Y es que, desde la noche del lunes, en algunas zonas altas de La Habana era posible ver las luces de yates y lanchas que esperaban en aguas internacionales, posiblemente de cubanoamericanos que se alistaron para recoger a sus familiares en caso de que las protestas continuasen.
Un video supuestamente tomado desde la bahía de Tampa también mostró la salida masiva de estas embarcaciones, así como de helicópteros monitoreando su movimiento.
America Teve entrevistó este lunes a miembros de una flotilla que salió de Pelican Harbour en Miami, con dirección a Cuba. Su propósito, dijeron, es “acercarse lo más posible a la costa, y lanzar fuegos artificiales como señal de apoyo a los manifestantes”. Univisión contabiliza en más de 400 a quienes están realizando esa travesía. Y Telemundo afirmó que funcionarios de la Guardia Costera y de la Patrulla de Fronteras monitoreaban estos movimientos.
Aparentemente esa fue la razón por la que la Guardia Costera emitió el comunicado: para alertar a quienes navegaban de que los estarían vigilando para evitar posibles infracciones que puedan generar un conflicto diplomático con Cuba.
Varios artistas cubanos residentes en la Florida han estado muy activos en este tema. Entre ellos el reggaetonero El Micha, y Randy Malcom del dúo Gente de Zona, quienes usan sus redes sociales para amplificar las convocatorias.
Cuba tiene una cierta “tradición”: después de grandes protestas, viene un éxodo masivo por mar. Sucedió en los 80 cuando los sucesos de la Embajada del Perú, y luego tras el Maleconazo en 1994. Y aparentemente, Estados Unidos teme que sea el siguiente acontecimiento tras las protestas iniciadas este domingo. El propio senador Marco Rubio lo dijo a El Nuevo Herald en una entrevista este lunes: “el régimen en Cuba amenazará ahora con que una crisis al estilo de los balseros o del Mariel es inevitable si Estados Unidos no deja de alentar las protestas y vuelve a la política de Obama”.
Lo cierto es que, dada la actual tensión política en el país, si alguna de estas embarcaciones traspasase las fronteras de aguas internacionales para entrar en aguas cubanas, ello generaría un conflicto político de alta envergadura. En el pasado, Fidel Castro optó por abrir las fronteras y permitir tanto que los cubanoamericanos recogiesen a sus familias, como que los cubanos se lanzasen al mar en embarcaciones rústicas. En 1994, más de 35 000 cubanos participaron en la “Crisis de los Balseros”, que solo concluyó cuando el presidente Bill Clinton autorizó la política de pies secos/pies mojados.
El cierre de los servicios consulares de la Embajada de los Estados Unidos desde 2017 ha provocado grandes atrasos a los procesos legales de migración hacia ese país. Durante la administración Trump los medios alertaron del notable incremento de migrantes cubanos atravesando Centro América para llegar a la frontera de México. En Facebook hay decenas de grupos que piden la reactivación del programa de parole, cada uno de ellos con miles de miembros entre reclamantes y reclamados.
Cuba está inmersa en una crisis económica, social, y política. Y en el pasado la “válvula de escape” de permitir el éxodo, funcionó. Si en 1994, con un país totalmente aislado, miles de cubanos encontraron la forma de organizarse para irse, es de esperar que en 2021 con la capacidad organizativa que ofrecen las redes sociales, las cifras sean muchísimo mayor. Y ese es el temor de los Estados Unidos.
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