La forma en la que popularmente se llaman a uno de los productos más ricos de las panaderías argentinas tiene una historia detrás. "Sacramentos", "Bolas de fraile", "Suspiro de monja", "Cañoncitos", "Bombas de crema" y "Vigilantes", son algunas de las formas con las que son nombradas.

Anarquismo, protesta y rebeldía

Cabe recordar que históricamente el anarquismo se ha entendido como una lucha social que justificaba cualquier medio, incluida la violencia, para eliminar cualquier tipo de autoridad coercitiva, poder impositivo o mandato involuntario, de forma que ningún ser humano pueda ejercer relaciones de dominación sobre otros. Es una doctrina filosófico-política basada en la supresión del estado y la exaltación de la libertad humana. "Ni Dios ni amo", predican.

En el año 1887, en Buenos Aires, el anarquista italiano Ettore Mattei creó la primera institución de la resistencia argentina: la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos yle propuso a los trabajadores de las panaderías adherir al programa de acción que sintetizaba el himno de los anarquistas: “Nostra patria é il mondo intiero, nostra legge, la libertá; un sol pensiero salva l’umanitá”.

La mayoría de los panaderos eran de tendencia anarquista, el trabajo nocturno facilitaba el horario para sus reuniones y actividades secretas.

La Sociedad, fue fundada para “lograr el mejoramiento intelectual, moral y físico del obrero y su emancipación de las garras del capitalismo”, y debutó con un pedido de aumento del 30% por ciento del sueldo y el cese del trabajo nocturno, entre otras demandas. Al año siguiente, los panaderos organizados iniciaron una huelga que duró más de 15 días, donde decidieron dejar en claro sus reclamos a través de los nombres de sus creaciones.

El anarquismo, ve en la religión, al igual que el Estado, un enemigo que justifica el poder terrenal de la burguesía. Es por esa razón, que Los Sacramentos, factura rellena de membrillo, hace alusión cierta critica a la Iglesia Católica. Al igual que El Suspiro de Monja, factura rellena de dulce de leche o crema pastelera, los panaderos en 1888 le pusieron así para ironizar sobre los curas y las hermanas.

Uno de los componentes esenciales de la ideología anarquista fue el antimilitarismo. Es por esa razón que Las Bombas, rellenas de dulce, son una burla directa contra el Ejército. También los Cañoncitos, con relleno de pastelera o dulce de leche, espolvoreados con azúcar impalpable, hacen referencia a los cañones del Ejército.

Los Vigilantes son una burla directa a la fuerza policial. Los Libritos, son las galletitas de grasa que con su forma hacen referencia a la educación.

Por otro lado, las Cremonas se asemejan a una fila pegada de letras A, símbolo del anarquismo.

El propio término “facturas”, fue utilizado para referirse a todas las producciones de los panaderos, de forma tal que los miembros del sindicato "llamaran subversivamente la atención sobre el valor de su trabajo".

La unica que se salvo fue la medialuna, que el nombre tiene un origen más antiguo, en el año 1529 y representa una blafemia contra el islam. Viena estaba sitiada por ejércitos turcos y ellos crearon la medialuna como elemento provocador, era una especie de pizza con la forma del símbolo musulmán y se asomaban a la muralla masticándolas.

En Salta, la panadería que abrió años más tarde, albergó la creación del llamado Sindicato de Oficios Varios y comenzó a ser en los años 50 y 60 un lugar de reunión de folkloristas, intelectuales y periodistas, que en general admiraban el altruismo de aquel hombre que le regalaba el pan a los hambrientos.