Fábulas que narran las aventuras de animales de nuestra región. La naturaleza como parte de nuestra cultura.

Las fábulas, de acuerdo con el estudio y publicación El Folklore de Catamarca, son relatos en verso, a sabiendas, ficticios y atemporales, que tienen por protagonistas a animales humanizados (domésticos o silvestres) y cuyo desenlace brinda un mensaje educativo en forma de moraleja final. Estos rasgos las diferencian de los mitos, cuya finalidad no es moralizante y que presentan personajes como dioses, héroes, monstruos o fuerzas naturales. Y no, a animales dotados de facultades físicas y mentales propias de las personas. Por otra parte, las fábulas responden a una concepción “infantil” del universo. Cuando se formulan en prosa o se narran sin rima se trata de cuentos de animales, lleven o no una enseñanza final.

Además, asociadas a nuestras fábulas con animales de la región aparecen creencias populares. En Catamarca se dice que criar chuñas, por ejemplo, trae desgracias, que cuando canta cambia el tiempo y si lo hace durante una tormenta es señal que se compondrá el día. Asimismo, cuando las golondrinas vuelan al ras del suelo es presagio de lluvia y si anidan en una casa traerán buena suerte. Por eso, dicen, quien mata una golondrina tiene cien años de desgracias. Por otro lado, si una persona habla mucho “es un calancate”, si está triste “está hecho un cacuy” si bebió de más tendrá “un peludo” de novela y si gusta de más de una mujer andará “hecho un picaflor”. Atención los amigos de los psitácidos: porque “loro viejo no aprende a hablar” y “loro viejo no entra en jaula”. Y si anda muy escaso de dinero estará “más seco que lengua de loro”.