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Política

Solo en Off: Mauricio Macri ya no le atiende el teléfono a algunos y los halcones celebran su revancha

El clima interno cambió. Lo que era una certeza absoluta en el Pro, ahora ya no lo es tanto. ¿Quién se va a quedar con la candidatura presidencial del espacio en 2023? El número puesto era Horacio Rodríguez Larreta, el alcalde porteño cuya figura creció mientras Mauricio Macri se recluía e intentaba comprender por qué había perdido la elección de 2019 con Alberto Fernández y compañía. Los realineamientos dejaron con un sabor amargo a los macristas, que rezongaban por la “ingratitud” de los dirigentes que consideraban propios.

En ese contexto circuló en los últimos días un ácido chiste interno en el partido amarillo: “¿Mauricio cambió el teléfono? No, sigue teniendo el mismo”, preguntan y responden al toque aquellos que no borraron el contacto del expresidente una vez que cayó derrotado y se quedó sin reelección. Otros dirigentes, que nunca fueron macristas puros, intentan un acercamiento, pero las heridas internas aún no cicatrizaron. Un caso es el de Emilio Monzó, que sigue sin conseguir -pese a que lo intentó- una audiencia con su exjefe político.

“Con Emilio hay buena sintonía”, aclaran de todos modos en las oficinas de Macri en Olivos. Aunque los laderos del expresidente no se conmovieron cuando Monzó dijo a LA NACION que Macri es quien más votos tiene en la interna de Juntos por el Cambio y que por ende es el único capaz de ordenar al espacio. “Monzó está negociando su lugar en el equipo de Horacio”, comentó en tono mordaz un diputado que ahora es compañero de interbloque con el expresidente del cuerpo, trasluciendo cierto espíritu de revanchismo político.

La contraofensiva macrista dentro del Pro se registra en distintos niveles políticos. En la Legislatura porteña, por caso, está a punto de conformarse un minibloque de “halconcitos” integrado por Juan Pablo Arenaza, Marilú Estevarena y Carolina Estebarena -los tres encolumnados con Patricia Bullrich- y el exsecretario privado de Macri, Darío Nieto, cuyo ingreso a la lista fue por pedido expreso del expresidente. “Nadie me va a marcar qué decir ni cuándo decirlo”, dijo uno de ellos, contrario a la moderación política de Larreta.

La jueza, el café y un viejo amigo con pasado en el poder

La imagen se asemejó a la de dos amigos que se encuentran en un bar, a charlar sobre los viejos tiempos. Y más allá de que ambos quisieron pasar inadvertidos, otros contertulios se sintieron transportados, en una suerte de túnel del tiempo, hacia los años 90. Y no era para menos, porque a pocos metros de ellos estaban charlando animadamente María Servini y Carlos Corach. La jueza y el exministro del Interior se encontraron días atrás en la confitería de un hotel de Recoleta.

Los nexos entre ambos vienen de aquella década tumultuosa. Servini no figuró en la famosa servilleta de Corach, denunciada con estrépito por Domingo Cavallo. Pero en rigor fue nombrada jueza nacional en lo criminal y correccional número 1 por el entonces presidente Carlos Menem, el 19 de noviembre de 1990, 31 años atrás. La designación tuvo un agregado que luego tendría incidencia política: la magistrada sumó competencia electoral en la ciudad de Buenos Aires.

Servini sigue teniendo una cuota de poder considerable, pero Corach hace rato que está retirado de la vida política activa. El dirigente peronista logró, sin embargo, salir indemne de investigaciones judiciales. En el coqueto salón en el que tomaron el té, difícilmente hayan hablado de causas y expedientes, aunque 30 años atrás bien pudieron haberlo hecho.

Milei, un donante generoso en la misa menemista

A la misa por el aniversario de la muerte de Carlos Menem asistieron diferentes personalidades de la política. La convocatoria abierta al público fue promovida por su hija, Zulemita, mediante una carta con sede en la Catedral Metropolitana. Entre los presentes llamó la atención Javier Milei, que llegó puntualmente a las 18 y saludó a todos los familiares. Aceptó la invitación por tratarse de un acto “íntimo” y “sin especulación política”, no como el funeral, del que decidió abstenerse, según dijo.

El liberal se ubicó en la primera fila junto a su amigo Martín Menem y durante el pasaje de ofrendas dejó un billete de mil pesos, sin inmutarse. Sentado dos filas atrás, Miguel Pichetto tampoco se inmutó por el uso obligatorio del barbijo en recintos cerrados y se lo quitó durante toda la misa. Siguiendo su tradición “anticlerical”, apenas esbozó algunos versos del padre nuestro durante el canto ceremonial. Carlos Pascual, el Tula, no llevó su bombo, pero se lo vio de animada tertulia casi toda la velada con el periodista Luis Ventura.

Picardía de boina blanca: ¿Manes a la Capital?

Los radicales está convencidos: el año que viene tendrán un candidato a presidente propio para disputar poder con el Pro en la interna de Juntos por el Cambio. La aseveración se escuchó convincente tanto en la cumbre que días atrás tuvieron los legisladores nacionales en Santa Fe, como en distintas oficinas y despachos de Buenos Aires. Entre los anotados en esa grilla estelar ya se ubican los gobernadores Gerardo Morales y Gustavo Valdés, como el diputado Facundo Manes.

El neurocientífico pasó por Santa Fe cual estrella pop: se sacó decenas de selfies con legisladores y militantes de la UCR mientras sus colegas diputados y senadores debatían cómo posicionarse ante el inminente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la obligada reforma del Consejo de la Magistratura. Se lo vio relajado, sentado en el piso de uno de los salones del hotel donde se desarrolló la cumbre, pese a que también fue el epicentro de rumores sobre su futuro electoral.

A tal punto, que se comentó que algún correligionario pícaro lo había mandado a medir como posible candidato a jefe de Gobierno porteño, en un sondeo reservado que incluyó al también diputado Martín Tetaz como postulante a gobernador de la provincia de Buenos Aires. La especie fue descartada en el entorno de Manes, pero en la UCR se especuló con que alguien buscó incomodar a Martín Lousteau, quien -se dice- ya tiene un acuerdo con Horacio Rodríguez Larreta de cara a 2023.

Reparto en el PJ bonaerense

El PJ bonaerense cerró las listas que le darán forma legal a la elección de autoridades prevista para el 27 de marzo. Para resumirlo, Máximo Kirchner se garantizó que los suyos tendrán los mejores lugares en el Congreso partidario, de modo tal que avalarán las decisiones que adopte en el futuro como jefe del peronismo provincial. Mientras que los intendentes se quedaron con las nóminas locales. Fue un reparto territorial con el que los jefes comunales del PJ intentarán que la voz de Máximo no sea la única.

Uno de los intendentes que sigue empeñado en encarnar la resistencia interna al primogénito de la vicepresidenta Cristina Kirchner es Fernando Gray, que gobierna en Esteban Echeverría, al sur del conurbano. “Hay otra corriente de opinión, otro peronismo que piensa otra cosa”, suele decir el jefe comunal cuando le preguntan por qué insiste en el rechazo a Máximo. En los últimos días llevó ese discurso a la CGT, donde fue recibido por el secretario general Héctor Daer. ¿Prolegómenos de una línea no K en el peronismo?

 

 

Mariano Spezzapria

Argentina Elecciones presidenciales Emilio Monzó Halcones Mauricio Macri MM palomas teléfono

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