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Opinión

Se viene un duro round entre Guzmán y La Cámpora: este dato está por desencadenar una pelea de alto riesgo

Martín Guzmán quedó esta última semana en el ojo de la tormenta política por una cuestión que aún no se resolvió: la salida del subsecretario de Energía, Federico Basualdo, que el ministro decidió pero que se mantiene en su cargo por presión de La Cámpora. De fondo quedó expuesta la divergencia que existe, hacia adentro mismo del Gobierno, en torno al panorama de las tarifas. Pero no es todo.

Como viene publicando la fuente desde que estalló el conflicto, el contrapunto entre Guzmán y el ala dura del kirchnerismo no se limita al tema de las tarifas. La discusión que le está planteando La Cámpora al ministro apunta a la cuestión de fondo: el ajuste de las cuentas públicas y, por lo tanto, la negociación con el Fondo Monetario.

Para los referentes K, el ministro está sobreactuando el ajuste al avalar una pérdida real sobre las jubilaciones y los salarios de los empleados públicos. Y también de la AUH. Son todo ingresos que están perdiendo contra la inflación. En el Instituto Patria creen que esta moderación puede orientar hacia un acuerdo con el FMI, pero conlleva el riesgo de un mal resultado electoral en las legislativas de este año. Ni más ni menos.

Por eso mismo, la otra cuestión que inquieta al "ala política" se relaciona con la dinámica inflacionaria. Sobre todo con los precios de los alimentos, que vienen creciendo por encima del resto. Un problema al que Guzmán y el resto del equipo económico no le encuentran la vuelta.

De acuerdo a los registros de las consultoras que miden semanalmente los precios, el costo de la comida volvió a liderar las subas del mes pasado.

El escenario se agravó en las últimas horas: con el inicio de mayo, los supermercados empezaron a recibir listas con ajustes de precios de los alimentos de la canasta básica.

Algunos ejemplos: en arroz, la suba fue de 8%, en las marcas premium de fideos, las subas llegaron al 7% promedio. Lo mismo que en los quesos. Mientras que las remarcaciones en yerbas ascendieron al 6%.

Las principales consultoras privadas que testean precios de los alimentos dieron cuenta de una aceleración en los aumentos durante abril.

Eco Go (comandada por Marina dal Poggetto) midió una suba promedio del 5% el mes pasado. Para LCG (Martín Lousteau), el alza en los alimentos fue del 4,9%. Mientras que para Orlando Ferreres resultó del 4,4%; y para Ecolatina, del 4,1%.

Sea como fuera, en todos los casos esas subas estuvieron por encima de la inflación promedio.

La suba de los precios de los alimentos se da, aunque el Gobierno mantiene dos programas de control: Precios Cuidados y Precios Máximos. En este último caso, el acuerdo se termina dentro de diez días, y Comercio Interior negocia el congelamiento de una canasta de unos 120 productos de la canasta básica hasta las elecciones.

El cambio de estrategia es la admisión de que todo programa de control estricto de los precios, en el marco de una economía de elevada inflación, puede tener efecto por un tiempo limitado. Las empresas, ante la prolongación de los controles, fueron perfeccionando la forma de eludirlos.

¿Cómo? Sacaron marcas nuevas con productos similares o directamente modificaron los envases y, por lo tanto, el código de barras con los que se controlan los precios.

En términos políticos, la Casa Rosada se encuentra en un laberinto del que no encuentra la salida.

El propio Guzmán puso en marcha distintas estrategias, pero hasta ahora no encontró la fórmula. Lo dicho: ya se probó con los programas de control. Pero también hubo convocatorias a los distintos sectores, con el objetivo de monitorear los costos a lo largo de la cadena de valor. Se agendaron reuniones con las principales empresas formadoras de precios.

Pero el choque de las estrategias se produce en un momento en que el mundo tiene problemas para controlar la inflación en los alimentos, que se han encarecido durante la pandemia. En Estados Unidos, por caso, la comida se encareció el doble que el resto de los precios. Algo que pasa desapercibido cuando la inflación ronda el 3% anual.

Pero no en la Argentina de la inflación del 40% o más del 50% anual, con los precios de los alimentos corriendo por delante de esos guarismos.

El gran problema, acá, radica en que los salarios van por detrás. Y no a lo largo de un año sino en varios consecutivos. El poder de compra de la población lleva, con este 2021, nada menos que cuatro años seguidos de quebranto.

¿Se puede ganar las elecciones en un contexto así? Desde el Instituto Patria existe una gran preocupación al respecto. Porque si a las dificultades notorias de una pandemia se le suman el rojo en los niveles de consumo, la ecuación parece sencilla. “Así como estamos no ganamos”, comenta un dirigente de trayectoria kirchnerista, economista, a iProfesional.

Por esto mismo, el “affaire” entre Guzmán y Basualdo excede largamente la novela del fin de semana. Hay una cuestión de fondo que va más allá de los próximos cuadros tarifarios. Hay un punto más allá.

Ese punto tiene que ver con la política económica en general. Al menos con las decisiones que vayan a tomarse de acá hasta las elecciones. Algo que incluye a las tarifas, a la inflación, a la ayuda estatal en medio de la pandemia y a las negociaciones abiertas con el Fondo Monetario.

Los números del ajuste de Guzmán

Los números oficiales no dejan lugar para las dudas: Martin Guzmán viene aplicando un severo ajuste sobre el gasto público en medio de la pandemia. Algo que hizo estallar la interna en el oficialismo.

El último reporte de la consultora PxQ destaca algunos de los hitos de ese ajuste, que impacta sobre las erogaciones para enfrentar la pandemia, pero también en el ingreso neto de los trabajadores públicos.

Para tener en cuenta: el desarme del denominado "Gasto Covid" permitió que el déficit primario fuera sólo del 0,2% en el primer trimestre del año. Nada menos que un punto por debajo al del primer trimestre de 2020, cuando prácticamente no había pandemia (comenzó hacia la segunda quincena de marzo).

Los ingresos del Estado, en tanto, registraron una mejora real del 11% durante el primer trimestre del año en relación al mismo período de 2020. A ese registro habrá que añadirle la extraordinaria perfomance de la recaudación impositiva de abril, que creció un formidable 105% en relación a abril 2020, básicamente porque el año pasado la economía estuvo apagada y, en simultáneo, hubo una mejora en los precios de los exportables, sobre todo de la soja.

De acuerdo a la estimación de PxQ -consultora que dirige el economista Emmanuel Álvarez Agis, la caída real del gasto público (descontada la inflación) fue del 4,4% en marzo versus el mismo mes del año pasado.

Es decir: un ajuste de las cuentas del Estado en medio de la pandemia. Ese es el dato que observan con máxima atención desde el Instituto Patria.

Resulta revelador la conclusión que saca PxQ respecto a la evolución del gasto público "a dos velocidades". Por un lado, los salarios de los agentes públicos -que se contrajeron 6,1% en términos reales en el primer trimestre- mientras que los subsidios aumentaron nada menos que 84% en los primeros meses de este año, siempre en relación del lapso enero-marzo de 2020.

El resultado de la discusión y las internas en el seno del oficialismo marcarán la continuidad de la política económica. Nada menos.

Claudio Zlotnik

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