Días pasados, la doctora Elisa Carrió realizó declaraciones en los medios en donde acusó a varios dirigentes de Juntos por el Cambio de haberse apartado literalmente del ideario basal y espíritu de la coalición opositora,  realizando actos contrarios, que se dirigen en sentido opuesto a lo promulgado por esa fuerza política, que es, entre otras cuestiones, terminar con las malas practicas de la vieja política.

Esas declaraciones tienen sus implicancias en todas las provincias y particularmente en nuestra provincia. Entre los acusados de la líder de la Coalición Cívica figura Rogelio Frigerio, dirigente político de pasado peronista y desarrollista, a quién Carrió responsabilizó de ningunear a dirigentes propios, por sus acuerdos con dirigentes peronistas, dando precisiones sobre que esos hechos ocurrieron principalmente en todo el NOA.

Es público y notorio que el candidato de Frigerio en Catamarca era Raúl Jalil, algo que no sucedió por la negativa de este último a cambiarse de partido, como era su verdadera intención, en la inteligencia que el por entonces presidente Macri, ganaría la reelección. Para tratar de llegar al acuerdo, Frigerio le entregó cuantiosos fondos para realizar obras, en detrimento de muchos intendentes propios, los que quedaron desairados.

Una muestra de ello son las declaraciones del diputado Alejandro Páez de hace unas semanas, cuando vino a la provincia el ex subsecretario de Asuntos Municipales, Lucas Delfino, acompañando la comitiva de Horacio Rodríguez Larreta, diciendo que él, por Páez, gastó mas en pasajes y viáticos yendo a Buenos Aires, de lo que le habían entregado al municipio de Andalgalá cuando era intendente. Esa forma de actuar de Frigerio provocó mucho rechazo por parte de dirigentes radicales que tuvieron que soportar la afrenta en sus propias narices.

Es decir, con las declaraciones de Carrió ya no quedan dudas que Frigerio no jugó en la provincia para Juntos Por el Cambio, sino que directamente lo hizo a favor del peronismo, al fin y al cabo, su propio sentimiento, traicionando arteramente al entonces presidente Macri, quien le confió durante los cuatro años de su gobierno, el manejo político del interior, nada más y nada menos.

Rogelio Frigerio no actuaba solo en nuestra tierra. La persona que realizaba el “trabajo sucio” para el entonces ministro del interior en Catamarca era Fernando “Fena” Corrales Ávila, ex jefe de la regional de ANSES en el NOA. La muestra de estos comportamientos se comprobó acabadamente por un hecho que lejos estuvo de llamar la atención, porque era cantado, cuando al ser despedido de Anses a mediados de diciembre del 2019, a los pocos días de haber asumido la nueva administración, por pedido expreso de Rogelio Frigerio, fue nombrado en la provincia por el gobernador Jalil. Devolución de favores le dicen... pero en realidad es otras cosa, más repugnante.

Y ahora, el beneficiado, el ñoqui de Dusso y Jalil sigue militando gracias a la beca en Juntos por el Cambio, donde hace el trabajo de "doble espía", para cuidar el “acuerdo” espurio que sigue muy firme, y es lo que ha desnudado Carrió desenmascarando el doble juego de todos estos inescrupulosos, porque de no hacerlo, vamos camino a otra entregada colosal. Todos amigos y socios políticos de Sergio Tomás Massa, junto con Martín Losteau, Gerardo Morales, Emilio Monzó, Oscar Castillo, Luis Lobo Vergara, y siguen los nombres.

De a poco, una gran cantidad de dirigentes catamarqueños se han ido convenciendo de cuál es el "jueguito" que proponen desde éste grupo, que como se advierte claramente son transversales, poco les importa la idea de pertenencia a un partido político o coalición opositora, porque su verdadera vocación no consiste en servir al pueblo, solucionar los problemas de la gente, sino servirse de las mieles del poder para sacar tajada en su provecho. Aman los negocios y están convencidos del doble estándar de la función pública. Es una matriz de poder que comparten ciertos sectores del peronismo y del radicalismo, por eso tanta empatía. Esos dirigentes, la mayoría probos, ya abrieron los ojos y descubrieron que no quieren ser usados y luego descartados como ocurrió en las últimas 2 elecciones.

Y esa es la razón por la que estos dirigentes le están marcando la cancha al Pro y la Coalición Cívica local con casi nula representación. Del mismo modo que se entiende por qué fue tan silenciosa la última visita de Elisa Carrió a la provincia, en donde hay muchos manejos turbios para denunciar, y Lilita que no come vidrios, es sagaz y se dio cuenta que sus aliados en Catamarca juegan para el equipo del panperonismo, tal como lo indicamos en nuestro editorial https://www.elpucara.com/2022/08/el-panperonismo-y-el-panrepublicanismo-en-juntos-por-el-cambio-catamarca/  por eso siempre decimos que es más importante ver que hace cada dirigente político, no que dice. Todos los políticos hablan mucho y después hacen todo lo contrario. La relación entre Raúl Jalil y Rubén Manzi no es precisamente entre un oficialista y un opositor. Manzi hablá mucho, demasiado y después hace otra cosa, no es creíble. Es poco confiable y Jalil ni hablar, la realidad es que nunca dejaron de ser amigos entrañables, más allá de la relación laboral.