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Mundo

Biden busca rebajar tensiones con Xi: «Tenemos una responsabilidad con el mundo»

Joe Biden y Xi Jinping celebraron este lunes por la noche -madrugada del martes en España- su primera cumbre desde la llegada del presidente de EE.UU. a la Casa Blanca el pasado enero. El formato de la cumbre fue virtual -el presidente de China no ha salido de su país desde la pandemia- pero su fondo es muy real: articular una relación diplomática en medio de crecientes tensiones que evite un posible conflicto.

«Nuestra responsabilidad como líderes de China y de EE.UU. es asegurar que la competencia entre nuestros países no deriva en conflicto, ya sea intencionado o no intencionado», aseguró Biden en los primeros minutos del encuentro, los de los saludos entre ambos presidentes, y que se permitió que fueran captados por los medios.

«Necesitamos establecer barreras de protección de sentido común, ser claros y honestos en lo que no estamos de acuerdo y trabajar juntos en donde nuestros intereses confluyen, especialmente en asuntos globales vitales como el cambio climático», añadió.

«Tenemos una responsabilidad con el mundo y también con nuestros pueblos», dijo Biden, en medio de un creciente deterioro de las relaciones entre las dos principales potencias económicas y militares del planeta, que ha llevado a algunos a hablar de una nueva Guerra Fría e incluso a que suenen, aunque lejanos, tambores de guerra.

Los desencuentros entre EE.UU. y China son abundantes. En el plano geoestratégico, Washington mira con recelo las ambiciones territoriales del gigante asiático en el Pacífico y su creciente agresividad respecto a Taiwán. Hace pocos días, el ejército chino realizaba maniobras marítimas en aguas cercanas a la isla, a la vez que protestaba por la visita de una delegación política de legisladores estadounidenses a Taiwán. Esas ambiciones chinas van de la mano de una ampliación de su arsenal de misiles de largo alcance y del desarrollo de nuevas armas hipersónicas.

Pero hay mucho más que eso: la combatividad comercial que impuso el antecesor de Biden, Donald Trump, frente a China se mantiene ahora. En esta misma cumbre, el presidente de EE.UU. volvió a exigir que el gigante asiático, su gran socio comercial, compita de manera justa, sin subsidios a empresas estatales. Washington también echa en cara a Pekín sus abusos en materia de Derechos Humanos en Xinjiang, Tíbet o Hong Kong o su presunta participación en ciberataques. Un alto cargo de la Casa Blanca reconoció antes del encuentro que la relación entre ambas potencias «está más distanciada que en el pasado» y que reconducir tantas crisis es complicado: «Es una dinámica con muchas facetas, es compleja y no tiene un paralelismo histórico».

Biden defendió al comienzo del encuentro que era clave «mantener líneas abiertas de comunicación» en todos estos asuntos y dijo que, como siempre, hablaría a Xi con «franqueza». Ambos líderes se conocen desde los tiempos en los que Biden era vicepresidente en el Gobierno de Barack Obama y Xi era un figura que ganaba peso en el partido comunista chino.

Al encuentro llegaron en situaciones muy diferentes: Biden está en un momento bajo de su presidencia, hundido en las encuestas, con el partido en crisis después de unos resultados calamitosos en las elecciones de comienzos de este mes y tratando de recobrar el paso con la aprobación del plan de infraestructuras en el Congreso, firmado también este lunes; Xi, sin embargo, viene de consolidar todavía más su poder, tras una resolución de su partido que le coloca a la altura de los dos grandes líderes históricos de la china comunista, Mao Zedong y Deng Xiaoping.

La cumbre duró más de tres horas y tras su término la Casa Blanca aseguró en un comunicado que se cubrieron asuntos en los que los intereses de ambos países «se alinean» y otros en los que «divergen» y que el presidente de EE.UU. elevó ante Xi todas las discrepancias que les separan. En un gesto hacia su homólogo, el comunicado incluye que Biden reiteró que EE.UU. sigue comprometido con la política de ‘Una China’ -el reconocimiento de que Taiwán es un territorio reclamado por China-. Al mismo tiempo, Biden mantuvo que EE.UU. «se opone con fuerza a cualquier esfuerzo unilateral por cambiar el ‘statu quo’ o afectar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán».

Como era de esperar, la cumbre no acabó con una declaración conjunta. La televisión estatal china aseguró que Xi le dijo a Biden que estaba «listo para trabajar en construir consensos» y dar «pasos activos» en una «dirección positiva». La Casa Blanca finalizó su comunicado con la reiteración de algo tan obvio como necesario: las conversaciones entre ambas potencias «continuarán».

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