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Opinión

Aislado en el gabinete, Juan Cabandié sobrevive a los pedidos de renuncia de los gobernadores por el apoyo de Cristina

“La verdad es que nadie sabe bien quien lo banca. Es probable que Alberto no lo toque por si se enoja Cristina”. La definición corrió de boca de dos altos funcionarios del gobierno de Alberto Fernández, atento a la embestida política que hoy padece Juan Cabandié, el ministro de Medio Ambiente cuestionado por su manejo de los reiterados incendios en la zona del Delta del río Paraná, que esta semana provocaron nuevas y densas humaredas desde Entre Ríos, que afectaron a las provincias aledañas.

A la cabeza de un ministerio parcelado, donde conviven massistas como el viceministro Sergio Federovisky y albertistas como la secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini, Cabandié enfrenta por estas horas el pedido de dar un paso al costado que sugieren ya no sólo políticos de la oposición, con quienes se reunió el jueves, sino también gobernadores peronistas como el entrerriano Gustavo Bordet y otros mandatarios provinciales, ellos por ahora fuera de micrófonos.

Desde su despacho, en el primer piso del ministerio y donde conviven miniaturas de Néstor y Cristina Kirchner con imágenes de Eva Perón, Cabandié se defiende ante sus ocasionales interlocutores. “Este es un problema productivo, no ambiental”, aseguró esta semana a quienes lo visitaron en relación a la quema de pasturas. “Yo me llevo la marca del sector productivo: por temas como Vaca Muerta o los pastizales me pegan a mí y me dejan solo”, se quejó con ironía el joven ministro. Y hasta lo escucharon decir, a modo de desafío: “Si yo renuncio, ¿todo esto lo va a arreglar el que venga? Seguramente no”.

Llegado al Gobierno en diciembre de 2019 luego de años en la Legislatura porteña y el Congreso pero sin experiencia empírica previa en el área ambiental, Cabandié insiste en que la responsabilidad de frenar los incendios es de la Justicia y de gobernadores como el entrerriano Bordet. “Con Córdoba se lleva bien, lo mismo con Jujuy y Corrientes, que son opositores. El problema es con Bordet”, cuentan cerca de Cabandié, apoyado en la expertise de Federovisky (biólogo y comunicador) para sortear las cuestiones más técnicas del ministerio.

“Los recursos, el equipamiento, todo lo tiene Nación, no Entre Ríos”, disparan desde la gobernación entrerriana. El Presidente y varios de sus ministros asisten al contrapunto, por ahora sin intervenir, aunque el desgaste de Cabandié sea diario y evidente en los medios de comunicación. “El Presidente sabe lo que pasa, lo hablan seguido con él”, aseguran cerca del ministro.

Con la intención de contrarrestar el clima adverso, el propio Cabandié dio sus razones en distintos programas y emisoras, e incluso llegó a hablar mano a mano con Nacho Levy, responsable de La Garganta Poderosa, para frenar las críticas que desde ese conglomerado autogestivo (radio, redes sociales y revista) vienen haciendo de modo sistemático ante la quema de pastizales y el humo que afecta a miles de pobladores de siete provincias. No habría logrado su objetivo, a juzgar por los renovados posteos de esa organización -alineada con el Gobierno- contra la quema y la acción oficial para mitigar sus nocivos efectos.

Al margen de las explicaciones puntuales, la permanencia de Cabandié dentro del gabinete estuvo cuestionada en distintos momentos de la gestión del Frente de Todos. A principios de febrero, por caso, Nicolini dejó de ser asesora presidencial para asumir como secretaria de Cambio Climático luego de participar de la gira presidencial por China, Rusia y Barbados, en lo que fue visto como un paso adelante del “albertismo” dentro de ese ministerio. “Tiene una agenda paralela”, afirma un ministro que conoce los movimientos de Nicolini, que esta semana estuvo en Corea del Sur, invitada por el Fondo Verde para el Clima, con sede central en ese país.

A fines de febrero, los voraces incendios que devastaron la provincia de Corrientes volvieron a ponerlo en el foco de las críticas. En aquel momento, cuando arreciaban los rumores sobre su renuncia, trascendió que el Presidente lo respaldaba, tal vez como agradecimiento por haber trabajado en el acercamiento de Fernández con Máximo Kirchner luego de años de feroces críticas contra el cristinismo.

El alejamiento progresivo de Cabandié de sus excompañeros de La Cámpora, donde militó durante muchos años luego de conocer su identidad como nieto restituido por Abuelas de Plaza de Mayo, también le quitó apoyos, y a principios de agosto corrió el rumor de que Medio Ambiente sería fusionado con otros ministerios como Turismo y Deportes, en el contexto del ajuste fiscal propuesto por el ministro de Economía, Sergio Massa, una jugada que finalmente no se concretó. “Ese recorte todavía no terminó, Massa va por partes”, advierten desde otro sector de la Casa Rosada, donde no dan por cerrada la posibilidad de nuevas fusiones.

En las últimas semanas trascendieron algunos episodios desde el ministerio, como la denuncia sobre gastos excesivos en catering, publicada hace dos semanas por el sitio Borderperiodismo.com, o un viaje de una delegación del ministerio a Japón en plena crisis de gabinete, a fines de julio. “Argentina subestima ese ministerio, cuando en realidad está en la agenda de todos los países desarrollados, por empezar Estados Unidos”, afirma otro miembro del gabinete, a quien no lo consuelan las críticas que, en su momento, recibió el ministro y luego secretario de Ambiente de Cambiemos, Sergio Bergman, también cuestionado por no ser un experto en la materia al asumir el cargo.

Más allá de la queja formal de los intendentes, materializada el jueves frente al Obelisco, Cabandié ya enfrenta denuncias penales como la presentada por la concejala socialista de Rosario Verónica Irizar. “Hemos visto como, a lo largo de todo este tiempo, las quemas han sido incesantes y la respuesta del Estado inconexa, extemporánea y tardía. El ministro Cabandié, con todas las herramientas a su mano, no ha hecho lo que su cargo le exige”, expresó Irizar en el escrito. El diputado nacional Enrique Estévez (PS-Santa Fe) le pidió el miércoles al jefe de gabinete Juan Manzur la renuncia de Cabandié y reclamó que “hagan algo” en pleno recinto de la Cámara baja.

Ya el mes pasado, y sin asumir del todo las críticas, Cabandié había dado sus razones. “Los gobiernos ejecutivos no tenemos poder de policía, no puedo investigar quiénes son los que prenden ni tengo la competencia para detener a quien lo hace. Es la Justicia quien tiene que hacerlo”, dijo entonces el ministro, que llegó al gabinete en el inicio del gobierno de Alberto Fernández por su doble y buen vínculo con el Presidente y su vice, Cristina Kirchner.

“Muchas veces se me demanda a mí, a la autoridad ambiental de Santa Fe, acciones para detener a quienes prenden. Hay una confusión: hay que repasar los manuales de Educación Cívica y lo más preocupante es que esto pase desde un sector del periodismo”, desafió Cabandié en las mismas declaraciones radiales. Mientras apunta contra “intereses económicos y políticos” supuestamente deseosos de culparlo para desviar la atención, Cabandié confía en sus argumentos para defenderse de las críticas, en una de sus horas más complicadas.

Jaime Rosemberg

Argentina Gobernadores Juan Cabandié politica quema de pastizales

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