reencontraremos en febrero, si Dios quiere.

 

(*) El autor de la columna es Licenciado en Teología (UCA) y Licenciado en Letras (UBA) 

 

 

 

Argentina codicia dinero Don Quijote de la Mancha el derecho Las reglas Los Kirchner los limites Mundial de Qatar opinión Patricio Di Nucci

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso