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Opinión

Las primarias, todavía con barbijos

En emergencia, hasta el que salga el sol. El gobierno entra en zona de contrarreloj para definir qué tipo de elecciones habrá. Hasta del 10 de mayo tiene tiempo para convocarlas con el cronograma actual. Pero se mueve con gestos que adelantan sus ganas de suspender las primarias y mandar todo a una ley de lemas el mismo día de las generales. La señal más clara es que ha ignorado el reclamo de la oposición de Juntos por el Cambio de que se vote una ley que contenga la suspensión, pero que incluya una cláusula de compromiso de que no habrá nueva suspensión. Wado de Pedro les dijo a los miembros de la Cámara Nacional Electoral que está todo abierto.

En la reunión del miércoles pasado fue todo lo claro que puede ser el ministro, y que permiten los barbijos, que obliteran la mitad de los dichos - el rango no verbal – impiden el “read my lips”, que tanto aclara:

1. Si el número de contagios crece, no habrá primarias. Ese escenario es el que propone el oficialismo, que declama que lo que viene es horrible - en boca de los apocalípticos Alberto y Axel. 2. La mayoría de los gobernadores no quiere PASO. 3. Sobre la cláusula Negri (quien redactó la condición del compromiso): el único proyecto que hay es el de Carla Carrizo y Emiliano Yacobitti. Una clara opción preferencial sobre a qué radicales quiere escuchar el gobierno. Ya los saludó antes Máximo Kirchner en el debate de la ley de baja de ganancias como sus preferidos. Como dice madre, ¿todo tiene que ver con todo?

Las PASO, otra víctima del virus

La idea de que no haya PASO estuvo en la cuna del gobierno de los Fernández desde que asumió en 2019. Surge de la crítica de todos los partidos de que es un sistema muy caro que no cumple con el pretexto que justificó su imposición por el peronismo en 2010: elegir candidatos. Ha tenido efectos secundarios no buscados, aunque defendidos por muchos, como la reducción de la oferta electoral. En realidad, es un mecanismo de validación de candidatos, no una selección. Lo impuso el peronismo cristinista para castigar a los réprobos que perdían una interna, y se iban con otra lista por afuera. Quien pierde, se va a la casa. Castigo al traidor. Se convirtió, por ese motivo, en un festival de la lista única, que fue criticado en la última década tanto por Cristina de Kirchner como por Mauricio Macri, para señalar los extremos del dial.

Fue un invento del peronismo para embromar a sus adversarios internos y externos, pero brindó el marco para una década de derrotas legislativas. Por eso en diciembre de 2019 se presentó el primer documento del PJ para su suspensión y/o anulación. La peste hizo el resto: ¿por qué gastar tanta plata para nada? Los gobernadores no las quieren porque la mayoría de las provincias eligen pocos legisladores nacionales, y los caciques locales, del peronismo o de otros partidos, negocian las candidaturas de otra manera. Les irrita tener que sujetarse a un régimen nacional que puede justificarse en distritos grandes, en donde se eligen muchos diputados. En esto se apoya el gobierno, para dejar morir el sistema en manos del virus.

Cuánto peronismo le falta a la oposición

Inquietan los poliamores de Macri en el área metropolitana, porque lanza señales con nombre propio: que María Eugenia sea candidata en Buenos Aires y Patricia Bullrich en la CABA. Mariu duda, porque la han convencido sus allegados de que puede tener un futuro presidencial y que para sostenerlo en 2023 tiene que ganar la elección de 2021 en donde sea. Si pierde, como en 2019, se pincha el globo. Teme perder en Buenos Aires, porque dice que el peronismo va a hacer campaña con un juicio de residencia de su mandato 2015-2019, y que eso va a quebrar el equilibrio que tiene hoy, objetivamente, con Axel Kicillof. Una pax judicial de la que han gozado todos los exgobernadores. Insegura de ganar, escucha mucho a Joaquín de la Torre. Este exministro sostiene la hipótesis de que la oposición ha ganado elecciones legislativas en Buenos Aires con dos condiciones: 1. cuando la lideró un peronista o un peronoide (De Narváez 2009) y 2. cuando el peronismo fue dividido (Massa, Randazzo, 2013, 2017). ¿Se logra eso en 2021? No bastan todavía Randazzo ni Fernando Gray– disidentes del PJ cristinista.

Estrategia y mensaje, se busca

Candidatos sobran - Santilli, Pichetto - y más si se suman los aliados Carrió, Posse, Maxi Abad, a quien le vence la banca provincial este año. Pero se necesita: 1. una estrategia, que se ponga por encima de los proyectos personales, y 2. un mensaje. Falta quien haga el diagnóstico y proponga el programa que contenga a todos. En los borradores que circulan hoy se objeta, por ejemplo, la palabra "cambio" en la marca.

Para el peronismo republicano debe quedar sólo "Juntos". Otros van más a fondo y se preguntan si el "cambio" es hoy un valor, y si no ha sido reemplazado por el "miedo". Se explica que la consigna del oficialismo es meterle más miedo a la gente. Unificar un discurso es difícil porque no hay un solo electorado. La encuesta de Confianza del Consumidor de la Universidad Di Tella, por ejemplo, dice que en abril "la confianza del consumidor aumentó 2,3% en CABA, pero cayó 9% en Gran Buenos Aires y cayó 9,7% en el Interior del país, siempre respecto a marzo. En la comparación interanual, CABA es la única región que muestra un aumento (3,8%) mientras que tanto Gran Buenos Aires como el Interior acumulan, en términos porcentuales, caídas de dos dígitos (10,5% y 15,9% respectivamente".

Candidatos GNC que no pasan aún a nafta

Para la estrategia algunos lo extrañan a Durán Barba; para el mensaje, a Marcos Peña. Están hors commerce - fuera de mercado. El ecuatoriano festeja el triunfo de su asesorado Guillermo Lasso como presidente de su país. Marcos se dedica a asesorar al brasileño de turno y, en los ratos libres, a jugadores de fútbol, oficio muy macrista (Gustavo Arribas, ex SIDE, es un alto entrepreneur de esa actividad). Es un momento para invertir: los valores están por el suelo por la peste, pero todo va a mejorar.

El vocero de la estrategia de Macri para la provincia de Buenos Aires es Jorge Macri, que también aspira a la gobernación. Como María Eugenia, ha arrancado, pero a gas, no pasa aún a nafta. Van lentos, no crecen, y para tener más pique tendrían que pasar a nafta. Por eso los llaman, por ahora, los GNC.

Pichetto también pone condiciones

Estos enigmas empezaron a aclararse el jueves con la reunión más importante de la semana, que fue el encuentro Vidal, Pichetto, De la Torre. Ocurrió en las oficinas de la ex gobernadora de la avenida Santa Fe al 700 y fue una verdadera cumbre multipartidaria. El ex compañero de fórmula de Macri le pone espesura de Estado a esa entente. Tiene casi 20 años de tarea legislativa en la conducción de procesos que han trazado la política argentina. Cumple 2 años como aliado del Junto por el Cambio, quiere seguir en esa trinchera, a la que aspira a ponerle algo de su música.

Acepta ser candidato a diputado nacional por Buenos Aires, pero lo condiciona a que encabece la lista y controle la campaña. Se entiende que no quiera quedar atrapado por el tactiquismo de mercado de sus socios indecisos que temer perder - él tiene un largo récord de derrotas, pero sigue subiendo -, o la fascinación de los radicales por los manes neurológicos de otros. Cree en una lista en la que esté De la Torre. Si va este trío, se enjuagan los pruritos de María Eugenia por quedar expuesta como blanco de sus adversarios.

La alianza de Horacio bajo estrés

Para la CABA, Macri propone a Bullrich, sabiendo que Larreta también tiene sobrante de candidatos y que cualquiera de las dos damas sería un problema para la paz de su alianza con los radicales y Carrió. Horacio querría candidatos más competitivos en Buenos Aires que sostuviesen buenos resultados para competir por la presidencia.

No le basta con los GNC. Por eso habilita las incursiones de Santilli, a quien tiene también en el sabot para lanzarlo como contrapeso de Bullrich en una lista de diputados este año. Todo esto le estresa las relaciones con los radicales, que han sacado turno para que Martín Lousteau sea candidato a jefe de gobierno en 2023.

¿Toleraría la UCR que conduce Enrique Nosiglia que sometiesen a su ahijado a una interna con Bullrich o Vidal? ¿Lo soportaría el Pro, que ya se pegó un susto padre en 2015 en la PASO Larreta-Lousteau? Temen todos que esas internas dejen heridos irremediables que los hundan a todos, como ocurrió en el PJ de Buenos Aires en 2015. La pelea Julián-Aníbal dinamitó a una fuerza que parecía imbatible, y Vidal les ganó porque estaban divididos. En el año 2000 el radicalismo aceptó que el candidato de la Alianza fuera Aníbal Ibarra y que la delarruista Cecilia Felgueras fuera de vice.

Lo toleró por la crisis que vivía el partido. En 2015 compitieron en las PASO contra Larreta, con el auxilio moral y diz que material del peronismo. Este escenario de 2021-23 sería la prueba para comprobar si el partido se recuperó de su crisis.

Córdoba, el poliamor de Macri

Los poliamores son tendencia, ahora por el costado opositor. Propios y extraños tratan de sacarle punta al sentido que tuvo la reaparición de Macri en Córdoba. En lo formal fue a jugar al golf, un mensaje resbaladizo para el público metropolitano, que vive azotado por el pánico que baja el oficialismo a la sociedad. Compensa este agravio entre su electorado mostrarse haciendo algo que todos querrían hacer. Jugar el golf tiene entre los suyos el mismo efecto que en los cristinistas tendría ver a la senadora brindando por la vacuna rusa, o abrazándose a Maduro: es lo que querrían hacer ellos, como los macristas jugar al golf por Alta Gracia. Eso es vida.

También transmite una imagen de firmeza, como la del coronel Kilgore (Robert Duvall) en "Apocalypse Now", promotor del surf en medio de un bombardeo: "I'll surf this fucking place!". Los eruditos citan como antecedente una frase triunfalista de Ariel Sharon, mientras devoraba un plato de pescado después de ganar la batalla de Aqaba, en la Guerra de los Seis Días (1967): "We ‘re eating their fish".

Antes, a solas con Negri

El poliamor, que inficion las relaciones personales y políticas de todas las tribus, obliga a moverse con la cautela de los puercoespines. Macri se mostró en El Potrerillo de Larreta, el coqueto resort en donde descansó una semana, con una veintena de dirigentes del Pro local. Les dio de comer y les indicó que Córdoba es un distrito identificado con él como pocos otros del país. Señaló a Gustavo Santos (ex ministro de Angeloz, de Schiaretti y suyo) como el predilecto para ser candidato a senador de ese partido, pero les indicó que vayan todos, incluyendo los aliados radicales, a unas PASO. Se cuidó de abrirle el juego a los mejores candidatos de la coalición opositora, como Mario Negri.

En secreto, habían estado juntos antes de ese viaje, en una larga reunión a solas en la casa del expresidente en Vicente López. Esconden qué pudieron convenir, pero Macri se mantuvo lejos de los radicales de Córdoba, y no apareció ningún gesto hacia ellos en la semana que pasó allí. Negri es una curiosidad regional: es el mejor candidato en las encuestas, y quizás sea el radical más importante del país, pero en su provincia ha sido siempre minoría en la UCR. Conduce el interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados, que lo convierte en el jefe de la oposición en el Congreso, hoy el territorio de toda la política. ¿Cambiaría ese puesto por una senaduría en una cámara en la que JxC es minoría apabullante? Le tienen que explicar la ideología o el negocio, porque no aparece clara ninguna de las dos cosas.

Fantasías serranas; una gobernación para 2023

En Córdoba pasan cosas raras, según una observación que se le atribuye a Juan Perón. La excepcionalidad cordobesa le hace pensar a Macri que fue presidente gracias al voto de esa provincia. Cuando discurre sobre los escenarios imaginarios que tiene todo político - y más quien fue presidente y se deja arrastrar por la fantasía de volver a serlo - avanza hasta las fronteras de la percepción. Les dijo a los contertulios de la noche del miércoles que él quiere que el candidato de Córdoba sea de él. Por ejemplo, Santos. ¿Para qué? ¿Por amor a la provincia o por amor a sí mismo?

Los más imaginativos lo ven actuando como un jefe de campaña del Pro en esa provincia. Los aún más audaces aventuran: es la posibilidad de ser el candidato a gobernador de esa provincia en 2023. Como dice uno de sus estrategos: o es el "kingmaker" de Córdoba o su candidato a gobernador. La estrategia en el cuadro grande es clara: lo han convencido de que al peronismo se le gana conquistándole los territorios. Empecemos por Córdoba. Algunos lo imaginan como candidato a jefe de gobierno de la CABA ese año. Si ganase Córdoba, fantasean, contribuiría tanto o más al triunfo de un presidenciable como Horacio Rodríguez Larreta. ¿Y el domicilio?

Una señal sería que lo fijase este año en esa provincia, con lo cual quedaría habilitado en 2023. Pero es una minucia: la exigencia del domicilio, ha dicho la justicia de Buenos Aires, es una antigualla indicativa. Pertenece a un mundo en blanco y negro y sin internet. Hoy un candidato puede conocer bien un distrito sin vivir en él. Es el argumento por el cual Máximo Kirchner ha sido habilitado, sin domicilio ni afiliación, para ser presidente del PJ de Buenos Aires. 

Ignacio Zuleta

Argentina Elecciones de medio término opinión Paso politica

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