Tal como sucede desde hace docena de años en abril o mayo según recaiga la fecha, nuestra Madre del Valle, la Virgen Morena, “ bajará” desde su Camarín hasta el trono ubicado en el atrio de la Catedral Basílica en horas del atardecer.

Desde allí impartirá bendiciones y seguramente protegerá a todo el pueblo creyente aunque esta vez, como las dos anteriores, los fieles sólo podrán rendirle su homenaje desde el ámbito virtual a causa de la difícil tarea que transitamos por la pandemia de coronavirus que nos ha causado tanto daño.

Para quienes tenemos edad adulta o de adultos mayores como se dice, conocemos muy profundamente qué significa esta ceremonia la cual se caracterizaba por la infinidad de fieles que esperaban a su protectora, no solamente dentro de la catedral sino en todo el frente de la misma extendiendo su presencia más allá de límites cercanos y poblando la plaza 25 de mayo y alrededores de fieles que aunaban oraciones y cánticos muy sensibles durante el acto religioso.

Tres eran los repiques de campana en la bajada: el primero avisaba que ya se iniciaba dicha ceremonia, luego un segundo anunciaba la proximidad y el tercero significaba que ya la imagen estaba en brazos del obispo para iniciar su descenso al trono.

La nube de pañuelos saludando desde todo rincón de la Plaza 25 nos hacía soltar alguna lágrima, acto que se repetía una vez terminada la función de la Virgen cuando Ella retornaba a su Camarín acompañado de sones de la Banda de Música, campanas al vuelo y fuegos de artificio.

Como todos los años suelo colocar imágenes diferentes de nuestra Patrona, esta vez elegí dos fotografías de dos personas que desde que tengo memoria estuvieron en frente de la basílica durante tantos años como las tengo en el recuerdo. Con sus cajas chayeras y con su propia imagen de la virgen, infaltables y sin pedir nada que no sea dentro de sus propios espíritus acompañaron esta ceremonia hasta que no las vi más.

Un pequeño tributo a su recuerdo y a un símbolo de “La Bajada de la Virgen”.

Entonces nosotros le decimos:

"Bendita sea tu pureza,

y eternamente lo sea

pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.

A ti celestial princesa,

Virgen sagrada María,

te ofrecemos en éste día,

alma, vida y corazón.

Míranos con compasión,

no nos dejes Madre nuestra.

Aporte técnico: Yanina Santillán

Por Alberto Lindor Ocampo