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Opinión

Catamarca, el turismo y la conectividad

Nuevamente la provincia de Catamarca ha participado en la reciente Exposición Internacional de Turismo que cada mes de diciembre se realiza en Buenos Aires. Año tras año se repite la presencia local en los stands de la Sociedad Rural Argentina que en la ocasión lucen como un gran centro de exposiciones. Todo muy lindo, fiestas de colores y alegría por doquier, todos contentos de exponer las bellezas de una provincia que se empeña de lucirse como muy bonita por su propia naturaleza, no obstante lo cual, los sucesivos gobiernos siguen sin poder capitalizar y concretar nada importante en materia de desarrollos hoteleros y polos gastronómicos.

Resulta penoso y da vergüenza ajena  leer los informes de prensa oficiales para mostrar una realidad que es cien por ciento virtual, y de material no tiene nada. Algo similar ocurre con el espacio "Catamarca Exporta" donde asiduamente se exhiben los éxitos de exposiciones virtuales rimbombantes, con presencia de importantes futuros clientes, compradores extranjeros, alardes de situaciones estratégicas y negocios inexistentes. Se anuncia mucho y se concreta poco. En materia turística es alarmante como desde el Ministerio de Turismo y Cultura se desarrolla el marketing digital pero la realidad es casi nadie invierte en proyectos turísticos en la provincia de Catamarca. ¿Por qué?

Los responsables de llevar adelante el plan turístico deberían aclarar a qué se refieren cuando expresan que "Catamarca mostró todo su potencial" en la FIT. Nadie lo sabe, salvo que estén hablando, como parece ser el caso, de las eternas "bellezas turísticas", de "los almibares regionales" y de la "Fiesta del Poncho" y de la "Virgen del Valle" o de operadores que muestran sus productos, que no pasan de alguna botella de aceite de oliva o un frasco de aceitunas o en el mejor de los casos de dulces regionales. ¿Este es el plan para atraer inversiones? 

Eso si, nadie habla por ejemplo que en la mayoría de las ciudades del interior que poseen cualidades turísticas, como Fiambalá, Villa de Antofagasta de la Sierra o Londres o Santa María, tienen serio problemas de abastecimiento eléctrico y carecen de los servicio básicos necesarios para emprender proyectos turísticos, siendo el peor de todos la falta de Internet de banda ancha, o las desgravaciones impositivas por rubro y sector. Claro, mostrar videos de paisajes bonitos es una cosa y otra muy distinta es que algunas empresas inviertan en hotelería. Nada de eso sucede, porque la provincia se dedica a organizar el marketing digital y nunca a crear las condiciones para que se concreten las inversiones. Que les quede claro, la política turística no va por ese camino.        

El empresario turístico, el que invierte en infraestructura hotelera, lo primero que pregunta es si hay banda ancha, conectividad y también pregunta por el costo de los servicios, tales como la energía eléctrica o el agua, cuando hay.  Nos quedó la fea sensación de observar en las FIT, algo así como una kermese donde en vez de expresar las condiciones que ofrece la provincia para invertir, los organizadores se dedicaban a mostrar  música y danzas, gastronomía, juegos, sorteos, premios, la visita de un actor famoso, una fábrica de alfombras y lo más llamativo e insólito fue comprobar como se utilizó la imagen de la Virgen del Valle en el stand. El cotillón no sirve para nada. 

La devoción popular y el turismo religioso ya existen. El problema es que lo peregrinos que concurren a ambas fiestas marianas no tienen donde dormir, ni comer, ni donde ir al baño. Cuestiones elementales como esas que siguen sin resolverse. Cada año, las cosas empeoran, pues se observa un festival de improvisaciones, y no se notan las mejoras en infraestructura. Reiteramos, las ferias temáticas, como la Feria Internacional de Turismo, no fueron creadas para vender locro o estampitas de la virgen, fueron creadas para generar negocios, desarrollo de proyectos, empleos genuinos y de calidad y cuanta idea sirva para hacer crecer el producto bruto turístico interno. 

Las ferias no son exposiciones para demostrar lo poco que podemos ofrecer sino para atraer lo que la provincia no tiene, que es precisamente, desarrollo de infraestructura, hotelería, gastronomía, en gran escala, como lo hace por ejemplo, la provincia de Salta. Resultó sorprendente la puesta en escena del último día de la feria, en la presentación realizada en el salón Argentina “A”, del Consejo Federal de Turismo, con un slogan sumamente trillado “Catamarca Hermosa por Naturaleza”, del secretario de gestión turística, Ivan Mooney, la directora de promoción turística, Paola Clemente y la directora de marketing y redes sociales, Ámbar Varela, les mostraron a los presentes un show virtual de imágenes, efectos sonoros más parecido a un cotillón de fiesta de 15 que una provincia seria que busca proyectos productivos. 

La puesta en escena hizo referencia "a los alcances que tienen hoy la página web de turismo de la provincia, que de manera semanal tiene entre 14 mil y 15 visitas y que desde el mes de julio de este año ya sumó unas 300 mil visitas los últimos seis meses". Catamarca necesita que las redes de fibra óptica que se tendieron en la época de Lucía Corpacci sean utilizadas, que se abran los nodos y haya una justa distribución de los servicios de internet y banda ancha. Nadie invertirá un peso en hotelería o gastronomía si ese problema no es resuelto en primer lugar, ya que cualquier estrategia de márketing, de ventas de habitaciones, o de tours o travesías tiene que venir precedido de la conectividad.  

La contratación de un spot publicitario que tiene como protagonistas a Facundo Arana, y que se emite de manera constante por América Televisión, TeLeFe, TN, Canal 9, Canal 12 de Córdoba e Infobae, es un despilfarro de recursos, algo así como gastar pólvora en chimangos.  ¿Cuántos inversores consiguieron en la feria?, invirtiendo cientos de miles de pesos en pavadas, en cuestiones intrascendentes y en planes pocos serios. Catamarca, con éste nivel de funcionarios está claramente condenada al fracaso.  Basta de marketing y de propuestas vacías de contenido. Los funcionarios de turismo deberían permanecer una semana a Fiambalá o en Antofagasta de la Sierra, para comprobar personalmente el desastre que es vivir sin energía eléctrica y sin Internet, lo mismo que en todas las grandes ciudades del interior. 

 

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